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Sexo, mentiras y banderas en el altar

¡Como las vacas al tren! Así me he quedado después de ver las noticias de la eclesiología católica del día de hoy. Mirando a la pantalla, anonadada. Hay que reconocerles la facultad de ser el maná de las noticias últimamente -las que nunca tendrían que producirse, pero ya se sabe que andan en busca de la perfección y les está costando un poco más de lo esperado-.

…El celibato les está saliendo rana a los señores jerarcas de tan inmensa empresa. Lo malo de ir contra natura es que la natura siempre se empeña en volverse contra uno (caprichosa que es la chica, oiga).

No sé que hace un señor párroco de una iglesia de un pueblo -o de donde sea- twitteando por la red como si no hubiera oraciones que rezarle a San Cucufato y a San Perico de los Borricos, pero cuando lo hace “babeando” ante una chica de 14 años en una foto en bikini, es el colmo del despropósito.

Por lo que se ve, la imagen de la niña de 14 años le animaba a vivir, era una manera de insuflar vida a su denostada existencia. Y además, sólo veía el inconveniente de sacarle unos cuantos años de nada.

Y lo peor de todo es que en el fondo somos cada vez más los que tenemos la sensación de que las medidas que se toman contra actuaciones de este tipo son absolutamente estériles. Ha sido apartado “de manera temporal” de la parroquia donde oficiaba misa, pero probablemente a nadie se le ha ocurrido pensar que lo que este señor hizo lo podría haber hecho desde cualquier parroquia, cíber o casa particular que dispusiera de ordenador y conexión a internet, por lo que el alejamiento de la parroquia tiene la misma eficacia que rascarse las rodillas cuando a uno le entra la tos. Ninguna.

Ricardo Blázquez, su superior, pronunciaba las siguientes palabras a las familias: “Deseo conocer si se trata de un caso aislado, siempre condenable y particularmente indigno de un sacerdote, o de un problema de personalidad e inmoralidad que condicionara al ejercicio del ministerio sacerdotal. Puedo asegurarle que el estudio psicológico realizado en su etapa formativa no mostró nada anormal".

No sé lo que le costará a él estudiar tan “indigno” comportamiento. A mí no me cuesta nada. Y me preocupa sobremanera ver que el que hace los estudios psicológicos durante la etapa formativa de estos elementos lo haga mirando las fotos del Interviú, con lo que se la viene a “traer al pairo” al circunspecto seminarista al que está evaluando.

Y las palabras de Carlos Amigo, Arzobispo de Sevilla, tampoco tienen desperdicio: "No podemos elevar una anécdota a la categoría de problema social".

O tan ilustre y conocido jerarca anda mal de la memoria, o nadie le ha contado que en su “empresa” los casos de pederastia están siendo, por desgracia, tan frecuentes que hace muchos años que se elevaron a categoría de problema social. Y grave. Ahora bien, de todos es sabido que la ignorancia es la madre del atrevimiento -aunque en este caso a la ignorancia sólo se le suponga-.

Pero no crean que ese es el único episodio de la semana. Ésto es como un popurrí de canciones, de esas que se cantan en las verbenas de los pueblos, en las que hay de todo y para todos los gustos –aunque en este caso el gusto sea, francamente, execrable-.

Y ahí tenemos al Arzobispo de Burgos, Gil Hellín, llamando a la insurrección contra la Ley del Aborto. Conviene fijarse bien en sus palabras, que prometo no tienen desperdicio: “Es una falacia afirmar que esta ley ha sido aprobada por la mayoría del Parlamento y que este representa a la mayoría de los ciudadanos; o decir que si el Tribunal Constitucional lo dictamina conforme, sería una desobediencia oponerse, y merecería una sanción. La falacia consiste en atribuir a políticos, jueces o ciudadanos un derecho que no tienen. Nadie tiene derecho a legislar que se puede matar a un inocente".

¡Ay, madre, que me da! ¿Y ellos tenían derecho a abusar de menores o de amparar pederastas? Estos “vividores” han pensado que están por encima del bien, del mal, del Estado, de las instituciones y de todo quisqui.

Ya decía yo que no podía ser bueno estar todo el día mirando para arriba y no ver lo que pasa en el valle de lágrimas.

Yo sé que a Gil Hellín le duele que la Democracia impida a la Iglesia gobernar. Hay que entenderle, como en la Iglesia no hay más democracia que la tan sabida “dedocracia”, pues a estas criaturas les cuesta envolverse en la cruda realidad de los paraísos terrenales. Y lo que más sienten es que, aunque lo intenten de palabra, no se puedan pasar por el arco de la sotana las leyes con las que no están de acuerdo.

Y no acabamos aquí, porque el Obispo de Alcalá de Henares ha decidido posicionarse a favor de los que consideran que nunca los tiempos pasados -los franquistas- fueron peores, lo que ha llevado a considerar que en vez de que una hermosa obra de arte a ganchillo blanco cubra el altar, lo haga la bandera franquista y en vez de graciosos monaguillos -demasiado jóvenes para entender semejante empresa- sean los miembros más granados de la ultraderechista Acción Juvenil Española los que le ayuden en el acto litúrgico, puesto que una misa en Paracuellos del Jarama no es cualquier cosa. Circunstancias obligan.

Y vistas así las cosas, cada vez es más necesario que la separación entre Estado e Iglesia se haga efectiva. No puede haber Estado, con un mínimo de sentido de la responsabilidad, que dé pábulo a semejante desatino.

Y la justicia que vaya tomando cartas en el asunto, no vaya a ser que para cuando quieran reaccionar, sea tarde.

Que ya se sabe el dicho, que te dan la mano y éstos te llevan hasta el hombro.

Leire Díez Castro – Presidenta de Red Laica para la Igualdad y la Diversidad

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