Carta al Director en relación con la polémica de los símbolos religiosos en Colegios y otros edificios públicos.
¡Ya era hora! Por fin un órgano de la administración educativa se atreve a decir públicamente lo que muchas/os madres y padres no se atreven en su vida cotidiana.
Personalmente con fecha 18/04/06 dirigí una carta a la directora del colegio de mi hija, San Vicente Ferrer, pidiéndole, por favor, que ordenara la retirada de todos los motivos religiosos que existen en dicho colegio.
Entiendo que la escuela es un espacio cuya actividad de investigación y desarrollo del conocimiento científico es incompatible con las afirmaciones dogmáticas basadas en los credos de identidades parciales.
En una sociedad cada vez más plural y más diversa, la laicidad en el sistema educativo y en los espacios públicos es la mejor garantía de una convivencia solidaria y respetuosa, desarrollando los valores generales humanos y preservando las distintas creencias religiosas o ideológicas en el ámbito individual y en los distintos grupos particulares.
Aclaro que no se trata de ir contra ninguna confesión religiosa, con total seguridad se levantarán voces inquisitoriales contra lo que ha pedido esta valiente y racional junta de personal docente y todas/os aquellas/os que opinamos igual, porque seguro que esas voces nos tildarán de intolerantes.
Quisiera recordar que las/os maestras/os que imparten religión en los colegios o institutos están más indefensas/ os que las/os demás, pues no se le aplica el estatuto de las/os trabajadoras/es que cobran de los presupuestos generales del Estado, de nuestros impuestos, pero las/os contrata y despide la jerarquía eclesiástica a su propio interés y criterio gracias al inconstitucional concordato con la Santa Sede.
Podría argumentar muchísimo más mi apoyo a la decisión tomada por la junta de personal docente pero no tengo espacio suficiente para ellos. Sólo quiero terminar exponiendo la inquisición que se ha desatado en el colegio de mi hija por el intento de la señora directora por querer llevar a cabo la petición que le hice por carta y luego resulta que las/os intolerantes somos las/os laicos.
