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“Occidente tiene una visión distorsionada sobre el islamismo”

El teólogo Mustafá Yesil dice que es ignominioso que esa religión sea vinculada con el terrorismo e insiste en que Occidente tiene una versión distorsionada del islam.

Las 3000 mezquitas de esta mágica ciudad recostada sobre el Bósforo y las cinco llamadas diarias del muecín a la oración recuerdan, a cada instante, cuán fuerte es la religión en esta sociedad, que construyó una democracia laica y duradera sobre las cenizas de un imperio. 

"Como miembro activo del mundo globalizado de hoy en día, Turquía practica una política multidimensional, que reconcilia a Occidente con Oriente y tiene una presencia activa en todas las regiones", dice Yesil, de 50 años, presidente de la Fundación de Periodistas y Escritores.

Esta influyente institución es un centro para la difusión de ideas del Movimiento de Fethullah Gulen, líder religioso musulmán activista por la paz y el entendimiento entre religiones, a quien una encuesta realizada este año entre sus lectores por la renombrada revista Foreign Policy ubicó en el primer lugar entre los cien intelectuales más influyentes del mundo.

Yesil es licenciado en Teología por la Universidad de Mármara y realizó una maestría en Ciencias Sociales en Esmirna, en la Universidad del Egeo. Al frente de las oficinas que la Fundación tiene en el vibrante barrio de Taksim, Mustafá Yesil tiene la responsabilidad de lograr que la Fundación sea una usina de ideas que promuevan el entendimiento y la interacción entre civilizaciones en el corazón de Eurasia.

-Después de más de siete décadas de un laicismo a ultranza promovido por la república turca de Mustafá Kemal Ataturk, hoy hay voces que alertan sobre una creciente islamización de la sociedad, que estaría motorizada por el AK Parti, actualmente en el poder.

-El partido gobernante no es religioso: es demócrata conservador. Hoy en el mundo estamos viendo que la religión ocupa un lugar importante y que la gente quiere poder vivir tranquilamente con sus creencias, lo que significa, por ejemplo, poder volver a usar el velo. [N. de la R.: en 1923 Ataturk prohibió el uso del velo a las mujeres en Turquía.] Frente a esta realidad, hay voces radicales que hacen ruido y salen a alarmar diciendo que Turquía se está islamizando, pero no es así. Somos una democracia laica que tiene una mayoría islámica o musulmana, pero no somos una democracia islámica. Es importante comprender esa diferencia, ya que dar derechos a cada religión es clave para el proyecto de Turquía de ingresar en la Unión Europea. El actual gobierno está dando pasos importantes para que la gente pueda vivir libremente según su religión.

-¿Por dónde pasan, a su entender, las principales dificultades para el avance del diálogo interreligioso?

-Durante casi siete siglos del antiguo Imperio Otomano hubo una cultura de convivencia entre razas y credos. Pero durante su última etapa esos puentes empezaron a deshacerse. El Imperio Otomano se desmoronó debido a los ataques europeos. Por otra parte, los conflictos internos de Turquía llevaron a cierto número de intelectuales, hacia mediados del siglo XX, a pensar el islam como una ideología conflictiva y reaccionaria, y como un sistema político en lugar de una religión que se dirige principalmente al corazón, el espíritu y la mente. Como resultado, el poder secular y parte de la sociedad empezaron a observar con recelo a todos los musulmanes, así como las actividades islámicas.

-¿Subsiste, a su entender, esa visión distorsionada del islam en Occidente?

-En las universidades estadounidenses no se enseña el islam como una religión en las facultades de Teología: se imparte como un sistema político en las facultades de Ciencias Políticas. Tal percepción se encuentra entre sectores occidentalizados del mundo musulmán y entre no musulmanes de Asia y Africa. Aunque parezca mentira, muchos grupos que se consideran abanderados del islam actualmente exportan esa imagen y la fortalecen. Es ignominioso que el islam, basado en nobles principios, esté vinculado con el terrorismo. Es un enorme error histórico, porque el islam es la religión del perdón y la tolerancia. Un musulmán real no puede ser un terrorista. La religión no permite el asesinato de personas para cumplir una meta.

-¿Cómo surge el movimiento de Gulen?

-En los años 70 se había llegado en Turquía a un ambiente de enemistad y a un clima confrontativo muy violento con las distintas minorías. Nuestro presidente honorario, Fethullah Gulen, empezó a trabajar para construir una cultura de diálogo. Desde principios de los 90, se ha entrevistado con personalidades destacadas. Visitó al papa Juan Pablo II en el Vaticano. En Turquía se reunió con el patriarca de la Iglesia Ortodoxa Griega, con el de la comunidad armenia, con el gran rabino de la comunidad judía… Esto generó tensión entre los movimientos nacionalistas de este país. Se alarmaban por la presencia de un líder musulmán en el Vaticano, pero hoy el 85 por ciento de la sociedad turca apoya lo que hace Gulen.

-¿Cuáles son sus principales ideas?

-Imagina un siglo XXI en el que seremos testigos del renacimiento de los adormecidos valores morales, una era de tolerancia, entendimiento y cooperación internacional que, en última instancia, se dirigirá hacia una única civilización global. Sostiene que la democracia, a pesar de sus numerosos defectos, es el único sistema político viable y que la gente debería esforzarse por construir una sociedad en la cual los derechos individuales y las libertades se respeten y protejan. Para contribuir a ese fin, se constituyó esta Fundación de Periodistas y Escritores.

-¿Dónde concentran los mayores esfuerzos?

-En el establecimiento de un diálogo entre las facciones que representan a diferentes ideologías, culturas, religiones y naciones. Esto es indispensable porque la gente, independientemente de su nacionalidad o de las fronteras políticas que la separen, tiene mucho más en común de lo que se pueda imaginar. Para avanzar, desarrollamos distintos programas de diálogo entre las tres religiones monoteístas, pero ahora sumamos a las religiones orientales: confucionismo, taoísmo, hinduismo, y trabajamos con los países del Lejano Oriente a través del diálogo intercultural. Para que sea duradero el diálogo, la pieza más importante de este movimiento con base en Turquía y presencia en 130 países es la educación. Tenemos nueve universidades y 800 colegios en el mundo, uno en Buenos Aires, el Colegio Hércules, ubicado en el barrio de Floresta. No se rigen, como ya dije, por un concepto religioso, sino multicultural, multirracial y multilingüístico. En todos los casos son instituciones seculares y privadas, que se autofinancian. En la Argentina también está la Fundación de la Amistad Argentino-Turca, que promueve un intercambio cultural y educativo, y propone revitalizar el diálogo, la reflexión, la cooperación y la sana convivencia. Hoy estamos viendo cosas que hace 20 años hubieran sido impensables, y eso nos alienta. Los sectores extremistas son un freno para nuestros propósitos, dentro y fuera de Turquía, pero son minoritarios. Queremos ser útiles para la gente y contribuir con la cultura de la tolerancia. El deber más importante y el propósito de la vida humana es buscar el entendimiento.

MUSTAFA YESIL
Teólogo y politicólogo turco

Edad: 50 años.

Estado civil: casado, con tres hijos.

Vive en: Estambul.

Hombre de prensa: publica sus análisis políticos y sociológicos en el diario Zaman , el más importante de su país.

En Inglaterra: dirigió el London Social Studies Centre, para promover el diálogo intercultural.

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