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Los socialistas frente a los obispos de Vitoria y Tui en la campaña de las municipales de 1931

Los socialistas denunciaron en la campaña electoral para las trascendentales elecciones municipales de abril de 1931 la intervención eclesiástica en la misma, partiendo de la concepción que tenían de la religión y de la Iglesia.

Comenzaron denunciando las misiones en el Puente de Vallecas de Madrid y los intentos de influir electoralmente por parte de las monjas del Corazón de Jesús y de distintas congregaciones de colegios madrileños, y que hemos estudiado en otro trabajo. El culmen llegaría cuando los obispos de Tui y Vitoria intervinieron en la campaña electoral con sendas pastorales.

En la primera denuncia los socialistas querían dejar claro, a través de las páginas de El Socialista, que no era verdad que las fuerzas antimonárquicas fuesen contrarias a la religión porque la política no debía entrometerse en las conciencias, aspecto que siempre defendió el socialismo español. La política no podía y no debía imponer ninguna creencia ni prohibirlas. Pero sí se pretendía delimitar las esferas, oponerse a que determinados sectores se salieran de su función para intervenir en las competencias propias del poder civil.

En la nueva denuncia se aludía a lo que consideraban un toque a rebato con motivo de la lucha electoral por parte de los obispos, es decir, en una escala mayor. Los socialistas insistían en su línea de pensamiento en esta materia al incidir en la necesidad de la separación de la esfera pública de la religiosa, aunque no habría nada que objetar, siempre según su opinión, si se pusieran del lado de la “razón y la justicia”, pero no lo podían hacer porque disfrutaban de un modo de vida bien alejado del cristianismo primitivo.

Los socialistas, como hemos dicho, aludían a las pastorales de los obispos mencionados en las que recomendaban las candidaturas monárquicas a sus diocesanos. Eran calificados de representantes de un “orden nefando”, de privilegio, tiranía, y “miseria material y espiritual”, un orden en el que podían “regodearse” los obispos. En el artículo de El Socialista donde se hacía esta denuncia se pormenorizaban los males del régimen político que había que derribar porque, no podemos olvidar, que las elecciones de abril de 1931 se planteaban como un plebiscito entre Monarquía y República. Las exhaustivas críticas del sistema iban dirigidas, especialmente a los “católicos, sinceros, españoles”, para que no se dejaran embaucar por “arengas pastorales al servicio, no de Cristo, sino de Plutón”. Por eso se pedía el voto para los antidinásticos, para construir otro régimen político.

Hemos consultado el número 6916 de El Socialista. Además, podemos recurrir al trabajo de este autor, “La denuncia socialista de la intervención eclesiástica en las elecciones de abril de 1931”, Observatorio del Laicismo, (febrero de 2019).

Eduardo Montagut. Doctor en Historia

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