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Psicología clerical en la UBA: cuando la formación académica criminaliza el aborto

Osvaldo Varela, jefe de cátedra de Psicología Jurídica en la Universidad de Buenos Aires (UBA)  y Secretario del Consejo Directivo de la casa de estudios, aborda el aborto como un delito cometido por las mujeres.

Mientras que miles de mujeres salimos a las calles a gritar #NiUnaMenos desde hace dos años,y hoy vamos a volver a hacerlo para exigir el derecho al Aborto legal, seguro y gratuito; en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA) la formación con perspectiva de género sigue siendo una deuda pendiente: de las 22 material obligatorias, 49 electivas y 60 prácticas profesionales entre las que optar, sólo 8 incluyen contenidos de género.

De hecho, docentes como Osvaldo Varela, Secretario del Consejo Directivo – órgano de gobierno de la Facultad- y jefe de cátedra de Psicología Jurídica – materia obligatoria del ciclo de formación profesional – en su texto sobre el delito intrafamiliar, que forma parte de la bibliografía de su cátedra, aborda el aborto y el infanticidio entre otros temas, declarándose un ferviente opositor a este derecho, ubicándolo en el campo del delito. En sus palabras: “Otro delito con el que nos topamos frecuentemente es el del aborto, siendo éste el de la interrupción de la vida humana durante el período de la gestación.” Y agrega, “soy manifiestamente opositor a la legislación que permitiría el aborto”. Estas declaraciones son un detalle no menor de la mano de quien ocupa un cargo destacado entre las autoridades de la Facultad de Psicología y es responsable de la formación de cientos de futuros trabajadores de la Salud Mental.

En su concepción de por qué una mujer podría llegar a decidir la interrupción voluntaria de su embarazo, Varela plantea que “numerosas son las razones que llevan a la mujer a atentar contra la vida del feto (!). Desde la falta de toma de conciencia de la importancia de la vida humana que lleva en su vientre, por haber sido ésta concebida en una relación circunstancial, en donde el objetivo era el placer y no la concepción de la vida, donde ese hijo no aparece reconocido como fruto del amor de la pareja, sino como una consecuencia no deseada; hasta causales de orden social, venganza, temor o represalias paternas, falta de medios económicos, sentimientos egoístas, etc.” Si bien menciona “causales de orden social” y “falta de medios económicos”, es claro que para el docente la desigualdad de género que impone el orden social patriarcal y que somete a la mujer a jugar un rol materno como único lugar de reconocimiento posible, cargándola muchas veces con una doble jornada laboral – en el trabajo y en la casa -, supeditada a salarios más bajos y las labores peores pagas, dejándola a merced del placer masculino y nunca poniendo como eje central su propio deseo, no entra como el principal factor de la ecuación para pensar esta problemática.

La perspectiva de abordaje que propone ratifica lo anterior dicho: “la solución a esta situación estará dada a partir de la cooperación comunitaria, en la cual la mujer soltera embarazada no viva la vida que lleva dentro como una culpa grandiosa que marcará su culpa por siempre y opino que aquí estará la importante tarea del Psicólogo Forense, no sólo la explicación (…) desafectivizada del porqué una mujer en un determinado momento decide atentar contra la vida de su futuro hijo, sino trabajar con ella para la aceptación de su estado, y la toma de conciencia del valor de la vida”.

El derecho al aborto se trata de un asunto de Salud Pública, una deuda del Estado que se cobra la vida de más de 300 mujeres por año al empujarlas a desarrollar esta práctica en la clandestinidad, sin garantizar condiciones mínimas de salubridad para una práctica que debiera realizarse en el Hospital Público. Esa clandestinidad es la causal del sentimiento de culpa a la que se refiere Varela, de la mano de los valores religiosos y de exaltación de la familia que se promueven desde el Estado.

Como ya dijimos en artículos anteriores, cuando el Estado garantiza el acceso al aborto legal, seguro y gratuito, de la mano de Educación sexual para decidir y anticonceptivos para no abortar, suceden dos cosas principalmente: se elimina el aborto como una de las principales causas de mortalidad “materno-infantil”, ya que las mujeres pueden realizarse dicha práctica en condiciones de seguridad clínica sin poner en riesgo sus vidas; a la vez que se evitan las implicancias emocionales y morales negativas ligadas al estigma de la prohibición y la clandestinidad. No es lo mismo el peso que tiene socialmente y en la construcción de la subjetividad de las mujeres hablar, por ejemplo, de “regular la menstruación” (como se denomina el procedimiento en Cuba) y pensar el aborto como el derecho a la autonomía para decidir sobre el propio cuerpo (que implica cuándo, cómo y con quien ser madre – si se lo desea-); que si se pone el acento en la idea de maternidad como aquello que define a una mujer y en el aborto como “matar una vida”, tal como caracteriza esta práctica la Iglesia católica con el Papa Francisco en primera línea, y varios funcionarios políticos y candidatos del actual y anterior gobierno que se negaron sistemáticamente a aprobar el proyecto de Ley presentado por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto en más de cinco ocasiones.

Esos candidatos que se niegan a otorgar este derecho elemental, son los mismos para los que hacen campaña nuestra actual conducción del Centro de Estudiantes y la nueva Mayoría Estudiantil del EDI/Franja Morada. Mientras el Impulso por un lado va con Massa (Libres del Sur) y otros apoyan las listas con los candidatos de Cristina Kirchner (Motorpisco/La Mella, que no logró consolidar a su propio candidato, Itai Hagman, en las listas); el EDI hace campaña por Losteau, ex embajador de Macri, que nada dice al respecto.

Es por eso que desde Pan y Rosas y En Clave Roja hoy salimos a las calles nuevamente a exigir este derecho, porque queremos transformar el dolor y la bronca en organización. Y lo hacemos de la mano de Nicolás del Caño y Myriam Bregman, candidatos a diputado por provincia de Buenos Aires y legisladora Porteña respectivamente por el Frente de Izquierda, la única alternativa que defiende de manera consecuente y en su totalidad el #AbortoLegal.

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