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Rouco estigmatiza las redes sociales y condena a Internet por llevar al ‘todo vale’

* Internet expone a los jóvenes ‘a la influencia desorientadora del relativismo’ * Presenta su programa de la reelección: Reconquistar la juventud y la familia

Hasta el Papa tiene cuenta en Facebook, pero al cardenal de Madrid, Antonio María Rouco Varela, no le gustan las redes sociales ni Internet. Quizás por eso, ha dedicado su discurso inaugural de la asamblea plenaria del episcopado a estigmatizar a la Red, a la que tachó de "desorientadora" y propagadora del relativismo. Y en clave de consumo interno, dado que los obispos eligen mañana a su cúpula directiva, el purpurado madrileño, que opta a la reelección como presidente, presentó su programa: Reconquistar para Dios a la juventud, a la familia, a la escuela y a la parroquia. Y, para eso, si es preciso, hacer frente a sus principales enemigos: el Estado y la cultura moderna.

El todavía presidente del episcopado basó gran parte de su discurso en su máxima preocupación: la Jornada mundial de la juventud del próximo mes de agosto en Madrid con la presencia de Benedicto XVI. Aprovechando esa percha, que algunos llaman su obsesión, Rouco hizo un análisis de la juventud actual con tintes pesimistas. Unos jóvenes que, a su juicio, están "decepcionados" por "las utopías fermentadas veinte años antes en el mayo del 68" y, ahora, andan "a la búsqueda de una libertad verdadera, sólida, que permita construir la casa de la vida".

Tras la caída de las "viejas utopías revolucionarios", que preconizaban "una vida sin Dios y sin Cristo", los jóvenes sienten "una nueva nostalgia de Dios y un anhelo escondido de encontrarse de nuevo con Jesucristo" y buscan "el ideal humano de la libertad reconquistada" por "mil caminos". Uno de esos caminos es el de la revolución de la "cibernética".

Una revolución que, a juicio de Rouco, presenta más sombras que luces. Entre las luces, Internet posibilita, según Rouco, "una nueva situación de comunicación globalizada de la que los jóvenes son actores principales". Y como ejemplo de ello, puso el de "los acontecimientos de las últimas semanas y de ahora mismo en el mundo árabe".

Rouco sólo salva eso de la Red, el que se ha convertido "en un poderosísimo instrumento de información y de comunicación". Pero todo lo demás lo anota en su debe. Por ejemplo, propagar "fórmulas de vida de todo tipo, sin excluir las menos acordes con la dignidad humana" y exponer a los jóvenes "a la influencia desorientadora del relativismo" y "del todo vale".

Y si la red es mala, las redes sociales también, porque "propician un estilo de vida virtual, vacío de encuentros y relaciones verdaderamente personales". Si a los peligros de Internet, sumamos la "actual coyuntura histórica, dominada por una crisis económica, socio-política, cultural y ética con pocos precedentes", terminaremos por entender el que muchos jóvenes "sientan sus vidas inmersas en la mayor de las incertidumbres".

Ane este relativismo promovido por la Red y por la cultura moderna, que "no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y conformismo con la moda del momento", el máximo jerarca de los obispos propone a los jóvenes que vuelvan su mirada a la Iglesia. Una Iglesia que les ofrece una oferta "a contracorriente": la vuelta a Dios y a la fe y al redescubrimiento de Jesucristo, que "sigue siendo muy poco conocido y muy poco amado".

Escuela, parroquia y familia, retos de la Iglesia española

Al reto de reconquistar a los jóvenes, Rouco sumó el de la familia, la escuela y la parroquia, como claves de cara al futuro de la Iglesia y como prioridades de su programa de gobierno de la institución para el próximo trienio.

Para que lo reelijan y supere así el número de años en los que el cardenal Tarancón lideró la Iglesia española, Rouco ofrece a sus eventuales votantes más de lo mismo: la defensa a ultranza de "la familia, la escuela y la parroquia", con el añadido "de la verdad del amor humano".

Porque el futuro de los jóvenes depende de la escuela católica y, sobre todo, de la familia cristiana, que viva "acorde con la ley natural y divina", es decir con la "verdad del amor humano".

Un amor que, a su juicio sufre por la "reducción emotivista e individualista, dominante en la cultura pública actual". Un amor vivido como algo simplemente "perteneciente a la vida de los instintos y de lo puramente biológico". Un amor vivido "en el error y en la ofuscación" y que, por eso, "está causando mucho sufrimiento y rompiendo muchas vidas".

Estado y cultura, enemigos del amor auténtico

Para anunciar "el Evangelio del matrimonio y de la familia", así como "la verdad del amor", la Iglesia está dispuesta a luchar incluso contra sus dos principales enemigos: el Estado y la cultura moderna. Ésta conduce al relativismo, que "no genera verdadera libertad, sino inestabilidad, desconcierto y conformismo con las modas del momento".

El Estado, por su parte. "no puede sustituir, ni siquiera suplir, el papel propio de la familia y de la escuela, instituciones básicas para el desarrollo de la persona", denunció el cardenal. Y añadió: "La verdad del amor y, en concreto, del amor conyugal no puede ser creada ni por el hombre ni por las leyes".

Un programa de lucha contra los enemigos de la Iglesia que, según Rouco, cuenta con el apoyo de Benedicto XVI. "El Papa confía en la Iglesia que peregrina en España".

Hecho el diagnóstico y presentado su programa y sus avales, a Rouco sólo le quedaba invitar a los obispos a votar. "Con estos grandes retos en perspectiva, procederemos a la renovación de cargos de la Conferencia episcopal que nos demandan los estatutos. Lo haremos en un ambiente de comunión fraterna y de disponibilidad para asumir las tareas que sean convenientes o necesarias".

Esta tarde, a última hora, se efectuará la primera votación no oficial o "de sondeo", mediante la cual los obispos saben por dónde van los tiros de la mayoría de sus hermanos en el episcopado. Mañana por la mañana, en las votaciones oficiales darán su aprobación al programa que les presentó el cardenal de Madrid para su reelección o buscarán un nuevo candidato que, quizás, pueda ver la realidad social en clave más positiva y propositiva.

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