La asociación aragonesa Movimiento hacia un Estado Laico (MHUEL) considera que dado el carácter estrictamente municipal de una institución pública del Estado como es el cementerio de Torrero debe considerarse como “un cementerio civil, aconfesional y público”. MHUEL solicita esto respondiendo a la idea de que “todos los locales, constitucionalmente, son aconfesionales en un principio”.
Por este motivo, exigen que los símbolos confesionales o de cualquier otro tipo deben que se sitúan en el ámbito general del cementerio deben ser retirados. En este sentido, califican como “inaceptable” la presencia de persianas u otros mecanismos con el fin de tapar temporalmente los símbolos confesionales de las salas.
Asimismo, MHUEL manifiesta que “no debe de haber diferencias” de trato o servicios en razón de la adscripción confesional o de creencias del finado o de la familia del mismo.
Finalmente, piden que sean retirados del cementerio aquellos monumentos que ensalzan o recuerdan “el golpe de Estado perpetrado en 1936”.