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Mil años de judaísmo en Polonia

En el mes de marzo último se inauguró en la sede del Parlamento Europeo, a instancias del legislador polaco Ryszard Czarnecki, una exposición dedicada al milenio de vida judía en Polonia.
Escribir sobre los diez siglos de existencia de una comunidad judía en Polonia, requiere de mucho espacio que un órgano periodístico escrito no puede dedicar al tema.
Sintéticamente, podría afirmarse que esos mil años de vida comunitaria judía en la nación eslava del Centro de Europa, incluyendo el período en que Polonia se unió a Lituania, han sido marcados por momentos de bonanza, de bienestar y de crecimiento en todos los órdenes para los judíos, como asimismo de lamentables períodos de persecución y de mal trato religioso y racial, que culminó en la primera mitad del siglo XX, con la trágica masacre y genocidio de la Segunda Guerra Mundial.
A partir de la fundación del Reino de Polonia en el año 1025, y hasta la unión de Polonia con Lituania en el año 1569, Polonia fue uno de los países más tolerantes de toda Europa, convirtiéndose en el hogar de una de las comunidades judías más grandes y más vivas del mundo, en toda la historia.
Los primeros judíos llegaron a Polonia desde el Oeste europeo, alrededor de 1098, durante el Reinado de Boleslao III y en el período de la Primera Cruzada.
Junto a ellos llegaron muchos “jázaros”, grupos de turcos, convertidos a la religión judía.
Sin desmedro de los pogroms polacos contra los habitantes judíos de Polonia, puede afirmarse que, a lo largo de los siglos, la participación judía en el comercio, las finanzas, las artes, la demografía, la cultura polaca y otras manifestaciones de la vida de la nación eslava, fue particularmente destacada y extraordinaria.
La historia del judaísmo polaco está profusamente colmada de realizaciones propias y exclusivas de los judíos y que han quedado, como una grandiosa herencia cultural, para siempre.
Repito que es imposible, en un artículo periodístico como éste, citar todas las realizaciones y mencionar todos los nombres que han estado ligados a esta historia milenaria del judaísmo polaco y del judío polaco.
En su ya clásica obra literaria “El judío polaco”, creada en idioma idish por el escritor judío Iosef Opatoshu, fallecido en los Estados Unidos de América después de la Segunda Guerra Mundial, destaca justamente los aportes de aquella comunidad, hasta el estallido de la segunda conflagración mundial del siglo XX, como de una riqueza y valor inigualables.
Miles de libros y artículos se han escrito a lo largo del siglo XX sobre este fenómeno que fue el judaísmo de Polonia. Permítaseme citar, entre cientos o miles de autores, a Jacov Leshtzinsky, Arie Tartakover y Mordejai W. Bernstein.
Veamos algunos puntos de destaque del judaísmo polaco, en el momento de mayor esplendor creador y demográfico, ocurrido en el período comprendido entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
Culminada la Primera Guerra Mundial, el judaísmo polaco comenzó a jugar un rol de liderazgo en la vida espiritual del pueblo judío, a nivel mundial. Hubo, como ya señalé, muchos elementos que dieron al judaísmo polaco esta privilegiada posición en el seno del judaísmo mundial.
El judaísmo polaco fue el que sufrió menos que cualquier otro las consecuencias de lo que fue definido como el período de asimilación en Europa Central y Oriental, saliendo de ese período con una fortalecida conciencia nacionalista y política, desde el punto nacionalista, la más orgullosa de serlo. Cabe preguntarnos: ¿qué factores debilitaron la asimilación de los judíos polacos y fortalecieron la herencia y el orgullo nacional judío? ¿Qué factores determinaron que en Polonia el judaísmo fuera la herencia nacional y cultural más rica, más conservadora y más creadora y rica en contenido que la de cualquier otra región del planeta?
Los factores que lo determinaron fueron la continuidad, el enraizamiento y la inercia, un sano y fuerte conservadorismo religioso y nacional, un enorme orgullo de su condición de judíos polacos, y una máxima disciplina religiosa y laica, todo ello en grado superior en comparación con otras colectividades judías de Europa.
Estas características del judaísmo de Polonia son el resultado orgánico, en gran medida, de muchos años de existencia y la inquebrantable vida de los judíos polacos viviendo sobre un mismo territorio, bajo un único y siempre el mismo cielo, junto a un mismo y único Río Vístula.
Sólo comprendiendo lo anterior, es que puede entenderse, y aceptarse, por qué razón los judíos de Polonia fueron, durante mil años, y hasta el surgimiento del nazismo, más profundos y más íntimos anímicamente y por qué razón fueron creciendo conjuntamente con el país polaco, con el territorio polaco, con la cultura popular polaca.
Todo esto influyó de tal manera en el judío polaco, que creó características propias que lo diferenciaron, incluso en el uso del idioma idish, y sus sonidos, del resto del judaísmo mundial y, sin duda también por ello, el proceso asimilatorio fue muy inferior en la tierra polaca, que en cualquier otro territorio del viejo continente.
Algunas características del judaísmo polaco lo hicieron, incluso, único con respecto al resto de los judíos del planeta.
En el período de entre guerras, ningún otro país del planeta llegó a tener un porcentaje tan elevado de judíos viviendo en él y en ningún otro país del planeta, los judíos habían logrado vivir en concentraciones tan compactas y tan densas como lo hicieron en Polonia.
Siendo una de las minorías nacionales, durante varias épocas y muy prolongadas, los judíos llegaron a ser la mayoría en las ciudades importantes y en los pequeños poblados. Y en este sentido, en esos lugares, imperaba no solamente la religión judía, sino también el idioma judío: el idish. Durante el shabat, la vida moría no solamente en los pequeños villorrios de todo el territorio polaco, sino también en las calles de densa población judía en la propia capital: Varsovia. Antes de la Segunda Guerra Mundial, hubo zonas de Varsovia donde la población judía representaba el 93% de la población total.
Sin ingresar en imprescindibles mayores detalles sobre el judaísmo polaco, por las razones ya expuestas, antes del estallido de la conflagración mundial, en 1939, la población judía en Polonia era de 3.135.000 judíos y el crecimiento vegetativo de la población judía allí era de 30.000 nacimientos judíos por año. Si le restamos los 18.000 judíos que emigraban entonces por año, nos queda un saldo positivo, acumulativo, de 12.000 judíos por año.
Hoy, tras la caída del régimen comunista en Polonia, quedan entre 8.000 y 12.000 judíos en aquel país.
Esfuerzos se están haciendo, y muchos, por parte de polacos no judíos y judíos, por conservar, cuidar y fomentar la rica e inigualable herencia de mil años de judaísmo polaco. El tema es de indiscutible interés e inigualable vastedad.

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