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Putin inaugura una gigantesca estatua en honor al monarca que cristianizó Rusia

El príncipe Vladímir “es el fundador espiritual de Rusia”, proclama el presidente ruso, rodeado de personalidades de la iglesia y el Estado frente al Kremlin.

Con un discurso repleto de referencias religiosas e incluso paralelismos históricos con la Rusia actual, el presidenteVladímir Putin, ha inaugurado este viernes una enorme estatua de más de 17 metros de altura en honor al monarca homónimo que, hace ya un milenio, importó la religión cristiana al territorio del este europeo que ahora ocupan tres estados: Rusia, Bielorrusia yUcrania. El principe Vladímir gobernó a finales del siglo X y principios del XI un principado con capital en la ciudad de Kiev (Rus de Kiev), una entidad política considerada precursora de estos tres países.

“Este monumento rinde memoria a nuestro destacado antepasado, considerado al mismo tiempo santo, dirigente político y guerrero, además de fundador espiritual del Estado ruso”, ha proclamado el líder del Kremlin, flanqueado, entre otros, por el patriarca de la Iglesia ortodoxa rusa, Kirill,-quien sacralizó la efigie con agua bendita- la viuda del disidente soviético, Aleksándr Solzhenitsin, y el primer ministro, Dmitri Medvédev.

“ESTADO FUERTE, UNIDO Y CENTRALIZADO”

“Vladímir puso las bases de un estado fuerte, unido ycentralizado, que estaba integrado en plano de igualdad por una gran familia de pueblos, idiomas y religiones”, ha continuado el mandatario, unas palabras que casi sonaron a decálogo de su visión de lo que debe ser Rusia, un milenio después. No faltaron tampoco en su intervención referencias a la península de Crimea, anexionada por Rusia en el 2014, territorio al que calificó como la “Jerusalén rusa“, ya que se presume que en la antigua colonia griega de Chersonesos, a escasa distancia de la actual ciudad crimeana de Sevastopol, tuvo lugar el bautismo de Vladímir I el Grande.

Según difunde este viernes ‘The Moscow Times’, la idea de honrar al príncipe con una escultura de considerables proporciones procede del obispo Tijón, el confesor personal del presidente Putin. El proceso de construcción e instalación del monumento ha suscitado una gran polvareda, aunque debido a la enorme influencia de que goza la iglesia ortodoxa en Rusia, se ha mantenido dentro de unos ciertos cánones de corrección. Algunas voces detractoras han hecho hincapié en que la conversión de Vladimir a la religión cristiana fue sobre todo una cuestión de interés político, al tiempo que resaltan su faceta de guerrero poco inclinado a la piedad.

Durante el verano del 2015, una alianza de estudiantes, diputados comunistas y activistas ciudadanos consiguió que las autoridades dieran marcha atrás en su pretensión inicial de emplazar el monumento en la colina de Boroviev, que disfruta de las mejores panorámicas de Moscú, con la intención de suscitar en el recién llegado a la ciudad una impresión similar a la que provoca en Río de Janeiro el Cristo Redentor en el cerro de Corcobado. Aunque con menor visibilidad, el príncipe Vladímir, sosteniendo una enorme cruz, ha sido emplazado en un lugar central: la plaza Borovítskaya, al pie de las murallas kremlinas.

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