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Ofensa a la religión: las mayores confesiones reclaman límites a la libertad de expresión

No es habitual ver que las distintas cúpulas de las confesiones religiosas mayoritarias en España se unen para un mismo fin. El gesto poco frecuente, pero a la vez relevante, ha tomado forma de comunicado conjunto esta semana. La Conferencia Episcopal, la Federación de Comunidades Judías, la Comisión Islámica y la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España han salido a la palestra para pedir respeto “para creyentes y no creyentes” al observar un incremento de “las ofensas a los sentimientos religiosos de nuestro país” y citan los últimos carnavales. Un joven acaba de ser multado con 480 euros por poner una imagen de su cara en la del Cristo de la Amargura, de la Hermandad de la Amargura (Jaén) y varios creadores han sido condenados por las letras de sus canciones. Mientras algunos advierten que la libertad de expresión y de conciencia están en serio peligro, las entidades religiosas recuerdan los límites de estos derechos.

Es importante recordar que el Código Penal, además de condenar los delitos de odio con el artículo 510, recoge una tipificación específica para las creencias religiosas. En el artículo 524 se castiga con una pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses actos de “profanación en ofensa de los sentimientos religiosos” en “templos, lugares destinados a culto o ceremonias religiosas”. La pena es mayor que la otorgada por irrumpir violentamente en un domicilio o en un local sindical. Por otro lado, en el artículo 525 se otorga una multa de ocho a doce meses para quienes ofendan “los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa” o “a quienes los profesan y practican”. Algunos expertos jurídicos y grupos como Europa Laica critican que este articulado es una herencia del “delito de blasfemia” del franquismo que, al estar redactado de una forma tan genérica, pone en peligro la libertad de expresión.

“En España se profanan templos y símbolos; se hace bufa y escarnio público de los referentes mas sagrados de la fe religiosa de millones de personas, con total impunidad y tolerancia”, reza el comunicado conjunto de las cuatro entidades religiosas. En concreto, el motivo que empuja a la cúpula de la Iglesia Católica a pronunciarse es “llamar la atención de la sociedad sobre un fenómeno que nos preocupa y nos entristece, además de dejar claro nuestro compromiso para crear un marco común de convivencia pacífica y respetuosa entre todos”, según explica a cuartopoder.es el director del Secretariado para las Relaciones Intercofensionales de la Conferencia Episcopal Española, Manuel Barrios.

Es algo que suscribe la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España, entidad que, sin mencionar ejemplos concretos, subraya que las ofensas religiosas en España “van in crescendo, por alguna razón, y se producen cada vez con más frecuencia y en un nivel cualitativo mayor”. Esta cúpula subraya que aunque las cuatro confesiones religiosas que firman el comunicado han tenido diferencias históricas importantes, están aprendiendo a “caminar juntos y respetarnos”, algo que les gustaría que sirviera “para el resto de la sociedad”. María Royo, directora de Comunicación de la Federación de Comunidades Judíos de España, no está segura de si las ofensas han aumentado, pero sí denuncia que insultos como “perro judío” o la vinculación entre el judaísmo y los negocios oscuros, están a la orden del día en medios de comunicación y redes sociales.

En el lado contrario se encuentra Europa Laica, una asociación que aboga por el laicismo del Estado español y que ha instado a la Fiscalía General del Estado a no utilizar el tipo penal de la “ofensa a las creencias religiosas” porque “daña” la libertad de expresión. En realidad, aboga por que se eliminen del Código Penal. “La blasfemia del franquismo en realidad era más benéfica porque se limitaba solamente a los lugares de culto y a los oficios religiosos. Cuando en 1995 se introdujo que la ofensa a los sentimientos religiosos era una cosa indeterminada, en cualquier lugar, se abrió la puerta a las demandas de lobbies religiosos”, explica el presidente de la agrupación, Antonio Gómez. “Mofarse de una religión no es delito al menos en los países llamados democráticos”, apunta.

“La primera enmienda de la Constitución de los EEUU dice que ninguna ley del Congreso de los EEUU de América podrá limitar la libertad de expresión. Es lo contrario a lo que pasa en España: nuestro Código Penal y la Ley de Seguridad Nacional contienen tipificaciones que limitan la libertad de expresión”, explica Gómez. El presidente de Europa Laica adopta una posición muy crítica con la Iglesias y lo que llama “las burocracias religiosas”, más interesadas, en su opinión, en lanzar mensajes de advertencia sobre los peligros de “ofender” a los sentimientos religiosos. Saben que “una sociedad española cada vez más secularizada pone en peligro sus privilegios”, indica.

Ofensas en carnaval

Algunos de los casos más sonados han sido la protesta en la capilla de la Complutense de Madrid de un grupo de jóvenes, entre ellas, Rita Maestre, o el vídeo de “cómo cocinar un cristo” del cantautor Javier Krahe. El ejemplo que citan ahora las cuatro confesiones religiosas españolas son últimos carnavales, donde observaron “un espectáculo bochornoso con provocaciones que ninguno admitiríamos si la ofensa fuera contra los sentimientos o valores compartidos de otros colectivos”. Barrios, de la Conferencia Episcopal, hace hincapié en “el pregón de carnaval en Santiago de Compostela” o “la mofa a la Última Cena de Jesús en el carnaval de Las Palmas de Gran Canaria”. Desde la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España advierten de que estas burlas carnavalescas “no solamente ofenden a los católicos, sino que ofenden a cristianos, musulmanes y judíos”, quienes también respetan la figura de Jesús, aunque sea con distintas sensibilidades.

En principio, el llamamiento de estas entidades religiosas a sus conciudadanos para comunicarles que se sienten molestos con ciertas expresiones es algo que encaja con normalidad en el debate público. El problema es que la burla carnavalesca en relación con figuras religiosas ni es delito ni puede serlo, asegura el profesor titular de Derecho Penal de la Universidad Carlos III de Madrid Jacobo Dopico. “Debe recordarse que el Consejo de Europa ha dicho en varias ocasiones a los Estados miembros que las leyes nacionales solo pueden penalizar expresiones relativas a asuntos religiosos que perturben el orden público y llamen a la violencia pública de modo intencional y severo”, mientras que “la blasfemia, como insulto a la religión, debe ser descriminalizada”.

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