“La iglesia, y no sólo la católica, atentan contra nuestras libertades, especialmente de las mujeres”
Si las manifestaciones en Brasil ya vienen siendo heterogéneas desde que arrancaron con fuerza hace cerca de un mes y medio, la de este lunes en Rio de Janeiro coincidiendo con la reunión de Dilma Rousseff y el Papa Francisco fue de lo más variopinta. A las puertas de la Iglesia de Nossa Senhora da Gloria, cerca del Palacio de Guanabara donde iba a tener lugar el encuentro, unos 2.000 manifestantes y algunas decenas de peregrinos convivieron expresando sus discrepancias pero de manera pacífica.
Un grupo de feministas en topless, gays y lesbianas besándose, decenas de representantes sindicales, algunos miembros del Partido Socialista de los Trabajadores Unificados con las más diversas proclamas convivían con los peregrinos católicos cogiéndose de las manos en grupo y rezando una oración.
Actrices ligeras de ropa haciendo una performance, activistas del Movimiento de los Sin Tierra y algún que otro indígena con la ligera vestimenta tradicional de las tribus. Lo mejor y lo peor de cada casa en una plaza que, paralelamente, seguía su vida diaria en las mesas donde los abuelos jugaban a cartas o en las paradas donde los ambulantes venden su bizcochos caseros, helados y, esta vez, también un vendedor de máscaras para protegerse contra el gas, artilugio habitual y necesario para cuando la cosa se pone fea, algunos vándalos queman mobiliario y la policía responde con gas lacrimógeno o pimienta.
El misionero alemán padre Fideles expresaba el "amor y respeto de la iglesia hacia todos" en referencia a los manifestantes, si bien lamentaba "que algunas expresiones falten al respeto a los valores morales". "Pero tampoco nos molesta tanto", aclara con una calmada sonrisa en el rostro. Una de las actrices feministas que llevaban a cabo performance como protesta, respondía: "Los valores de la Iglesia también me faltan a mí al respeto, a todas las mujeres. La iglesia, y no sólo la católica, atentan contra nuestras libertades, especialmente de las mujeres".
Entre uno y otro extremo, matices como un manifestante que estaba allí para clamar contra la corrupción y el gobierno, pero que se reconocía católico y criticaba los insultos a la Iglesia.
"Algunos manifestantes quieren conflicto y atacan directamente a los católicos. Para eso, que no cuenten conmigo. Contra la corrupción y por las mejoras en los servicios públicos, sí", expresó Joao.
Archivos de imagen relacionados
