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Por una denuncia de acoso, separan de su puesto al capellán del Ejército

El religioso ya no estará a cargo de atender la espiritualidad de los integrantes de la fuerza. Había asumido en 2008. Una investigación de Eduardo Anguita en Miradas al Sur reveló el caso con el relato de un soldado de identidad preservada.

El capellán mayor del Ejército, Mario Bonabotta, ya no estará a cargo de la situación de la espiritualidad dentro de las filas de esa Fuerza: el religioso fue separado de su puesto luego de ser denunciado por un oficial de menor graduación de acosarlo sexualmente. El apartamiento se produjo apenas diez días después de que esa acusación fuera revelada por una investigación del dominical Miradas al Sur.

Fuentes allegadas a la Iglesia y al Ejército Argentino confirmaron que Bonabotta había sido separado de sus funciones en las últimas horas, como consecuencia de la denuncia por acoso sexual realizada por un suboficial que, por pedido del religioso –cuyo rango en el Ejército es equivalente al de un general–, había sido destinado como su chofer.

El sacerdote Bonabotta se desempeñaba como capellán mayor del Ejército desde su asunción en el cargo en diciembre de 2008, y se encontraba bajo la órbita de monseñor Pedro Candia, titular del obispado castrense desde que fue separado en  2005 Antonio Baseotto por opinar que debía arrojarse al mar al, por entonces, ministro de salud Ginés González García, por su posición frente a la despenalización del aborto.

El capellán Bonabotta se ordenó como sacerdote en diciembre de 1986 en la Basílica de Luján, y se desempeñó como vicario de la Catedral de Mercedes entre 1987 y 1990. Luego, hasta 1994 fue capellán del Regimiento de Mercedes, donde estuvo bajo la órbita de Emilio Ogñenovich, arzobispo de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, quien en 1987 organizó una fracasada procesión para oponerse a la sanción de la ley de divorcio impulsada por el presidente Raúl Alfonsín. Ya entrado el nuevo milenio, Bonabotta llegó a desempeñarse como capellán mayor de Gendarmería Nacional, desde 2003 hasta que pasó a ocupar el mismo puesto en el Ejército.

La denuncia del caso se hizo pública el 14 de octubre pasado a través de una nota del director del semanario, Eduardo Anguita, quien transcribió la denuncia de un soldado que –con identidad reservada– contó que al asistir a un acto en el Regimiento de Patricios, Bonabotta vio a un muchacho joven, suboficial, bien parecido, por quien pidió a las autoridades militares ponerlo como su chofer personal.

Según la denuncia registrada por Miradas –que fue confirmada a Tiempo Argentino por fuentes ministeriales–, el obispo pidió a su chofer que lo acompañara en viajes a Entre Ríos y, en una oportunidad, pidió una sola habitación en el hotel en el que debían parar, para compartirla con el joven suboficial. El soldado dijo que lo primero que lo alertó fue que un capellán, que tiene rango de general de Ejército, comparta dormitorio con un suboficial de baja graduación.

El suboficial relató que el capellán le profería gestos y sugerencias, por las que comenzó a sentir que se trataba de una situación de acoso que quedó en claro cuando, siempre según la denuncia, el obispo lo tocó en sus partes íntimas. Además, contó que había recibido mensajes de texto de parte del obispo castrense que despejaban cualquier duda de sus intenciones. Según la investigación publicada por Miradas, el caso de ese suboficial no es el único que señala al máximo responsable de la jerarquía católica en el Ejército como acosador. «

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