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Magnífica conferencia de Rosa Regás

Uno de los asistentes a la Conferencia de Rosa Regàs en Granada con motivo de la celebración por GRANADA LAICA del DÍA DEL LAICISMO Y LA LIBERTAD DE CONCIENCIA nos remite este comentario, en el que se recoge la opinión de la mayoría de los 200 asistentes a dicho acto que abarrotaron el Salon de Grados de la Facultad de CC. Políticas y Sociología de la Universidad de Granada.
 

Magnífica conferencia de Rosa Regás

Conferencias como ésta deberían repetirse para ir lavando muchas mentes de las larvas del nacional catolicismo que durante cuarenta años padeció este país

Francisco Gil Craviotto

Magnífica conferencia de Rosa Regás en la Facultad de Ciencias Políticas. Únicos puntos negativos: la pequeñez de la sala y el enorme calor de la misma. ¿Por qué derrochar de esa manera energía, ahora que tanto se habla de ahorro de combustible? Alguien debe tener la respuesta. Rosa Regás, reputada escritora y ex-directora de la Biblioteca Nacional,habló de una manera inteligente y al mismo tiempo asequible a todo tipo de oyentes, sobre el laicismo y el mucho camino que todavía nos falta por recorrer en España para llegar a su meta. Puso todo su énfasis en la escuela laica -de ella dependen los hombres y las mujeres del mañana- y señaló lo lejos que estamos de tal realidad. ¿Cómo se puede hablar de escuela laica, cuando hay una asignatura, obligatoria y puntuable en todos los colegios concertados, llamada religión católica? Para mayor incongruencia los profesores de tal asignatura los paga el contribuyente -sea católico, protestante, ateo, etc- y los elige, revoca y manipula el obispo. También insistió en el tema de la amalgama que muchos suelen hacer entre catolicismo y tradición española. No todo cuanto ha realizado la iglesia católica puede merecer nuestra aprobación. Como ejemplos de las atrocidades más lamentables señaló la Inquisión, las Cruzadas -incluida la de Franco, bendecida por la Iglesia católica- y el hecho de no considerar que la mujer también tiene alma hasta 1570 (concilio de Trento)

Conferencias como ésta deberían repetirse a lo largo del año con mucha más frecuencia de lo que hasta ahora estamos acostumbrados. Sería la mejor medicina para ir lavando muchas mentes de las larvas del nacional catolisimo que durante cuarenta años padeció este país. Los numerosos aplausos que recibió del público, así como el lleno tan enorme de la sala bien demostraban el interés del público por estos temas.

Mi más sincera felicitación a la escritora y a los organizadores del acto. Lástima que les haya fallado la sala, pequeña y calurosa.


NOTA DE GRANADA LAICA

El salón que teníamos acordado era el Aula Magna de la Facultad, pero un acto con los candidatos a rector nos obligó esa misma tarde a pasarlo al salón de Grados, más pequeño, por lo que lamentamos las incomodidades sufridas por una parte de los asistentes que tuvieron que estar de pie o sentados en las tarimas o el suelo.

 


El comentario de Francisco Gil Craviotto ha circulado por una lista granadina, recibiendo un comentario,  por su interés publicamos a continuación la respuesta de Francisco, pues aclara más algunos aspectos que se mantienen en la mente de mucha gente.

Si en la actualidad no existiese la Iglesia, no por eso no habría gente caritativa y desprendida

Francisco Gil Craviotto

No es la primera vez que, el comentario mío de un libro o un discurso de otra persona, ha producido una polvareda de críticas, no contra el libro o discurso en cuestión, sino contra el comentarista. Me parece que, aunque atenuado, este proceder responde al mismo criterio de aquellos reyes de la antigüedad que, cuando llegaba un emisario diciendo que sus tropas habían sido derrotadas, le cortaban la cabeza.

Pero esta pequeña introducción no debe interpretarla nadie como una triquiñuela para evadir mi responsabilidad. Es evidente que, si yo vertí más de un elogio en mi breve reseña de la conferencia de Rosa Regás (reseña que nadie me había pedido y elogios que vuelvo a reiterar), se debía sobre todo a una convergencia entre sus puntos de vista y los míos. Negarlo sería negar la realidad.

