El histórico sindicato Solidaridad se opone a la retirada del crucifijo situado en la sala de plenos del Sejm
El Parlamento polaco (Sejm) surgido de las elecciones legislativas del pasado 9 de octubre, que dieron la victoria a los liberales de Plataforma Cívica (PO), todavía no se ha formado pero ya ha estallado la primera polémica política. El Movimiento Palikot, la formación liberal de izquierda y anticlerical dirigida por el empresario Janusz Palikot que ha conseguido colocarse como tercera fuerza parlamentaria, ha pedido la retirada de un crucifijo que preside la sala de plenos del Sejm y de los símbolos religiosos en la vida pública, porque considera que vulneran la Constitución y son impropios de un país democrático desarrollado.
El Movimiento Palikot, que defiende la transformación de Polonia en un Estado laico, está dispuesto a apelar al Tribunal Constitucional si el Parlamento hace caso omiso a su petición. Otras fuerzas, como el socialista SLD y una parte de PO, comparten la postura de Palikot, aunque critican las formas «radicales» que utiliza esta formación. Por el contrario, el sector más a la derecha de Plataforma y grupos conservadores como Ley y Justicia (PiS), de Jaroslaw Kaczynski, y el PSL (Partido Campesino) se oponen radicalmente a la retirada del crucifijo de la Cámara baja.
El histórico sindicato Solidaridad, que contribuyó al derrocamiento pacífico del régimen comunista, también se ha unido a las fuerzas de la derecha. La dirección sindical, próxima a las ideas políticas del PiS, acordó apoyar el mantenimiento del crucifijo en el Sejm, porque es «un símbolo de la cultura polaca, pero también del cristianismo y la cultura europea».
Según Solidaridad, «la cruz fue una guía para la oposición democrática de los años ochenta». Solidaridad expresó esta posición en un homenaje a Jerzy Popieluszko, un sacerdote opositor al comunismo que fue torturado y asesinado el 19 de octubre de 1984 por agentes de la Policía política. Popieluszko, que fue beatificado el 6 de junio de 2010 en Varsovia, llevó una intensa campaña en contra de la decisión del régimen comunista de retirar los crucifijos de las escuelas públicas.
La Comisión Nacional de Solidaridad hizo un llamamiento a «no permanecer indiferentes ante los brutales ataques a los valores que profesaba el bendito padre Jerzy y por los cuales fue asesinado». En los tiempos duros del comunismo Solidaridad fue liderado por Lech Walesa. En una primera etapa, la dirección del sindicato estuvo formada por dirigentes católicos conservadores, pero también por cristianos liberales y un nutrido grupo de intelectuales laicos y de izquierda que fueron los precursores del sindicalismo independiente.
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