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[México] Entre el Respeto y la Tolerancia

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Hace unos días el escritor inglés Salman Rushdie fue atacado en el momento en que impartía una conferencia en Nueva York, quizá este nombre no le sea muy conocido, pero en 1988 Rushdie saltó a la fama por la publicación de su libro “Los Versos Satánicos”, que fue condenado por la comunidad musulmana practicamente de todo el mundo, al considerar el texto una ofensa directa al profeta Mahoma, incluso el entonces Ayatolá Ruhollah Jomeiní, líder religioso de Irán condenó a muerte por decreto a Rushdie, instruyendo a sus seguidores que podían privarlo de la vida en cualquier parte del mundo donde se le encontrara. 

Y aunque esta condena fue posteriormente retirada, Salman Rushdie ha vivido desde entonces escondido y bajo esquemas de protección. Este caso tan emblemático nos conduce a efectuar una necesaria reflexión, justo entre el respeto y la intolerancia. Rushdie en su obra, -que puede considerarse una sátira- tiene como protagonistas las personalidades del arcángel Gabriel y  Shaitan, éste último que en la tradición islámica es algo así como un demonio que cuya función es tentar a los humanos al pecado, en su obra, Rushdie de cierto modo ridiculiza las visiones del profeta Mahoma, lo que para el pueblo musulmán es definitivamente una blasfemia. 

Rushdie, ha defendido su obra bajo el amparo de la libertad de expresión que, como ciudadano inglés le esta garantizada, sin embargo las amenazas a su vida provenientes de grupos fundamentalistas islámicos, le hizo migrar -también bajo protección- a Nueva York, donde recientemente fue atacado. 

Este no es el único caso donde una expresión artística, es motivo de una persecución mortal, recordará Usted en 2015 el ataque al Semanario francés “Charlie Hebdo”, por la publicación caricaturizada del profeta Mahoma, donde fueron asesinados doce periodistas, a manos de tres jovenes musulmanes, quienes al tiempo que disparaban contra sus víctimas gritaban: “Alahu akbar” (“Alá es grande”) y “vengaban” de esa forma a su profeta. 

Este tipo de reacciones son desde luego desproporcionadas, condenables e injustificables. La sátira de Rushdie y de los caricaturistas de Charlie Hebdo, es una crítica dirigida al fundamentalismo religioso, ese que precisamente no le gusta ni tolera crítica alguna, fue un señalamiento al abuso que ocurre desde el poder religioso que se mimetiza con el poder político en algunos Estados denominados Islámicos.  

Sin embargo, no podemos perder de vista también que, hay una realidad de millones de personas cuya fe está del lado del islam, quienes viven su espiritualidad de una manera aboslutamente distinta a la nuestra, y que se puede lastimar la esencia misma de su fe, cuando no se precisa con claridad que la crítica no es contra la fe, sino contra el status quo de un poder religioso abusivo;  aunque insisto, de ninguna manera esas publicaciones, ni ninguna otra pueden, ni podrán justificar jamás el perpetrar un crimen. 

En conclusión, lo que considero sí nos corresponde como integrantes de esta humanidad, es intentar entender al “otro”, lo que implica primero reconocer que en este planeta los sistemas de creencias y prácticas religiosas, son muy diversas y variadas, pero que ello no exime a las Instituciones religiosas a ser portadoras y difusoras de mensajes de amor, respeto y tolerancia, para que los escenarios de paz se veán siempre favorecidos, por supuesto todo ello sin que ningún habitante de este mundo global, se prive ni renuncie jamás a un solo ápice de su libertad de expresión, ya lo dijo Voltaire: “Podré no estar de acuerdo con lo que dices, pero defenderé incluso hasta la muerte tu derecho a decirlo.” 

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