Asóciate
Participa

¿Quieres participar?

Estas son algunas maneras para colaborar con el movimiento laicista:

  1. Difundiendo nuestras campañas.
  2. Asociándote a Europa Laica.
  3. Compartiendo contenido relevante.
  4. Formando parte de la red de observadores.
  5. Colaborando económicamente.

Réplica al artículo “El feroz calvinismo”

Replica al “Feroz Calvinismo”

El viernes 5 de febrero, en el Observatorio del Laicismo, leí el articulo “Feroz calvinismo”, de Doña Soledad Gallego Diaz, publicado en el diario El País el 3 de febrero de 2009. (Ver el texto en nuestra web, en este enlace: Feroz calvinismo)

Tal como el titulo se presenta “Feroz calvinismo” demuestra un desconocimiento total del pueblo suizo. El Calvinismo es una rama de la reformación que no existe fuera del cantón de Ginebra. Ginebra es uno de los pequeños cantones de los 26 que constituyen la Confederación Helvética. El número de protestantes pertenecientes al calvinismo representan apenas el 4 % de los protestantes de Suiza. Y, precisamente en el Canto de Ginebra, cuna del calvinismo, la mayoría de los votantes se pronunciaron contra la prohibición de la construcción de los minaretes. Decir que el calvinismo es feroz es una afirmación gratuita sin ningún fundamento.

Es cierto que Calvino, persona inteligente e influyente en el tiempo de la Reforma era de carácter autoritario, que impuso una vida austera a los ginebrinos y que creo un sistema de vigilancia para observar el cumplimiento de la auténtica moral cristiana, y aplicar, en caso de desviación el procedente castigo. Calvino no dudó de llevar a la hoguera a Miguel Servet por manifestar opiniones teológicas diferentes a las suyas. Sin embargo este fanatismo religioso pertenece a la historia pasada. Hoy, los calvinistas no son diferentes de los demás suizos. La convivencia entre personas de diferentes creencias es pacífica, tolerante y respetuosa. Si la misma evolución se hubiese producido en otros pueblos de Europa, sobre todo en los más católicos, muchos de los problemas actuales religiosos y políticos también pertenecerían al pasado.

El pueblo suizo, como otros de Europa, a la época de la Reformación, conoció las guerras de religión: matarse en nombre de Dios. Pues bien, el pueblo suizo fue el primero en comprender la estupidez de los fenómenos ideológicos religiosos y decidieron abandonar la guerra fratricida imponiéndose la paz en la convivencia, basada en el respeto y la tolerancia de sus ciudadanos por encima de las diferencias de creencias religiosas. Puedo asegurarle que esto, hoy en día no ha cambiado y que no es necesario de encontrarse seriamente preocupada.

En suiza han existido y existen numerosas opciones en términos de creencias, sin que por ello diera lugar a problemas de convivencia, de respeto y de tolerancia.

En Ginebra, se construyó, hará unos treinta años, una espléndida mezquita, a la que han acudido representantes políticos, seguro que algunos de ellos calvinista. No recuerdo que esta construcción diera lugar a problemas mayores de protestación y ni mucho menos de convivencia.

Las primeras manifestaciones serias que he conocido por motivos religiosos, fue cuando el Vaticano impuso un obispo radical. Este noble monseñor se atacó a la pacífica convivencia y colaboración entre protestantes y católicos. Las manifestaciones de protesta de los propios católicos contra su nuevo Obispo llegaron a un tal extremo que obligaron la intervención del gobierno a intervenir en el Vaticano que tuvo como resultado el traslado del citado monseñor del citado monseñor a otro país de Europa.

La iniciativa contra la construcción de los minaretes, es obra de un partido de derechas, populista, cierto no recomendable. Todos los partidos de la escena política suiza a la excepción del organizador de la iniciativa, así que los diferentes grupos religiosos, se pronunciaron en contra de la iniciativa. Sin embargo, la mayoría del pueblo decidió votar a favor. Los que piensen que la mayoría los votantes a favor de la iniciativa se pronunciaron sobre un problema de arquitectura se equivocan.

Esto lleva a preguntarnos: ¿Qué ha pasado entre la construcción de la mezquita de Ginebra a ahora?

En Suiza, ha habido y sigue habiendo muchos residentes musulmanes con los que nunca hubo ni hay problemas de convivencia, son respetuosos de las leyes y los principios propios a la cultura suiza. Porqué ahora se descubre, a raíz de una iniciativa, que hay suizos que rechazan la construcción de minaretes?

Si la misma iniciativa hubiese tenido lugar en España, en Francia o Alemania… cual hubiese sido el resultado? Es que nos contentaremos solamente con los porcentajes de respuesta para escribir artículos? Porque en definitiva es lo más fácil, pero también lo más peligroso para encontrar soluciones y un dialogo autentico entre las Civilizaciones.

Con toda modestia también diré que no comprendo las referencias a una Alemania del pasado, donde como por casualidad también los judíos están mencionados, Cómo esto hay que casarlo con el tema de los minaretes? Es fácil crear clichés y estereotipos de otros, pero esto no avanza a nada, más bien al contrario.

Sinceramente me alegra la referencia a la Corte de los Derechos Humanos. Creó que también sería una buena ocasión para denunciar el acoso y amenaza que sufren muchos españoles en su libertad de vida y pensamiento por nobles instituciones bien implantadas en el suelo ibérico. Mucho más feroz que el imaginario calvinismo son las misas de la plaza de Colon, las continuas y estúpidas declaraciones de monseñores privilegiados y de altos cargos de las derechas…

Esto es a mi juicio, mucho más importante y preocupante que los minaretes de los suizos.

Total
0
Shares
Artículos relacionados
Total
0
Share