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Maalouf reivindica la cultura contra la barbarie

En «El desajuste del mundo», el escritor libanés analiza la crisis de los valores

La humanidad va mal. Amin Maalouf no es el primero que lo escribe, aunque esta vez al escritor libanés exiliado en Francia desde 1975 se le acabó la paciencia. En un arrebato de humanismo, el autor de León el Africano deja la novela y grita su ira en un ensayo escrito en primera persona. En El desajuste del mundo. Cuando nuestras civilizaciones se agotan (Alianza), nadie se salva: occidentales, asiáticos, árabes, marxistas y capitalistas, místicos y laicos… Todos somos responsables de "la barbarie común" hacia la que caminamos. Y a todos nos toca "salvar a la humanidad".

El diagnóstico de Maalouf asusta. Desde el final de las ideologías con la caída de la URSS, "el mundo asiste al retorno de las identidades, un mundo donde la democracia está a merced de la escalada de los conflictos", explicó ayer el escritor en Madrid. Y confesó: "Saber si seremos capaces de vivir juntos en paz y armonía es una pregunta cuya respuesta es incierta".

Para ilustrar sus palabras, Maalouf recurre a lo que mejor conoce: las relaciones entre Occidente y Oriente Próximo. Denuncia las fracturas imaginarias entre las orillas del Mediterráneo: "Lo que reprocho al mundo árabe es la indigencia de su conciencia moral; lo que reprocho a Occidente es su propensión a transformar su conciencia moral en herramienta de dominación". Occidente es "incapaz de transmitir los valores universales".

Porque ahí está la clave: la educación, la sanidad, la cultura y la democracia son valores universales que "no sólo valen para Europa; no existen pueblos en el mundo cerrados a la democracia". "La democracia es el mejor producto de exportación", insistió. Nada de discursos tercermundistas, del tipo "Oriente Próximo y África se están muriendo porque así lo quiere Occidente". Maalouf también denuncia a "dirigentes sin legitimidad, a movimientos clandestinos que declaran guerras a países vecinos".

Pistas de soluciones

Apuntar los problemas siempre ha sido fácil y Maalouf lo sabe. "Mi libro es un diagnóstico, pero no tengo soluciones, sólo pistas", reconoció sereno. Y sueña: "El futuro es construir juntos una civilización global a la que cada uno pueda contribuir y para ello hay que dar la prioridad a la cultura. Sólo se conoce a los otros gracias a la cultura. La paz civil se alcanza gracias a la cultura".

¿No es un poco ingenuo? La división, el conflicto, es parte de la esencia humana. "Para nada. Es verdad que no podremos acabar con la violencia, pero tenemos los medios para inventar un mundo plural y sin guerras", explicó. Maalouf también es cauteloso: "La elección de Obama es un símbolo, pero es pronto para saber lo que pasará ".

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