Hijo de Pedro II el Católico y de María de Montpellier, Jaime I conquistó Valencia, en 1238 entró en la capital y luego convirtió los territorios reocupados en un reino que unió a la Corona de Aragón. Tiempo después, en 1976, el Plenari de Parlamentaris decidió premiar aquella gesta. Bautizó el 'nou d'octubre' como el Día Nacional del País Valenciano; más tarde reciclado en Día de la Comunidad Valenciana. Medio millón de personas respaldaron esta festividad en la calle.
La hazaña de Jaime I revela bien a las claras que historia y política se encuentran en la raíz de los 'días de la comunidad', aquellos que cada autonomía española establece como su fiesta oficial. Hay una tercera motivación, la religiosa, como demuestran por ejemplo la festividad de Santiago Apostol -ratificada como Día de Galicia por la Xunta (entonces Junta) mediante un decreto de 1979- o la de San Francisco Javier, declarada Día de Navarra.
Si el Parlamento Vasco aprueba el 25 de octubre como fiesta oficial de Euskadi se completará el mapa. Ahora sí, los habitantes de la mitad de las autonomías descansan un día al año gracias a los Estatutos.
En 1985 casi todas las comunidades disponían ya de su festividad particular. O en plural, porque en Andalucía la jornada vacacional del 28 de febrero se prolonga una semana completa en el caso de los colegios. También Cantabria celebra dos días oficiales. El primero de ellos, el 28 de julio, conmemora la Junta de los Siete Valles que en 1778 reclamó la constitución de Cantabria (entonces Santander) en provincia. El segundo domingo de agosto tiene lugar propiamente el Día de Cantabria en Cabezón de la Sal.
Hay tres fiestas autonómicas instauradas por razones históricas bien conocidas, las de Madrid, Cataluña, y Castilla y León (Villalar y los Comuneros). ¿Quién no ha escuchado algún relato sobre el 2 de mayo? Tal día de 1808, los madrileños, con navajas, palos y sus propias manos, se levantaron contra las tropas francesas. Iniciaron la Guerra de Independencia. Con la Diada, los catalanes recuerdan cada 11 de septiembre recuerdan la caída de Barcelona a manos de las tropas borbónicas y el papel de los defensores caídos durante el sitio.