El partido que ayer ganó el Al-Ahli a Al-Batin por 5-0 pasará a la historia saudí: es la primera vez que las mujeres tienen permitido el acceso a una cancha de fútbol.
Entre centenares de derechos negados a las mujeres en el principal reino de la península arábiga existía uno insólito: el de asistir al espectáculo deportivo más popular en Arabia Saudita. El fútbol estaba prohibido para el género femenino, impedido de ingresar a los estadios. Hasta ayer, cuando vestidas con los colores verde y blanco del equipo local Al-Ahli miles de mujeres ingresaron al estadio King Abdullah Sports City, de la ciudad de Yeda. Una tarde histórica para un numeroso e importantísimo sector oprimido de la población saudí.
Las mujeres del Al-Ahli fueron espectadoras de una goleada: la victoria ante Al-Batin fue por 5-0, aunque la victoria más importante se conquistó en las gradas.
Por el momento, la apertura se organizó en tribunas especiales designadas para las mujeres, separadas de las tribunas masculinas. Pero el estadio se adaptó con baños femeninos y áreas para fumar específicas para mujeres.
La prohibición fue levantada por decreto este lunes y habilita la asistencia de mujeres a otros dos partidos, en las ciudades de Riad y Damman. Se estima que progresivamente el fútbol vaya extendiendo esta apertura a la totalidad de partidos de la liga de Arabia Saudita.
En la previa, los equipos de Al-Ahli y Al-Batin alentaron a sus simpatizantes femeninas desde las redes sociales a asistir al encuentro; también pusieron a la venta camisetas femeninas en oferta.
El fútbol es todavía un negocio millonario en expansión y no hay monarquía ni religión que se resista a incorporar nueva audiencia y ampliar el espectro de “consumidores”. Arabia Saudita -cuya selección es dirigida por el argentino Juan Antonio Pizzi y que este año jugará el Mundial de Rusia en el grupo A junto a los anfitriones, Egipto y Uruguay- dispone en estas circunstancias esta ampliación de la “ciudadanía futbolera” a miles de mujeres, una medida que estaba al caer.
Desde el punto de vista de la situación política, esta medida está en sintonía con el curso que intenta imprimirle el príncipe Mohammed bin Salman al reino saudí: un Islam algo más moderado que el que mandatan los sectores ortodoxos y las autoridades religiosas.
Aunque todavía la población femenina sufre una profunda opresión en la sociedad árabe, este pequeño paso adelante puede festejarse como un gol en una final.