Aclarados estos pormenores entro en el contenido del comentario que a mi comentario hace Marisol y publica "Correos de la Vega" en su número de ayer.

La primera novedad de este comentario es la aclaración que Marisol nos hace de que ella -copio textualmente-  "está desconectada de todo lo relacionado con la práctica religiosa". Enhorabuena. Ya hay al menos un punto en el que coincidimos. La verdad es que lo disimula muy bien.

El segundo punto que quiero comentar es lo que ella llama "ese empeño en ridiculizar la labor que hace la Iglesia Católica". No estoy de acuerdo con el verbo. Ni Rosa, en su conferencia, ni yo en el resumen de la misma, tratamos de ridiculizar la labor de la Iglesia. El verbo se queda corto. Se trata de una constatación, evidenciada por la Historia. Que se lo pregunten a los miles de abrasados en las hogueras de la Inquisición, a las víctimas de las cruzadas, a los maestros fusilados por retirar el crucifijo de las escuelas, etc., etc.

El tercer punto que traigo a esta página es éste: "… en nombre de Dios se han hecho muchas barbaridades en todo el planeta, en el seno de la religión católica y en seno de otras muchas religiones". Casi estoy de acuerdo. Lo estaría totalmente si, al verbo en tiempo pretérito, le añadimos otro en presente: "se han hecho y se están haciendo". Valga un ejemplo entre miles: el del joven fanatizado que muere matando con un cinturón de bombas pegado al cuerpo o el de la mujer lapidada porque le puso los cuernos al marido. Esto evidencia que el tema sobrepasa los límites de la religión católica y entra en otras. El fanatismo no tiene fronteras.

Aún hay un cuarto punto que quiero comentar: el de la gente buena y altruista que, en nombre de la Iglesia, va haciendo una gran labor social. Yo los admiro. Estoy seguro que Rosa también. En tiempos de los griegos y romanos, que no existía la Iglesia católica, también había ese tipo de gentes -basta leer a los clásicos para comprobarlo-,y apostaría algo a que, si en la actualidad no existiese la Iglesia, no por eso no habría gente caritativa y desprendida. ¿Por qué Marisol me ha sacado a relucir a los misioneros y no me ha mencionado a los curas y obispos pedófilos de Estados Unidos, por los que la Iglesia ha pagado multas enormes, que también forman parte de la actualidad? ¡Inescrutables son los caminos del Señor!.

Ya metido en este berenjenal hay otro punto al que quiero aludir, aunque Marisol no lo menciona.  Me refiero al tema de la escuela laica, algo en lo que puso todo el énfasis Rosa Regás y creo  reflejé, aunque con brevedad, en mi reseña. Yo le pregunto a Marisol: ¿justifica todo lo anterior el hecho de que, con el dinero del contribuyente,-sea católico o no- se paguen las clases de religión, cuyos profesores -para mayor sarcasmo- los elige, retira y manipula el obispo? He aquí el "quid" de la cuestión en el que ella no ha entrado.

No quiero terminar sin responder a cierta alusión, aunque muy de soslayo, que hace Marisol a la revolución francesa. Es evidente que se cometieron muchas atrocidades. Miles de inocentes guillotinados. Negarlas sería como negar las de la Inquisición. Sin embargo, justo es reconocer que gran parte del estado de bienestar que gozamos en la actualidad, se lo debemos a aquellos hombres, sobre todo a los padres de la revolución, que prepararon el camino: Diderot, Montesquieu, Voltaire, D'Alambert, Rousseau, …

Termino felicitando la época que vivimos, en la que cada cual puede expresar libremente sus ideas sin que vengan a detenernos.  Hace tan sólo cuarenta años Marisol hubiese podido expresar estas ideas sin que nadie la molestase, pero tanto Rosa Regás como un servidor, ya tendríamos a estas horas a la policía llamando a nuestra puerta y, un par de siglos atrás, nos hubiesen abrasado en un caluroso y solemne auto de fe.

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