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Necesitamos seres de luz

Durante las semanas anteriores he dedicado mi columna a compartir con ustedes, el importante análisis de tres especialistas del Derecho en México, sobre el trascendental tema del Principio de Laicidad y su importancia en la construcción de una nación democrática, republicana, libre y ética. Cuando entendemos que los países Latinoamericanos, se niegan a evolucionar hacia la democracia, en tanto nuestros políticos permitan a la iglesia católica marcar nuestra agenda; política, social, de salud, educativa… Cuando vemos como los individuos que conforman la jerarquía eclesiástica utilizan la religión y la teogonía que conforma nuestras creencias para interpretarla según sus propias percepciones subjetivas, utilizando la religión como herramienta de control y manipulación de los feligreses… Cuando vemos como en pleno siglo XXI el Estado Eclesiástico busca fortalecer sus espacios de dominio a toda costa, -y sabemos que Latinoamérica es su territorio más fuerte…- No es de extrañarnos que esa misma Iglesia decida nombrar como su líder a un cardenal con un pasado político tan oscuro en la historia de Argentina como lo es Mario Bergoglio; un personaje tan relacionado con la peor parte de la Dictadura militar, que no podemos dejar de preguntarnos cuál es hoy el fin de esa Iglesia Católica y, desgraciadamente, la respuesta no parece ser que ésta intente devenir el espacio de humanidad que urge tanto a sus creyentes, y mucho menos que tenga en mente retomar los principios esenciales en los que la misma religión judeo-cristiana fue fundada en sus orígenes, al parecer su fin es el fortalecer un poder, que nada tiene que ver con la espiritualidad.

Es por eso, porque no podemos dejarnos hipnotizar con "los espejos de colores" que la mercadotecnia eclesiástica crea deslumbrándonos con escenas "conmovedoras" que, conociendo la realidad, son todo menos eso. Es por ello que me permito compartirle querid@ lector(a) parte de la declaración del "Colectivo de varones antipatriarcales de Argentina", publicado bajo el sugestivo y envidiable lema de: "Ni machos, ni fachos"; quienes explican cómo, contrario al mensaje de "orgullo para Latinoamérica" que ha sido vehiculado estos días, el nombramiento de Bergoglio no es un honor ni un privilegio y, que en su propio país, es percibido por muchos más bien como una condena:

"Esta designación no es motivo de alegría ni de orgullo para l@s argentin@s, que durante décadas luchamos por 'memoria, verdad y justicia' por los crímenes de la última Dictadura militar. Bergoglio fue cómplice y amigo de los genocidas, 'entregador' de curas jesuitas y tercermundistas -añade el colectivo-. Tampoco es motivo de festejo para quienes luchamos por el respeto y celebración de la diversidad sexual. Bergoglio es promotor del odio homolesbotransfóbico [fue él quien afirmó] de la ley de matrimonio igualitario era 'la pretensión destructiva del plan de Dios'. Tampoco es motivo de celebración para quienes luchamos contra la misoginia y por el derecho de las mujeres (a decidir sobre su propio cuerpo), porque el cardenal condenó reiteradamente las reformas hechas en el país gaucho en favor de la libertad reproductiva. -Y termina el comunicado- Más allá de la persona que fuera electa para ser el nuevo Papa, no era de esperarse que la xenofobia, la homolesbotransfobia y la misoginia de la Iglesia Católica fueran a desaparecer. Pero ante el supuesto orgullo que l@s argentin@s deberíamos sentir al respecto, no podemos menos que expresar nuestra vergüenza e indignación ante la flamante designación". "La historia lo condena: lo muestra como alguien opuesto a todas las experiencias innovadoras de la Iglesia y sobre todo, en la época de la dictadura, lo muestra muy cercano al poder militar", señaló tiempo atrás el sociólogo Fortunato Mallimacci, ex decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Necesitamos seres de luz y no de oscuridad para los tiempos que vivimos querid@ lector(a) Francisco, es un nombre que no cubre, por más Papa que sea, la realidad de la historia de un hombre que ha sido todo, menos santo… que las diosas… nos agarren confesad@s.

*Escritora e Investigadora IIJ -UNAM

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