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¿Podría hacerse hoy una película como La vida de Brian?

En agosto de 1979 se estrenó la que está considerada la mejor comedia de todos los tiempos, una parodia sobre la religión que generó tanta polémica como taquilla.

“Las posibilidades de que un estudio importante diera luz verde ahora a un proyecto así son bastante escasas” DARL LARSEN

Cuando se estrenó La vida de Brian en Estados Unidos el rabino Abraham B. Hecht, líder de la Alianza Rabínica de América, aseguró que aquello era lo más «blasfemo, asqueroso y gravemente insultante» que había visto jamás. «Un ataque vicioso contra el judaísmo y la Biblia y una cruel burla de los sentimientos religiosos». Se quejó la Unión de Rabinos Ortodoxos de Estados Unidos y Canadá, el Consejo Rabínico de las Comunidades Sefardíes Sirias y de Oriente Próximo en América, la Archidiócesis Católica Romana de Nueva York y hasta un grupo de monjas que acudieron a protestar con pancartas a la puerta de los cines como si fueran del Frente Popular de Judea, o del Frente Judaico Popular, o -quién sabe- del Frente Popular del Pueblo Judaico.

La película se proyectó por primera vez el 17 de agosto de 1979 en cinco salas norteamericanas y recaudó 140.000 dólares el primer fin de semana. Casi 20 millones mientras estuvo en cartelera. Los británicos Monty Python (John Cleese, Terry Gilliam, Terry Jones, Michael Palin, Graham Chapman y Eric Idle) se habían llevado la premiere a América convencidos de que tendrían menos problemas con la censura allí que en ningún otro lugar del mundo. La película fue declarada «pecado» por todo tipo de colectivos religiosos, fue prohibida por 39 ayuntamientos en Reino Unido y censurada en países como Irlanda y Noruega. La polémica sólo multiplicó sus cifras en taquilla como si fueran panes y peces. En EEUU pasó de 200 salas a 600 y acabó siendo la cuarta película más taquillera en Gran Bretaña ese año, sólo por detrás de Moonraker, Alien, el octavo pasajero y Star Trek.

«Me hicieron rico», ironizaba Cleese sobre las protestas. «Siento que deberíamos haberles enviado una caja de champán o algo así».

Hoy, La vida de Brian está considerada una de las mejores comedias de todos los tiempos (si no la mejor) y varias encuestas han elegido sus frases como las más divertidas de la historia del cine.

Estamos en 2019, año 40, d.B. (después de Brian). ¿Podría hacerse ahora una película como aquella?

«Desde luego sería un desafío aún mucho mayor», asegura Darl Larsen, profesor de Teatro y Artes Mediáticas en la Brigham Young University, en Utah, y autor de cinco libros sobre la obra de Monty Python. «Las posibilidades de que un estudio importante diera luz verde ahora a un proyecto así son bastante escasas», insiste. «El mundo ha cambiado mucho desde 1979, por supuesto, pero aún elegimos lo que nos ofende. Los estudios son muy conscientes de lo que opinan los consumidores, quieren proteger sus marcas y escuchan mucho la cacofonía de las redes socialesLa vida de Brianfue prohibida hace 40 años en varios lugares de Inglaterra y en otros países, antes de ni siquiera ser vista, lo que significa que hoy en día podría no tener ni la oportunidad de ser producida. Sólo si fuera una película independiente o de guerrilla, la historia sería diferente».

Recordemos que si la película llegó a los cines en 1979 fue por el empeño del beatle George Harrison, que hipotecó su casa y un estudio de grabación para financiar el proyecto después de que el presidente de EMI Films leyera el guión y se negara a producirlo: «No permitiré que la gente diga que yo me burlé del jodido Jesucristo».

La vida de Brian, en realidad, no se burlaba de Jesucristo. «Nos dimos cuenta de que no podíamos hacer una película sobre Jesús porque no es un personaje especialmente gracioso y su discurso no estaba nada mal», contaba años después Eric Idle sobre la gestación del proyecto.

La película se ideó en Amsterdam, se escribió en Barbados y se rodó en Túnez. Bromeaban los Monty Python sobre todas las ideas que se barajaron antes de Brian. Que si un filme sobre Judas Iscariote, un tipo que siempre llegaba tarde y que no podía asistir a la Última Cena porque su mujer había invitado a unos amigos a casa, que si la historia del decimotercer apóstol, que si un personaje que hacía pasar por el Espíritu Santo y dejaba a la Virgen María embarazada… «Empezamos con ideas como estas, más bien toscas, hasta que dimos el salto y adoptamos un enfoque indirecto, creando un personaje que hubiera nacido al mismo tiempo que Jesús, en el establo de al lado. Fue una manera curiosa de evitar caer en la blasfemia», escribió Terry Gilliam en los diarios del rodaje.

