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“Nosotros no te esperamos”

Asociaciones laicas se movilizan contra el viaje del Papa a través de la red y con varias protestas

Dentro de una semana, Benedicto XVI habrá visitado Santiago y Barcelona, dándose un baño de masas junto al Obradoiro y en la Sagrada Familia. Un viaje "pastoral, no político", como se empeñaen señalar el portavoz vaticano, Federico Lombardi, que sin embargo costará más de seis millones de euros a las arcas públicas y donde políticos y altas instituciones del Estado se pelean por conseguir una reunión, encuentro o saludo con el líder de la Iglesia católica. Los reyes, los príncipes, Zapatero, Rajoy, Montilla, Feijóo todos quieren hacerse la foto con el Papa, en una imagen que, una vez, más, vuelve a echar por tierra los fundamentos del tantas veces nombrado "Estado laico".

Pero como en la aldea gala de los relatos de Uderzo y Goscinny, no toda España está conquistada. Son muchos los que no esperan a BenedictoXVI, quienes creen que este tipo de viajes fomenta la vuelta al nacionalcatolicismo y critican que sea el Estado quien financie la visita de un líder religioso y la "postración" de las autoridades. Una muestra más de los privilegios de la Iglesia católica, que también se plasman en la sobrefinanciación, la educación religiosa, los mal llamados funerales de Estado o las tomas de posesión en las últimas semanas hemos visto varias de cargos públicos junto a crucifijos y Biblias.

Todavía falta una semana para el evento, pero en Barcelona, especialmente en el barrio de la Sagrada Familia, no se habla de otra cosa. La capital catalana se está preparando desde hace tiempo para la visita del Papa, que el próximo domingo consagrará la Sagrada Familia. En Santiago de Compostela, banderas con el lema Eu non te espero ("Yo no te espero", en gallego) penden estos días de balcones y ventanas en el casco histórico. Además, los promotores de la protesta gallega, en esta caso la asociación cultural Gentalha do Pichel, han vendido más de un millar de estandartes reivindicativos, a tres euros la unidad, para "recibir como se merece al joven hitleriano que llegó a gerente de la Iglesia católica".

El colectivo pretende denunciar el "gasto irracional de dinero público" que supone la visita "del fundamentalista Ratzinger". "Con la visita del líder cristiano, que pagamos todos, hay mucha gente que se siente excluida", sostiene Eduardo Maragoto, secretario de Gentalha.

En Barcelona, la visita del Pontífice también ha despertado a las entidades laicas que ya están en pie de guerra: ateos, homosexuales, feministas, asociaciones de vecinos, independentistas y anarcosindicalistas. Todos han preparado varios actos reivindicativos para expresar su oposición a que un acto religioso se financie con dinero público.

La mayor queja pasa por que el acto esté financiadocon dinero público

Las administraciones catalanas tendrán que gastar más de 1,5 millones de euros para adecuar la ciudad, aunque las previsiones municipales aseguran que, gracias a los visitantes, Barcelona recibirá un beneficio de casi 30 millones de euros. Pero las buenas previsiones económicas no han desmovilizado a nadie.

Actitudes diversas

La protesta tendrá su punto culminante este jueves en la plaça Sant Jaume, con un acto convocado por más de 50 colectivos anti Papa. Esta concentración central quiere demostrar "unidad" y que las distintas entidades son capaces de "unificar criterios", según explica Albert Riba, responsable de la organización Ateus de Catalunya.

El secretario general del Moviment Laic i Progressista, Joffre Villanueva, añade que la campaña, que lleva el lema Jo no t'espero, en defensa de la laïcitat, se ha ideado de una manera "muy plural, para hacer evidente la diversidad de morales" que hay en la sociedad.

Los organizadores de la protesta han creado también una web para dar a conocer su manifiesto (www.jonotespero.cat) y están repartiendo carteles, pegatinas y pancartas con el logo de la campaña para que los ciudadanos puedan mostrar su disconformidad desde sus balcones. En la red también se ha organizado una besada gay, censurada por Facebook, para cuando Benedicto XVI pase por las calles de Barcelona en su vehículo, el próximo día 7 de noviembre.

Las quejas también vienen de los colectivos feministas. La asociación catalana Ca la dona, por ejemplo, critica entre otros aspectos, que el Papa y la Iglesia nieguen "el derecho de cualquier persona a decidir sobre el propio cuerpo", ya sea por cuestión de identidad sexual o por su intención de abortar. La Rede Feminista Galega, por su parte, ha convocado una concentración en el centro de Santiago el sábado a las 11, tan sólo media hora antes de que el Shepard One [Pastor Uno] en el que se desplaza Ratinzger aterrice en el aeropuerto de Lavacolla.

Ni pies ni cabeza

"Ese día, la ciudad va a registrar miles de concentraciones de ultras cristianos, por lo que creemos que nosotras también tenemos derecho a mostrar nuestra disconformidad", mantiene una portavoz de las convocantes, que desconfía de la supuesta riqueza económica que debería generar la visita papal. "No tiene ni pies ni cabeza considerar que vaya a contribuir a mejorar la situación financiera de Galicia; basar la recuperación económica en un evento así es bastante triste. Más allá de los beneficios que puedan obtener los hosteleros, no piense que nadie vaya a ganar mucho con el viaje", insiste esta feminista descreída.

