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Predicar las virtudes del independentismo en las mezquitas de Cataluña

El secretario de inmigración de la Generalitat visitó la mezquita de Al Huda para explicar a los fieles en alcance del 1-O y las ventajas para los inmigrantes en la República de Cataluña

Primero llamaron del Ayuntamiento al presidente de la comunidad islámica local, Brahim Bayejou, para anunciar una visita de cortesía de la alcaldesa de Sant Vincenç dels Horts, Maite Aymerich, de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), después de la oración del Magreb, sobre las ocho de la tarde, la que más fieles congrega. Pero la primera edil de esta localidad barcelonesa acudió el 19 de septiembre a la mezquita de Al Huda acompañada por Oriol Amorós, secretario de inmigración de la Generalitat y también responsable de ERC.

“Después de los saludos, el secretario nos explicó el alcance del referéndum y animó a participar a los que poseen la nacionalidad española y, a los que no la han adquirido, a acercarse a observar un ejercicio democrático”, recuerda uno de los devotos que asistió a la reunión en el templo. “También nos repartieron unos folletos”, añade este musulmán que prefiere que su nombre no sea publicado.

El oratorio de Sant Vincenç forma parte de la red de la Unión de Comunidades Islámicas de España (UCIDE), cuyo presidente en Cataluña, Mohamed el Ghaidouni, confirmó la visita de los dos políticos al oratorio de Al Huda. Precisó que también quisieron saludar a la otra comunidad islámica de esta ciudad de 28.000 habitantes, pero que su presidente declinó.

“En términos generales las comunidades musulmanastratan de ser neutrales”, precisó El Ghaidouni, cuya federación islámica es la que más presencia tiene en Cataluña.

Cinco años después de su primera incursión en las mezquitas para predicar las ventajas de la independencia, los nacionalistas han vuelto a las andadas. Antes de que arrancara el procés, en 2012, varios responsables de ERC y de Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), hoy en día Partit Demòcrata Català, advirtieron de que no se debía de hacer política en las mezquitas porque temían que desde sus ‘minbars’ (púlpitos) se lanzasen soflamas radicales. Ahora son, sin embargo, ellos los que de vez en cuando hacen allí política.

El primero en ensalzar en los templos musulmanes las virtudes del ‘Etat propi’, los nacionalistas aun no solían entonces pronunciar la palabra “independencia”, fue Àngel Colom, durante la campaña de las elecciones autonómicas de hace cinco años. Colom era entonces secretario de inmigración de CDC y director de una fundación, Nous Catalans, presidida por Artur Mas, que intentaba atraer a los inmigrantes a la órbita nacionalista.

“No se puede construir un Estado catalán sin la participación de los catalanomarroquíes”, les repetía entonces Colom. Un lustro después Amorós explicó en Sant Vincenç que si el sí ganaba en las urnas la república catalana sería “igualitaria”, “integradora” y “respetuosa con sus minorías” étnicas y religiosas.

Empleó expresiones recogidas en la propaganda, en varios idiomas, de la sectorial de inmigración de la Assemblea Nacional Catalana (ANC).

Los extranjeros no europeos podrían además, gracias a la recién aprobada ley de transitoriedad, adquirir más rápidamente la nacionalidad del nuevo Estado que la española para la que se requiere con frecuencia diez años de residencia.

Los anuncios sugerentes hechos a los inmigrantes, especialmente a los musulmanes, durante la campaña del referéndum del 1-O, contrastan con la gestión del islam por la Generalitat, una religión que cuenta con medio millón de fieles en esa comunidad (7% de la población). En Cataluña no hay, por ejemplo, en contra de lo que estipula la ley, ni un solo profesor de religión islámica para los 80.000 alumnos musulmanes escolarizados en la enseñanza pública. Barcelona es la única gran ciudad europea con una importante comunidad musulmana que carece de una gran mezquita y no es por falta de mecenas dispuestos a sufragar su construcción.

El propio Amorós negó, en mayo de 2016 en una entrevista con Catalunya Radio, que existieran en Cataluña guetos de inmigración, es decir barrios en los que los extranjeros fueran mayoritarios como lo son Can Anglada, en Terrassa, o Rocafonda, en Mataró. Sus palabras habían sido desmentidas siete años antes por el propio Àngel Colom que contó en su blog su visita a un barrio céntrico de Lleida: “Los hombres iban casi todos con chilaba y la barba desarreglada… como si me encontrara en Bad el Oued, en Argel […] pero estábamos en el centro de Lleida”.

Detrás de esta campaña de seducción, cuyo principal protagonista es la ANC, subyace la idea de que no hay que desperdiciar un voto, de que en caso de que se celebre un auténtico referéndum de autodeterminación los inmigrantes que hayan recientemente adquirido la nacionalidad española y residan en Cataluña pueden ser determinantes. No olvidan que en 1995 la independencia de Québec no prosperó en las urnas por culpa de unos 50.000 sufragios emitidos, según señalaron los sociólogos, por emigrantes que habían adquirido poco antes la nacionalidad canadiense y no querían ser solo quebequenses.

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