«En el fondo era una película sobre nuestras debilidades y nuestros defectos. Los Monty Python intentaron retratar la ridiculez del comportamiento humano, en este caso cuando uno se convierte en creyente», explica el profesor Larsen. «La tolerancia y la comprensión pueden saltar por la ventana cuando nos ponemos las orejeras, cuando nos convertimos en una mafia, o seguimos algo a ciegas hasta llevar a la destrucción a aquellos que no están de acuerdo con nosotros. Creo que hasta el Papa Francisco se reiría hoy a carcajadas con la secuencia de la lapidación, luego se taparía la boca y su risa sofocada resonaría en los pasillos del Vaticano».

Hay una escena en la película en la que a Brian de Nazaret se le cae una sandalia escapando de sus enloquecidos fieles y éstos discuten sobre cómo adorar el zapato en cuestión. Según John Cleese, «esa escena resume la historia completa de la religión en dos minutos y medio».

«La gran aportación de La vida de Brian a la comedia es que acomodó el terreno y elevó el listón un poco más arriba para que después de aquello se aceptaran otro tipo de parodias sobre la vida de Cristo», apunta Edu Galán, escritor y crítico cultural y uno de los fundadores de la irreverente revista satírica Mongolia.

-¿Podríamos ver hoy una película parecida?

-Yo creo que tendría problemas de financiación, pero si se hiciera, creo que realmente no tendría tantos problemas como hace 40 años. Precisamente porque los Monty Python allanaron el terreno. Sí creo que una película del mismo estilo sobre la religión islámica sería absolutamente imposible de financiar y de estrenar… Al final, todo se reduce a qué religión es más peligrosa y acojona más en cada momento histórico.

-¿Qué reacciones habría hoy en las redes sociales?

-La derecha diría que con Mahoma no tienen huevos y amenazarían con denuncias, boicots y vigilias cristianas en los cines. Y la izquierda, probablemente, diría que la película de hace 40 años tenía más gracia que la de ahora, porque la izquierda es muy así.

Si uno rasca en La vida de Brian encuentra parodias más allá de la religión que harían las delicias en Twitter de todos losofendiditos del siglo XXI. Las discusiones del Frente Popular de Judea como si fuera la izquierda negociando una investidura en Vistalegre, el ridículo liderazgo de Poncio Pilatos y su Pijus Magnificus, las mujeres barbudas pillando sitio para lapidar en plaza pública o el personaje de Stan (perdón, Loretta) reclamando su derecho a parir aunque no pueda parir.

«Los grupos religiosos se sienten más seguros hoy, pero eso no quiere decir que no hubiese protestas contra la película. Twitter podría matar la película antes de que tuviera la oportunidad de vivir. Las feministas, o las mujeres en general, podrían entender que la película les deja en un segundo plano o las infantiliza. Y encima los Monty Python siempre querían interpretar los principales papeles de sus películas y les daba igual el género», recuerda Darl Larsen.

Los seis miembros del grupo cómico interpretaron cerca de 40 personajes en la película. «Se burlaban de los demás, sí, pero también se reían de sí mismos, de su forma de ser ingleses, su englishness, de sus debilidades, de sus ideas de clase, sus diferencias, su identidad… Además, no solían ir por el camino de la risa despectiva, casi siempre había una aceptación del personaje o del rasgo al que apuntaban. Es su gran contribución a la comedia: está claro que tenían afecto por todos esos personajes que hacían el ridículo».

«La vida de Brian es el monte Rushmore de la sátira antirreligiosa, un hito acojonante», subraya Galán. «Los Monty Python dejaron algo muy complicado, sólo a la altura de los genios, que es un lenguaje propio y perfectamente reconocible y difícilmente replicable. Su genialidad es que no son mejorables».

-¿Tenemos menos sentido del humor hoy que hace 40 años?

-La gente se ríe, quiere ver comedia, quiere cosas con las que disfrutar riéndose. Pero hoy todo se graba y todo se comparte, lo vemos todo, y no toda la comedia es para todos los públicos. Lo que sí hay hoy es una tendencia a decirle a la gente cómo tiene que reírse, por qué y de qué.

-¿De qué se reirían hoy los Monty Python?

-A mí me encantaría que hicieran una película sobre el islam, porque entrarían en terrenos tan complicados como con La vida de Brian hace 40 años. Me encantaría una película sobre un alter ego de Mahoma, pero no se lo recomendaría si quieren seguir vivos.

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