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Qatar financia la expansión del islam por Europa

Financiando mezquitas, promoviendo “universidades”, subvencionando a organizaciones de todo tipo, proporcionando recursos económicos a numerosas oenegés y sufragando también la actividad de personalidades afines. Qatar, acusado reiteradamente de financiar el terrorismo islamista internacional, es también uno de los principales impulsores del islam político en Europa y, para ello, utiliza una presunta gran Organización No Gubernamental, denominada Qatar Charity (QC), con presencia directa o indirecta en prácticamente todo el continente. Solamente en 2014, esta máquina de poder y de influencia de Doha en Europa destinó más de 72 millones de euros a financiar 140 centros de culto musulmán, escuelas coránicas, liceos islámicos y asociaciones de musulmanes en 14 países del viejo continente.

Así se desprende de una investigación realizada por los periodistas franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot que han presentado en su libro “Qatar papers”, de reciente aparición en Francia. Chesnot y Malbrunot revelan en su trabajo que los cinco países más sensibles al proselitismo religioso sufragado desde Doha son Italia, Francia, España, Alemania y el Reino Unido.

La ONG Qatar Charity, que comparte responsables con el Gobierno islamista catarí, ha financiado íntegramente proyectos de proselitismo religioso en Katowice (Polonia), Kiev (Ucrania), Berlín (Alemania), Saronno (Italia) o en ciudades españolas como Valencia o Zaragoza. Y, en otros capitales, europeas, si no ha financiado proyectos islámicos en su totalidad lo ha hecho en montantes superiores al 70%. Así ha ocurrido, por ejemplo, en ciudades como Roterdam (Países Bajos), Budapest (Hungría) Barcelona, Nantes o Sheffield (Gran Bretaña).

Según demuestran Chesnot y Malbrunot en su libro, el largo brazo de la financiación catarí del islam europeo se extiende, incluso, a las remotas zonas del norte noruego, donde destinó 300.000 euros al presidente de la Liga Islámica de este país para la compra de una iglesia católica y su posterior transformación en una mezquita.

No menos impetuosa es la subvención que Qatar ha destinado a impulsar el islam en un país de tan marcada tradición católica como Polonia. La Asociación Islámica para la Formación y la Cultura recibió 208.000 euros de ayuda para la puesta en marcha en Varsovia de un gran centro islámico, formado por una mezquita, una escuela musulmana, salas de conferencias y locales comerciales.

Tan expansiva y penetrante es la expansión islamista que Qatar está promoviendo en Europa que sus tentáculos han llegado hasta la ínfima isla anglo-normanda de Jersey, donde viven alrededor de 100.000 personas, de las cuales apenas 400 son musulmanes. Qatar Charity ha financiado totalmente con 720.000 euros la apertura de la primera mezquita de la isla. El centro islámico Al-Aziziyah se abrió, una vez más, en lo que era una antigua iglesia cristiana (en este caso, metodista) y dispone de una sala de oración para los hombres con una capacidad para más de 300 personas y otra sala de rezo para las mujeres (60 fieles), así como un centro de aprendizaje del Corán con disponibilidad para acoger a 70 alumnos.

La influencia de Qatar se extiende también más allá de Europa, y en ocasiones, además, se realiza de una forma notoriamente pública, como ocurrió en diciembre de 2018, cuando este país anunció haber alcanzado una serie de acuerdos con la ONU que suponen una inyección de 500 millones de dólares en diversos organismos del sistema en los próximos años, y que en palabras del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, conviertieron al país árabe en “socio estructural”.

Paralelamente, Qatar es en estos momentos el mayor donante extranjero para las universidades estadounidenses. Los fondos están destinados a la enseñanza del árabe y las lecciones sobre la cultura de Oriente Medio y su inclinación ideológica a veces se manifiestan sin ningún tipo de filtro, como en el plan de lecciones en las escuelas estadounidenses titulado “Expresa tu lealtad a Qatar”.

Mientras tanto, en Libia, Qatar, que se jacta de tener “magníficas relaciones con Occidente”, habría estado alimentando económicamente al movimiento yihadista Ansar al Sharia, mientras en Siria habría hecho lo mismo con Ahrar al Sham, los Hombres Libres de Siria, en su momento una organización terrorista clave en la transformación de las revueltas contra el régimen del presidente Bashar al Assad en sublevaciones islamistas.

Pero, además, Qatar también ha sido acusado de financiar a los terroristas del Estado Islámico (ISIS). El general Jonathan Shaw, ex jefe del Estado Mayor de Defensa en Gran Bretaña, declaró que Qatar y Arabia Saudita son responsables de la propagación del islam radical en Occidente. “Esta es una bomba de tiempo que, bajo el pretexto de la educación, el wahabí salafismo realmente se está incendiando en el mundo. Y se financia con dinero saudí y qatarí y eso debe terminar”.

Según el presidente del Foro de Medio Oriente, Daniel Pipes , “Doha no depende solo de la diáspora islamista en Occidente para avanzar en su agenda; también trabaja para influir directamente en los políticos occidentales y el público”. Uno de los ejemplos más notables de esta afirmación: uno de los intelectuales musulmanes más queridos por la izquierda occidental, Tariq Ramadan, nieto de Hasan al-Banna, fundador de la Hermandad Musulmana, a quien varias mujeres han acusado de violación y abuso sexual, ha estado recibiendo durante los últimos años 35.000 euros al mes de Qatar por sus labores de “asesor”.

Pipes explica, además, que “las estaciones (radio y televisión) cataríes en inglés producen una propaganda astuta contra los enemigos de Qatar, disfrazada de la retórica liberal occidental. La última aventura de Al Jazeera es su canal de medios sociales, AJ, que está dirigido a los jóvenes estadounidenses progresistas. Sus documentales sobre los males de Israel, Arabia Saudita y la administración de Trump, se encuentra entre la cobertura brillante de las campañas de derechos de los transexuales y los llamamientos emocionales por la difícil situación de los solicitantes de asilo en la frontera sur de Estados Unidos, temas aparentemente incongruentes para una emisora controlada por un régimen de Wahhabi”.

El diputado alemán y experto en Oriente Medio, Rolf Mützenich, ya lo advirtió en 2016: “Desde hace bastante tiempo tenemos indicios y pruebas de que los salafistas alemanes están recibiendo ayuda, aprobada por los gobiernos de Arabia Saudita, Qatar y Kuwait, en forma de dinero, el envío de imanes y la construcción de escuelas y mezquitas coránicas”.

Como explica el analista Giulio Meotti, “a medida que el gasto ideológico de Qatar en Occidente avanza, muchos europeos, aparentemente perdidos detrás de una ceguera voluntaria, persiguen sus inútiles acusaciones de ‘discurso de odio’, ‘racismo’ e ‘islamofobia’, mientras que los musulmanes radicales se infiltran en sus democracias y continúan rodeándolos”.

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