Ateos, feministas, homosexuales y vecinos están en pie de guerra

La visita religiosa también va a fastidiar y mucho a los residentes de ambas ciudades, como recuerda la Federació d'Associació de Veïns de Barcelona (Favb), que engloba a la mayoría de entidades vecinales de la ciudad.

Los motivos para quejarse pasan por las "molestias" que supondrán las medidas de seguridad para los ciudadanos (el domingo que viene se impedirá el paso incluso a los peatones que no sean del barrio o que no estén invitados al acto) y también la reivindicación de que "una sociedad democrática se tiene que asentar en la aconfesionalidad y en la laicidad", según un comunicado de la entidad.

Además, los colectivos que forman los movimientos sociales de Barcelona y que durante la huelga general ocuparon la antigua sede del Banco de Crédito Español, han decretado los días de la visita del papa como "jornadas de lucha" aunque todavía no se ha hecho pública ninguna acción de protesta.

Reunión laicista

Los ateos de Barcelona y Santiago aprovecharán la víspera y el fin de semana para recibir a su manera al Papa, pero Madrid ya fue protagonista el pasado día 23 de una gran manifestación laica contra su visita. Público reunió esta semana, en el Club de Amigos de la Unesco, en Madrid, a varias asociaciones que también reniegan de la visita. Luis Vega, de la Unión de Ateos y Librepensadores, observa "dos ejes preocupantes": "Por un lado, su llegada refuerza la confesionalidad del Estado, que pone toda su parafernalia al servicio de la Iglesia católica. Por el otro, el inmenso gasto, que pagamos entre todos, para una iniciativa privada del que nadie nos va a informar".

Antonio González Boldo, de Madrid Laica, se muestra especialmente crítico con el gasto, que "no se justificará" y que superará los seis millones de euros. La preocupación es mayor al contemplar la "actitud entreguista del Gobierno socialista", que da "todos los privilegios y facilidades" a la visita papal, y que "ha metido en un cajón la Ley de Libertad Religiosa para no molestar o perturbar las relaciones con la Iglesia". "No hay autonomía en un partido que se denomina laico y progresista", critica.

"Como ciudadano, el Papa puede venir cuando quiera a ver a sus fieles"

"Vivimos una época de oscurantismo, donde se deja a la Iglesia católica que invada el espacio público sin informar a la ciudadanía", constata Rosario Segura, de Europa Laica. "En un régimen democrático no se pueden permitir los privilegios de la Iglesia". Unos privilegios que, para Evaristo Villar, de Redes Cristianas, pues no todos los católicos están a favor de la visita papal, "nos devuelven la imagen del nacionalcatolicismo".

"Como ciudadano, el Papa puede venir cuando quiera a ver a sus fieles, pero una democracia real no puede quedar subsumida por una religión específica, y eso pasa con la teatralización que se hará del viaje", critica Rosario Segura. "Habría que cuestionar el papel de las autoridades españolas, que se pelean por estrechar la mano o hacerse la foto con el Papa".

Para Boldo, el coste de la visita resulta especialmente hiriente en el actual contexto de crisis. "Hay recortes a los trabajadores, los funcionarios, los pensionistas pero con el Papa no hay recortes, se ponen todos los medios al servicio del viaje". "Y sin informarnos de nada", añade Rosario.

En igualdad

Ninguno de los presentes aboga por prohibir la Iglesia, ni siquiera por dejar de financiar sus proyectos sociales o educativos, "pero en igualdad de condiciones y primando que sean los fieles quienes financien su confesión", aclara Rosario Segura.

"El primer paso es la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado"

¿Cómo cambiar el modelo? Tarea difícil. "El primer paso es la denuncia de los Acuerdos Iglesia-Estado", coinciden Evaristo Villar y Luis Vega, que denuncian su vigencia como "un reducto del franquismo". Antonio González Boldo sugiere la desaparición de los usos y costumbres que no recoge la ley, como la financiación, la presencia de símbolos religiosos en lugares públicos o la enseñanza religiosa. "Una cosa es respetar las creencias, y otra que los espacios públicos se llenen de todas las religiones, sin respetar los derechos de la ciudadanía", opina Rosario Segura.

"Nadie dice que se cierren iglesias o que se prohíban las procesiones", aclara Luis Vega, sino que se regule como a cualquier otra institución y no se obligue a las autoridades públicas a participar en los ritos de cualquier confesión. Uno de los mayores problemas se encuentra en esta confusión de planos, público y privado, laico y religioso. "Los obispos se pueden manifestar contra el aborto, pero lo que resulta inadmisible es que cuestionen la capacidad legislativa del Parlamento o no respeten las instituciones democráticas. Eso es un riesgo para la esencia de la democracia", concluye Rosario Segura.

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