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Micro y Macrofascismos

Hace poco leía una noticia, difundida por el diario mexicano La Jornada relacionada con la secta Los Niños de Dios. Varios de sus líderes, sentenciados por pederastia, se han refugiado en el Estado de Nueva León. Esta secta es conocida por las actividades inenarrables de abuso sexual que, supuestamente, hacen soportar a los niños, desde bebés a adolescentes, que nacen o viven en la organización. Difunde también el diario parte de un “manual de abuso sexual de menores” que es utilizado como guía para los adultos de la secta a la hora de llevar a cabo canalladas y depravaciones que, la verdad, no encuentro modo de definir.

En el manual se encuentran, con todo lujo de detalles, las vejaciones execrables que sufrió un niño desde los pocos meses de vida hasta que se suicidó en la adolescencia. En España este grupo lleva asentado varias décadas, y, aunque hace años los mossos d,escuadra les investigaron y colaboraron con varias denuncias policiales, este grupo macabro sigue actuando en nuestro país, como en otros muchos países del mundo. Hechos como el que difunde La Jornada hacen que tener información de lo que es un microfascismo y de las técnicas que utilizan para subyugar a las personas (comúnmente denominadas “lavado de cerebro”) sea más que necesario, porque existe una gran desinformación en la población sobre este tema que afecta a la sociedad mucho más de lo que se suele imaginar.

Un microfascismo, o secta destructiva, es toda organización humana que utiliza técnicas coercitivas de manipulación de la mente y del comportamiento humano para conseguir, en base al sometimiento y a la adhesión incondicional de sus integrantes, sus objetivos de enriquecimiento y poder . Como sus beneficios y réditos se corresponden proporcionalmente con el grado de anulación de la libertad y la voluntad de los individuos, el perjuicio que llegan a producir a todos los niveles suele ser muy importante, llegando a ocasionar daños irreparables de tipo mental, económico, social y familiar en ellos. Su poder radica en el capital humano de personas que, sin ser conscientes de ello, han sido programadas y robotizadas a través de ciertas técnicas socio-psicológicas para dedicar su vida, sus esfuerzos, su dinero y su voluntad al grupo. Sin darse cuenta, los adeptos llegan a renunciar a su voluntad personal en pos de una idea o una creencia grupal que se les ha ofertado como la única válida.

Si el microfascismo es la anulación absoluta de la libertad de un número limitado de individuos, el macrofascismo es la anulación de la libertad de un grupo humano que conforma una identidad nacional. Son las dictaduras o totalitarismos, en los que se impone como exclusiva determinada ideología política, reprimiendo cualquier otra ideología o creencia, sometiendo a la población a sus dictámenes mediante la prohibición y el castigo, y reprimiendo cualquier ideario que no sea el propio.

Las técnicas en ambos casos sólo difieren según difiere la densidad del colectivo. En el microfascismo las técnicas coercitivas van encaminadas a la represión individual, se llevan a cabo con mayor intensidad y centradas en lo personal y grupal, mientras que en las dictaduras esas herramientas de manipulación se ajustan al objetivo de la represión social, generalizada y colectiva. Sectas y dictaduras se conforman en organizaciones totalitarias y piramidales cuyo vértice (dictador, gurú, líder o líderes) impone sus criterios y utiliza la coacción, la fuerza, la manipulación, el miedo o el terror para que sus postulados sean aceptados y seguidos. El señuelo puede ser cualquier cosa que pueda inicialmente hacer sentir bien a la gente, desde organizaciones religiosas, pasando por grupos de autoayuda, ventas piramidales, centros de supuesta ayuda a drogodependientes, de terapias alternativas, etc.

El aislamiento del exterior, la dogmatización y el adoctrinamiento ideológico, la anulación de otras fuentes de información que no sean las propias, el empleo de símbolos representativos, la radicalización ideológica, la celebración de rituales que exacerban el sentimiento de pertenencia al grupo, el propagar una visión excluyente del mundo que alimenta el odio hacia lo ajeno y la anulación de cualquier cuestionamiento o crítica son algunas de las técnicas que, adaptadas al grupo que se pretenda someter, forman parte de las herramientas que sirven a los tiranos para anular la libertad y controlar a los individuos. Se trata de la ausencia total de democracia, ya sea, repito, a nivel individual o colectivo.

Lobos con piel de cordero. Suelen publicitarse, además, como salvadores de almas, como sanadores, como poseedores del conocimiento que nos llevará a la felicidad, la plenitud, la sanación, la riqueza material o la "salvación espiritual". Promesas engañosas, mentiras que se venden como verdades incuestionables, manipulación, engaño, intereses velados, voracidad insaciable, sectarismo. En la jerga psicológica se les llama a los adeptos a sectas “los nuevos esclavos”. Se trata, en definitiva, del polo opuesto a la libertad, a la democracia, al pluralismo, al librepensamiento, a la decencia, al conocimiento y a la razón. Y lejos de ser un tema esotérico y puntual, es algo que convive, más o menos oculto, entre todos. La mejor herramienta contra ello es el espíritu crítico, el conocimiento y la información. La medida de la libertad de las sociedades es la medida de la libertad de los individuos que la componen; y sin conocimiento no hay libertad.

Normand Baillardgeon escribió sobre ello su “Curso de autodefensa intelectual”, y el gran lingüista y filósofo Noam Chomsky, gran conocedor del empleo del lenguaje para controlar el pensamiento, advirtió que “Si tuviéramos un auténtico sistema de educación se enseñaría en él cursos de autodefensa intelectual”, y “…todos los ciudadanos de las sociedades democráticas deberían hacer un curso de autodefensa intelectual para protegerse de la manipulación y el control, y sentar las bases para conseguir una democracia mejor”.

Coral Bravo es Doctora en Filología y miembro de Europa Laica

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