Uno de los acusados en los casos de abusos a menores hipoacúsicos en el instituto católico Antonio Próvolo de Mendoza se declaró culpable en un juicio abreviado y fue sentenciado a diez años de cárcel. A la condena se llegó como resultado de un acuerdo entre las partes defensoras y acusadoras de Jorge Bordón, de 55 años, ex monaguillo en el instituto Próvolo, que fue cerrado en noviembre de 2016 por las denuncias de abusos a niños y niñas.

Según explicó el fiscal Gustavo Stroppiana, la defensa propuso un arreglo en el que se reconocía la responsabilidad penal y la calificación legal de los hechos. La parte acusadora aceptó y Bordón recibió una condena efectiva de diez años de prisión, menor a la que podría haber recibido en un juicio común en el que las penas previstas por ley llegan hasta los 50 años de prisión.  “El ministerio público accedió a la petición, por la edad y su familia. Así se lo hizo saber y fue condenado”, señaló el fiscal. Para la querella, que Bordón haya reconocido su culpabilidad es positivo: “Nos da paz que acepte que es culpable, acepte la condena y que los hechos son tal cual”, explicó el abogado Sergio Salinas.

La sentencia fue acordada por once hechos y cinco víctimas y el condenado reconoció que los abusos se produjeron dentro del Próvolo y que los demás acusados tenían conocimiento de los hechos. “Para nosotros es una gran demostración de que la sistematicidad de abusos está probada”, manifestó Salinas.

La causa estaba caratulada como “abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante agravado por la situación de guarda y la convivencia en concurso con corrupción de menores”, todos ellos hipoacúsicos.

El abogado querellante Oscar Barrera adujo que con lo sucedido ayer “se quebró el primero de los imputados y esto prueba que los chicos no mienten y hoy lo ha reconocido uno de los imputados. Bordón es un nexo entre los jardineros y el personal eclesiástico, pero estaba encargado de la guarda de los chicos”.

La condena quedó firme y el ex monaguillo no será sometido al proceso que se fije para los otros tres imputados de la primera causa: el empleado administrativo Armando Gómez y los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho.