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Puente Ojea: «El Papa fue un monarca obstinado, intolerante, intransigente y con mal caracter»

El ex embajador de España en el Vaticano cree que, «si el PSOE no deroga el anticonstitucional concordato Iglesia-Estado, mantendrá algo monstruoso»

Gonzalo Puente Ojea, ex embajador de España en el Vaticano, arremetió ayer contra la personalidad de Juan Pablo II y el despliegue mediático tras su muerte. El diplomático defendió, además, el laicismo de España y culpó al PSOE de mantener los acuerdos entre la Iglesia católica y el Estado, que tachó de «monstruosos» e «inconstitucionales». Asimismo, defendió la República como la única forma de gobierno que «ha puesto a la Iglesia católica en su lugar».

«El Papa fue un monarca intransigente, intolerante y obstinado, y yo, que lo he conocido de lejos y de cerca, sé que una persona de bastante mal carácter». Gonzalo Puente Ojea, ex embajador de España en el Vaticano, arremetió contra el tratamiento mediático desplegado en torno a la muerte de Juan Pablo II y sobre su misma personalidad durante la conferencia «Laicismo y república», que el diplomático ofreció ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. Puente Ojea se refirió así al Pontífice tras asegurar que el laicismo es, actualmente, «la llave para que este país cambie de cara», ya que, a su juicio, «la única forma de gobierno que consiguió que la Iglesia católica ocupase el lugar que debe ocupar» fue la República.

En su opinión, «toda conciencia es libre y digna por el hecho de serlo y no únicamente si se somete a cierta moral», como propugna, dijo, la jerarquía católica. Puente Ojea recordó, asimismo, que en España continúan en vigor los concordatos Iglesia-Estado, «unos acuerdos reprobables e inmorales mediante los que dos Estados se intercambian privilegios bilateralmente, un Estado se somete en cierta forma a los derechos de otra soberanía además de privilegiar a unas conciencias sobre otras, lo que es inadmisible». «A las otras no las restrinjo en principio, pero las conciencias que reconozco son las católicas», explicó, lo que, aseveró, «crea una escisión en el cuerpo ciudadano que arruina el concepto de pueblo».

Continuando con su análisis sobre la situación de España, Gonzalo Puente Ojea considera que «la mayoría de las conciencias son, de facto, absolutamente irreligiosas», mientras que las que se dicen religiosas «no viven en una atmósfera de religiosidad», sino que «se dedican a los festejos, los toros y las cañas». Ni siquiera, continuó, «conocen los dogmas, haciendo gala de una ignorancia supina en la que se mantienen entidades fantásticas como los ángeles o el Espíritu Santo inventadas por el hombre prehistórico y que se han mantenido para perpetuar el poder». El conferenciante apuntó, además, que «el franquismo montó todo este tinglado, que se plasmó en el concordato» de 1953, reforzado, luego, por el de 1979.

Después, aludió directamente a la responsabilidad del PSOE en el sostenimiento de esta circunstancia: «Si no se hace una declaración pública denunciando este tratado internacional», uno de los métodos para que sea derogado, «si esto no se hace, aun teniendo mayoría parlamentaria, ocurre que se refuerza y se demuestra que quiere mantener algo monstruoso: una situación de inconstitucionalidad y de permanente vejación ciudadana».

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