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Mahoma

EL único idioma europeo que tiene una palabra específica para denominar al fundador del islam es el castellano: Mahoma. Así le llamaron moriscos, españoles y musulmanes al cien por cien y así deberíamos designarlo nosotros para ser fieles al correcto castellano y como homenaje lingüístico a nuestros antepasados andalusíes.

Desde la atroz supresión de la cultura de los moriscos a lo largo del siglo XVI hasta su expulsión definitiva en 1609, nació y maduró el concepto de 'libertad de expresión'; el concepto, pero no tanto la práctica. Aquí, hace menos de treinta años, la libertad de expresión estuvo seriamente restringida, por no decir inexistente. No me refiero solamente a la libertad de prensa, sino a la libertad de expresión propiamente dicha. No olvidemos que aquí nadie se hubiera atrevido a expresar en voz alta una opinión política en la calle, en un bar, en una cafetería.

Vale lo mismo para la 'tradición' de la libertad de expresión en Europa. Fíjense en los 'modélicos' países como Francia (República de Vichy); Alemania (Hitler, elegido democráticamente); Mussolini (payaso totalitario donde los haya); Grecia (cuna de democracias y coroneles). Vista así, está claro que la trayectoria histórica de la 'libertad de expresión' está es pañales en Europa y en el resto del mundo escasea notablemente. No confundan la libertad de expresión, la que se gana a diario con tesón, paciencia y cultura, con su corolario: la libertad de prensa, con su ética profesional basada, se supone, en la inteligencia.

El viernes, este periódico publicó una carta admirable de la Asociación de Mujeres Politólogas acerca de la vergonzosa intervención de Benavides en un pleno del Ayuntamiento de Almuñécar. Tanto en forma como en contenido, la carta no tiene desperdicio ya que las posibilidades de aplicarla a otras esferas del comportamiento de nuestra sociedad son numerosas. Una frase especialmente penetrante dice así: "Nuestra intención sólo pretende hacer reflexionar sobre el daño que este tipo de comentarios, inconscientes la mayoría de las veces y basados en la ignorancia e insensibilidad política, suponen para el bien de la ciudadanía generando comportamientos, actitudes y pensamientos sobre el género femenino".

Si sustituimos el término 'género femenino' por 'mundo islámico', tendremos un análisis certero de la situación creada por la inconsciencia, ignorancia, insensibilidad política y falta de ética del periodismo danés, donde se originó el innecesario insulto a los musulmanes, que están reaccionando con una violencia tan inusitada como injustificable.

¿Saben por qué Edward Said se llevó el premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 2002? Lean su libro Orientalismo y entenderán no sólo eso sino por qué el mundo islámico es susceptible a las burlas producidas a raíz de las famosas viñetas danesas. El embrollo tiene difícil solución, es cierto. Pero no afecta en absoluto a nuestra libertad de expresión. Si tienen alguna duda, comenten la situación en voz alta en cualquier sitio público y verán cómo nadie les detiene.

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