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Razones por las que no quiero que el Vaticano ingrese en el SICA

El Vaticano ha solicitado el ingreso como observador asociado en el Sistema de Integración Centro Americano (SICA), un espacio de articulación regional de los pasises de Centroamerica, que cuenta con Parlamento, Tribunal y diversas instancias de gobierno de ámbito regional. El ingreso del Vaticano, ademas de constituir una violación al caracter laico de la mayoria de los Estados de Centroamerica, supondría una grave amenaza a los avances en los derechos de las mujeres y los derechos sexuales y reproductivos, como ya se ha podido comprobar por la actuación del Vaticano en Naciones Unidas, donde tiene un estatus similar. Europa Laica se une al rechazo y denuncia que hacen los amigos laicistas del Movimiento por una Cultura Laica en El Salvador


El 26 de noviembre el representante de la Santa Sede en El Salvador entregó al Secretario General del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), la solicitud de ingreso del Vaticano como observador extra-regional en dicho sistema.

La noticia ha tenido poca repercusión en los medios de comunicación, partidos políticos y organizaciones ciudadanas, pero pienso que es importante dedicarle atención y expresarnos al respecto. Por eso comparto las diversas razones por las que, como centroamericano, no quiero que el Vaticano ingrese al SICA:

1. Las Constituciones de los Estados de Centroamérica, en su mayoría, definen claramente su carácter aconfesional y la separación de Iglesia y Estado, por lo que en los organismos supranacionales, como el SICA, se debe garantizar el mismo carácter laico.

2. La inclusión de la jerarquía de una iglesia en el SICA sentaría un precedente para que otras lo solicitaran y debieran ser admitidas, por un principio de equidad, pues la sociedad centroamericana es de amplia pluralidad religiosa y de pensamiento. La presencia de diversas jerarquías eclesiásticas introduciría nuevos factores que descohesionarían la construcción de una ciudadanía centroamericana.

3. El Vaticano es el único estado teocrático de Europa. No es una democracia, tal como  lo expresa la Ley Fundamental de la Ciudad del Vaticano: su forma de gobierno es una monarquía absoluta cuyo  Jefe del Estado es el Sumo Pontífice, que tiene plenos poderes legislativo, ejecutivo y judicial. El cual  es elegido por el cónclave de cardenales que han sido nombrados por los anteriores Papas.

4. En este micro Estado de  0,439 kilómetros cuadrados, el más pequeño del mundo, sólo tienen la ciudadanía vaticana los diplomáticos y los funcionarios del Vaticano. De sus 900 habitantes, sólo 300 tienen reconocida la nacionalidad, que es otorgada y retirada de forma discrecional por las autoridades vaticanas, lesionando el derecho de ciudadanía.

 

5. El Vaticano aún no ha firmado la Declaración Universal de Derechos Humanos y solo ha suscrito 10 de los 103 convenciones internacionales existentes, que reconocen y amparan los Derechos Humanos.
 
El informe 2011 de Amnistía Internacional, señala que La Santa Sede no hizo lo suficiente para cumplir sus obligaciones internacionales relacionadas con la protección de menores, específicamente de abusos sexuales, por su encubrimiento de casos de pederastia cometidos por sacerdotes de su iglesia.

6. Una última razón, es que el Vaticano ha utilizado su estatus de país no miembro observador de Naciones Unidas para vetar en conferencias internacionales políticas sobre derechos de las mujeres y derechos sexuales y reproductivos, que cuentan con el apoyo mayoritario de los demás Estados Miembros, bajo la amenaza de bloquear el consenso con el que se aprueban los documentos de las comisiones, pretendiendo imponer sus creencias religiosas, principios morales y cosmovisión al resto de Estados y pueblos.
 

Con este rechazo al ingreso del Vaticano al SICA no pretendo silenciar el legítimo derecho de las personas católicas y de su jerarquía para expresar y defender sus posiciones ante esta instancia regional, sino proponer que lo hagan desde su calidad de organización religiosa y no  pretendiendo asumir el estatus de Estado.

Para ello el SICA podría conformar una instancia consultiva donde tendrían derecho a participar también el Consejo Mundial de Iglesias y otras religiones y concepciones filosóficas, expresión de la pluralidad del pensamiento en Centroamérica.

Para defender la democracia hay que defender la laicidad del Estado y de las instancias regionales.  

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