El ministro de la República en el exilio defiende soberanía popular y laicidad como pilares de libertad y fraternidad
El ministro de la República en el exilio Macrino Suárez fue el encargado, ayer, en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA, de inaugurar los actos de la Semana Republicana organizados por la Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda. Y lo hizo, presentado por Plácido Arango, con una conferencia sobre ciudadanía que convirtió en un canto a los valores democráticos que sustenta el ideario republicano, muy distintos, indicó, a «la democracia que tenemos aquí, en la que, al revés de lo que tendría que ser, los partidos ya no son la correa de transmisión del pueblo».
Ante la «partitocracia», el «contagio» que ha provocado a la Administración pública y una ley Electoral de listas cerradas, Macrino Suárez opuso principios sencillos y efectivos. «La República que se consolide en un futuro», indicó, «tiene que ser el resultado de una conciencia de ciudadanía en la que cada individuo participe de la vida democrática pensando por sí mismo». El modelo republicano, al menos el que defiende Macrino Suárez, se aproxima más a este ideal porque reposa en dos valores fundamentales de toda democracia: «La soberanía popular y la laicidad».
El ex ministro de la República en el exilio opuso la actual Monarquía a la auténtica soberanía popular en la que todo ciudadano, además de una conciencia cívica, tiene un mínimo sistema económico y social para ser independiente. Y argumentó que la laicidad no está reñida con el respeto a todas las confesiones religiosas, como ocurre, citó, en Francia. Con esos mimbres, siguió, son con los que se construyen, «aunque me llamen casposo por defenderlo», los principios democráticos de «libertad, igualdad y fraternidad». Puso especial énfasis en la defensa de esta última, «que tanto molesta», entendida como solidaridad en el contexto de «una economía de mercado que fomenta el individualismo y que nos acaba confundiendo para conducirnos a una sociedad de mercado».
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