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Protesta vecinal en la calle contra el “mini-Vaticano” de Las Vistillas

Una marcha reclama la paralización del plan del arzobispado

Paco Castejón, con sotana y alzacuellos, dice que no. Que hoy no quiere bendecir a nadie. Y se hace el despistado. "¿Pero esto no era la marcha contra el aborto?". En realidad, Paco, de 47 años, no es cura. "Ni ganas", añade con recochineo. Es uno más de los miles de vecinos (6.000, según cálculos de EL PAÍS; cerca de 8.000, según los convocantes) que ayer a mediodía se manifestaron contra el proyecto del arzobispado en la cornisa del parque de las Vistillas. Se juntaron padres, hijos, abuelos, músicos de la orquesta de Vallecas, famosos, políticos (del PSOE) y en general, defensores del parque de la Cornisa para gritar "no" al bautizado como mini-Vaticano.

El proyecto fue aprobado por el pleno de febrero del Ayuntamiento de Madrid. Incluye 25.000 metros cuadrados de edificabilidad donde el arzobispado planea construir un centro de mayores, una residencia de sacerdotes, un edificio de oficinas y un aparcamiento de 200 plazas. A cambio, devuelven unos terrenos que les cedió el Ayuntamiento para una escuela infantil y un polideportivo. Pero a muchos vecinos del barrio de Palacio (con 23.723 residentes) la idea no les hace ninguna gracia. Y ayer lo dejaron claro con una marcha que cortó la calle de Bailén y terminó con un concierto en el parque.

"Madrid respira en la cornisa", "Los parajes de Goya son del pueblo de Madrid" o "Mirad al cielo y roban al suelo" fueron algunos de los eslóganes que lucían en sus pancartas. "Es mi barrio de siempre, no quiero que lo fastidien", protestaba Gloria Nosti, una vecina de 65 años cubierta con un gorro gris con una flor. Le preocupa "el ruido y la contaminación" que cree que conlleva el nuevo proyecto. Por eso su pancarta (que casi se lleva el viento) denunciaba ayer que el plan del arzobispado "es un atentado contra la salud de los vecinos". "Van a destrozar las vistas recogidas en cuadros históricos", apuntaba a su lado Susana Consuegra, vecina "de toda la vida" de la calle de Toledo. "Ya se han cargado el Manzanares con la M-30, que no lo hagan aquí también", añadió.Otros, como Luis González, acudieron en familia. Junto a su hija y su mujer, el vecino reclamaba que se pare el plan parcial "para no perder las vistas que llegan hasta la Casa de Campo ni los árboles". Pero el hombre, de 57 años y más de 40 de vecino, parecía descreído. "No vamos a conseguir nada, esto es sólo un pataleo". David Jiménez, portavoz de la Asociación de Amigos de la Cornisa-Vistillas, no estaba de acuerdo. La manifestación, que cortó la calle de Bailén, le pareció "mucho más concurrida" de lo que esperaban. "Esto es un balón de oxígeno, el inicio de hasta dónde estamos dispuestos a llegar", aseguró.

La asociación lleva una década intentando frenar la propuesta del arzobispado. Han presentado dos recursos ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid (el último hace dos años, aunque ninguno está aún resuelto). Pidieron ayuda a la Unesco y se han apoyado en los partidos de la oposición (PSOE e IU), que tampoco aprueban el proyecto. Encabezando la marcha de ayer había varios representantes del PSOE, como el concejal Pedro Zerolo o el jefe de la oposición socialista, David Lucas, que reclamó al alcalde "que escuche a los ciudadanos". Su partido ha promovido un recurso contencioso administrativo para exigir que se redacte una declaración de impacto ambiental. Y lo han llevado a la Comisión Europea. El eurodiputado socialista Carlos Carnero, que también se manifestó ayer, confió en que la respuesta europea llegue antes de que se empiece a construir.

"Rouco y Gallardón, especulación", gritaron algunos manifestantes al alcanzar la catedral de la Almudena, cuya puerta custodiaban tres policías nacionales. También se oyeron voces que definían la religión como "invento para vivir del cuento" o pedían la "beatificación" del alcalde, además de "menos sermones y más condones". Con la calle cortada y algo de viento y frío, la cabecera tomó la esquina de la basílica de San Francisco el Grande para volver a la explanada del parque, donde habían montado un escenario para discursos y conciertos. Entre los asistentes, hubo algunos famosos, como los actores Guillermo Toledo e Iñaki Miramón (que llevaba una camiseta con el eslogan "No más cemento en mi barrio" o la modelo Martina Klein.

Hubo canciones, batucada y refrescos para acabar la jornada de protesta. El Gran Wyoming se subió al escenario para interpretar un par de canciones. "A ver qué se puede hacer para que la gente siga disfrutando de este parque", deseó el presentador. La primera propuesta le llegó al instante. "¡Llama a Tita Cervera para que se encadene!", le sugirieron desde el público.

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