“Yo creo que un granadino que no venga al Campo del Príncipe a las tres de la tarde el Viernes Santo… no es un granadino de raza”. La frase parece que hubiera sido pronunciada en 1940 y no en 2014. La dijo el concejal de Cultura del Ayuntamiento de Granada, Juan García Montero (PP), el Viernes Santo en Radio Granada. La emisora, que se vuelca en su programa Ser Cofrade, retransmitía en directo uno de los actos más populares de la semana de pasión: el rezo multitudinario que cada Viernes Santo se celebra en el Campo del Príncipe a las tres de la tarde ante el Cristo de los Favores.
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En ese rezo colectivo confluyen devotos que acuden a pedirle tres favores a la talla de piedra, turistas que parecen presenciar un espectáculo y autoridades civiles y eclesiásticas que van de la mano. El último Viernes Santo, el arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, presidió la ceremonia a la que acudieron el alcalde José Torres Hurtado (PP) y miembros del gobierno municipal. Entre ellos, estaba el concejal de Cultura. “Tengo un grupo bastante capillita”, dijo el alcalde a Ser Cofrade poco antes de que su edil de Cultura afirmara que el granadino que no vaya a la ceremonia del Cristo de los Favores “no era un granadino de raza”.
La frase, retrasmitida en directo, pasó desapercibida en la semana de pasión. Puede que la hora no fuera propicia, pero la realidad es que no ha trascendido lo que afirmó el concejal de Cultura. Solamente una carta al director, publicada en un diario local, alertaba de “la chorrada” que había dicho el edil. “Con estas declaraciones, el concejal hace profesión de un nacionalcatolicismo excluyente, al que, desgraciadamente, aún se aferra la derecha granadina”, señalaba el autor de la carta, el catedrático de la Universidad de Granada José Rodríguez Gordillo. “Hay muchos granadinos de raza, o simplemente granadinos, como yo, que no han acudido antes, ni ahora, ni posiblemente en un futuro a este acto”, añadía al criticar las afirmaciones del concejal de Cultura.
Granada Laica considera “inaceptables” las declaraciones del edil del Ayuntamiento de Granada “y más, tratándose del concejal de Cultura”. “Ligar el carácter de buen ciudadano granadino con una expresión de dudoso significado y gusto a la asistencia a un evento religioso es el colmo del confesionalismo”, señala Juan Antonio Aguilera Mochón, de Granada Laica.
Para el colectivo, las declaraciones del concejal son excluyentes. “Distingue a ciudadanos de primera, merecedores de trato preferente y de privilegios, y menosprecia a quienes considera de segunda por no compartir unas creencias”, explica. Y añade que las afirmaciones del edil “agravan la ya inadmisible participación en ceremonias religiosas de cargos y autoridades públicas, tanto civiles como militares, no a título privado, sino institucional”. “Eso no sólo contraviene la aconfesionalidad del Estado, sino que es una ofensa a la libertad de conciencia de los ciudadanos, de los granadinos en este caso”, precisa Aguilera Mochón, quien recuerda que las autoridades y cargos públicos “están al servicio de todos los ciudadanos”.
La presencia del alcalde y de miembros de la corporación municipal en el rezo colectivo del Cristo de los Favores o en las procesiones de Semana Santa no son un hecho aislado. Desde hace unos años, los dirigentes municipales y provinciales han llevado su fervor religioso a las instituciones que gobiernan. El Ayuntamiento y la Diputación han concedido sus máximas distinciones a la patrona de Granada, la Virgen de las Angustias, y han cedido el espacio público a las cofradías, que cierran calles en cualquier época del año para procesionar sus pasos. El coste de cada procesión, el despliegue policial, las horas extraordinarias de los agentes, y la limpieza de la cera que invade la vía pública se paga con los impuestos de todos.
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