Aunque generalmente abrimos este boletín con cuestiones de interés a nivel nacional, hoy quiero hacer una parada en Madrid para hablar de la situación de las universidades, que están agonizando. Hablo de las públicas, claro, las privadas van viento en popa en una comunidad que da vía libre a prácticamente cualquier propuesta que le llegue.
Para las públicas no hay tanta manga ancha. Las seis que hay en Madrid llevan años sobreviviendo como pueden a las políticas de diferentes gobiernos del PP que no son muy entusiastas de lo público, pero la situación ya no es sostenible. Los rectores, cansados de intentar negociar poniendo buena cara y sin alzar la voz, se han cansado.
En lo que supone un cambio de estrategia claro, los mandatarios han pasado a explicar al público general cuál es la situación en Madrid de una institución tan básica para un país como es su universidad. Tras una protesta en abril que no surtió efecto alguno, este pasado jueves aprobaron todos a una una declaración expresando su situación “crítica” y alertando de las graves consecuencias que esto tendrá sobre el normal funcionamiento de los centros. En algunos, como la Complutense, se están planteando cerrar grados, másteres y doctorados ante la falta de medios.
Tienen sus argumentos, los rectores. Las universidades madrileñas ingresan hoy apenas un 5% más de fondos públicos que hace 15 años, cuando la vida –el IPC– ha subido un 35%. Algunos campus se caen a pedazos (Complutense) y otros necesitan especial protección (Alcalá es Patrimonio de la Humanidad), pero la partida de infraestructuras es prácticamente inexistente. También suelen aludir los rectores al hecho de que Madrid es la comunidad más rica de España, pero la que menos invierte en Universidad y a la vez (precisamente por ello, más bien) la más cara para estudiar. Con estos y otros motivos se reúnen hoy los rectores con Ayuso para pedirle más financiación.
La presidenta cree que las universidades son nidos de izquierdistas despilfarradores –lo dice ella misma– y está actuando para erosionar el servicio público mientras refuerza el privado. Es exactamente lo mismo que sucede con la sanidad. La guerra es total entre rectores y Gobierno regional.
Y en estas ha aparecido el Gobierno central, siempre dispuesto a arremeter contra Ayuso. La ministra Diana Morant le reprochó este lunes a la presidenta que haya sido la única comunidad que ha rechazado un pacto con la Moncloa para financiar más de 4.000 plazas de profesor universitario que exige la nueva ley. “Es incompresible” que Madrid renuncie a 169 millones de euros y casi mil plazas, le ha dicho Morant a Ayuso.
En relación a esto y por aquello de las comparaciones entre iguales: Moreno Bonilla ha inyectado casi 50 millones de euros a la Universidad de Málaga para rescatarla de “una crisis sin precedentes”.
