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Misoginia episcopal

No teníamos suficiente con el vídeo del Partido Popular mintiendo sobre la actuación del Gobierno para atender a las víctimas de la violencia de género, o escuchar a Ciudadanos, y a alguna ciudadana dejando bien claro de qué lado están frente a esta violencia –y no es ni con las mujeres víctimas, ni con los acuerdos y tratados internacionales respecto de este drama infinito, de lo que se denomina ya ‘terrorismo’ machista–, cuando va y entra en campaña la Conferencia Episcopal.

Lo contaba ayer en Luis Díez en su blog ‘La espuma del día’  aquí, en cuartopoder.es. Y lo vimos en el vídeo que acompañaba su información. Los representantes de la Iglesia y sus secuaces, con todo lo que pueden decir y criticar de este país, realizan un documental bajo el título ‘Defendiendo libertades’ donde se dedican a dar estopa sobre todo a las mujeres a cuenta de lo que han decidido llamar ‘ideología de género’, que no explican lo que es pero que sirve para atacar(nos).

La relación de simplezas que se relatan en la propia web de la agencia SIC, vinculada a la Conferencia Episcopal, y en el trailer del documental no sorprende por venir de individuos que, bajo el paraguas del cristianismo, manifiestan un absoluto desprecio a la vida de las personas. Lo sorprendente es que no aprovechen la oportunidad para defender a los miles de menores que no tienen posibilidad de alimentarse con las comidas diarias necesarias para su desarrollo, o para clamar contra la usura que ha dejado en la calle a miles de familias. Hubiera estado bien que utilizaran su fe cristiana para defender la libertad y la vida de tantas mujeres que viven la tortura diaria del maltrato, si acaso, para orar por todas las asesinadas o por los niños y niñas a los que sus padres segaron el futuro arrancándoles la vida.

Pero no. El documental carga sobre el laicismo (con lo lejos que está su reconocimiento institucional) y el ateísmo (que no deja de ser una actitud limitada al ámbito privado) y sobre lo que dos de las intervinientes definen como ‘ideología de género’ que, al parecer,”se ha instaurado en los colegios, las escuelas, los institutos” y “en las agendas de los partidos para imponer su ética sexual”. Como Santa Teresa, viven sin vivir en ellos.

Con esta ‘ideología de género’ de lo que están hablando es de un supuesto poder del feminismo, aunque no se entiende que no lo digan así de claro. Todavía más raro resulta que construyan este discurso sin base argumental alguna para atacar a las más débiles de la sociedad, las mujeres.

En todas estas declaraciones, totalmente ideologizadas y lejanas del cristianismo, que es mucho más generoso y humano, se miente sin pudor porque hablan de un país donde las mujeres no tienen poder político, porque la presencia de algunas mujeres en puestos de responsabilidad no es sintomático de una incorporación de las mujeres en todos los procesos de toma de decisiones ni en la representación y en el reconocimiento de la autoridad; ni económico, cuando la feminización de la pobreza es un reto que tendrán que enfrentar los gobiernos, más pronto que tarde, en un país donde la participación de las mujeres en el mercado laboral disminuye mes a mes y la precariedad es la característica de su contratación; ni cultural, social…

Qué decir de la falacia de la inclusión de teorías feministas en el ámbito educativo cuando se ha olvidado la importancia de la coeducación y el actual gobierno ha suprimido la asignatura de ‘Educación para la ciudadanía’ para reforzar las horas lectivas de la asignatura de religión (católica, por supuesto). Eso si que es ideología.

Lo más lamentable, sin duda, es la gratuidad de todo esto y que personas con una responsabilidad ante el resto de la sociedad como Bieito Rubido, director de ABC, o el director de La Razón, Francisco Marhuenda, participen de las soflamas apostólicas en lugar de denunciar la desprotección que sufren las mujeres… ¿Pensarán que todas las víctimas de violencia, todas las paradas, todas las precarizadas, todas y tantas mujeres que están sufriendo a diario en este país el desconcierto y la impotencia antela  imposibilidad de tener un empleo digno; de no poder organizar su vida; de no tener recursos para pagar los estudios; de sufrir abusos en la calle o en la casa, son ateas? ¿Creerán que las mujeres que profesan la fe católica no están en el paro o no son humilladas y maltratadas?

Que piensen en ellas y se dejen de ‘ideologías’. Que tengan un poco de constricción, que se acercan sus navidades, y no se puede, o debe, pecar. Y si quieren libertad, recuerden que la democracia no puede permitir que unos la tengan a cuenta de someter a las otras. Por cierto, sea cual sea su ideología.

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