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Sobre teología y ciencia

Respuesta a una carta sobre el tema publicada en el diario Ideal de Granada donde Granada Laica ha denunciado la creación de una Cátedra de teología

En el diario de su dirección, del domingo 26 de febrero se publicó una carta titulada “Teología y debate científico” firmada por Carmen Martí Martínez, sobre la que me gustaría hacer algunas puntualizaciones.

Afirma en dicha carta la Sra Martí que la fe y la Ciencia “son dos caminos para conocer la realidad que no pueden ignorarse mutuamente”. Por poner un ejemplo palmario, en absoluto necesitó Galileo la fe para dejar claro que no era el Sol el que giraba alrededor de la Tierra sino justo al revés. Por poco le cuesta la vida. Los defensores de la fe de aquella época lo condenaron a muerte y luego le conmutaron la pena por arresto domiciliario de por vida. Todo ello por, con datos innegables, contradecir lo que decían las Sagradas Escrituras. Así se las gastaban y se las siguieron gastando durante siglos los defensores de la fe. Si eso es “necesitarse mutuamente”, ya que estamos en el tema, “que venga Dios y lo vea”. Como es sabido Galileo empleó el método científico y no la fe (ignoró la fe), para explicar y dar una visión coherente de lo que observó.

Por citar otros ejemplos, de los innumerables que se podrían dar, le diría a la Sra. Martí que en los laboratorios en los que se ha investigado y se investiga sobre el virus del SIDA no han necesitado para nada utilizar la fe en sus investigaciones. Han empleado entre otras cosas, el stock de conocimientos disponibles previos sobre virus, una ingente cantidad de investigadores y de talento, y muchos recursos materiales. El resultado ha sido, no una erradicación de la enfermedad pero sí una prevención importante de la misma (fundamentalmente a través del uso de preservativos, algo que la Iglesia condena) y un control esperanzador de la pandemia. Los investigadores han utilizado el método científico, no han empleado la fe sencillamente porque la fe no rinde conocimientos. Lo dicho para el SIDA se puede decir para la investigación sobre cáncer. Los conocimientos obtenidos han permitido en muchos casos curar algunos tipos de cáncer que hace solo 25 o 30 años suponían una sentencia de muerte para los pacientes a los que se les diagnosticaba. En otros casos no se ha conseguido la curación total pero se ha alargado significativamente la supervivencia de los pacientes. Nada nuevamente, que agradecer a la fe.

Si se han obtenido cultivos de maíz transgénico que resisten plagas de insectos y evitan que las cosechas se arruinen no ha sido, otra vez, porque los investigadores hayan tenido fe, sino porque machaconamente han empleado inteligencia, recursos y método científico. El hambre que se haya evitado con estos cultivos se debe a lo que se deben los anteriores logros: inteligencia, recursos y Ciencia.

Ninguno de los avances citados (ni de los no citados) se ha conseguido con fe, por lo que de eso que dice usted de que “fe y Ciencia se ayudan y complementan” nada. Nada de nada de nada.

Vuelve usted a errar una vez más cuando al final de su carta dice que teología y Ciencia son “dos órdenes de conocimiento convergentes”. Otra vez no. No convergen porque la teología no es un orden de conocimiento sino de creencia no contrastable y no falsable. Insisto, ni la fe ni la teología aportan conocimiento porque lo que dicen no es ni contrastable ni susceptible de ser falsado, por lo que de Ciencia no tienen nada. Aportan, eso sí, consuelo al que cree en lo que éstas le dicen, se conforma y rehúsa a seguir preguntando ante las respuestas que le dan. Me imagino que las explicaciones del mundo en términos religiosos alivian y dan aliento al que las cree, pero en absoluto son Ciencia. En cualquier caso y para terminar, no creo que se puede exagerar el bienestar, éste sí, palpable y el ahorro de sufrimientos que la Ciencia ha suministrado y suministra a la Humanidad.

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