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Los obispos ingleses cobran por ir a la cámara de los Lores

Escándalo en Londres por facturas de más de 40.000 euros para dietas | El obispo más ‘caro’ es el ultraconservador Forester, que ve en la homosexualidad una enfermedad

COMENTARIO: Un ejemplo de lo que supone la no separación de las iglesias y el Estado. En este caso un Estado que tutela una iglesia, la de Inglaterra, y que mantiene una teocracia, donde la reina es la jefe de Estado y de la Iglesia. De ahí que como en el nacional catolicismo de Franco y del siglo XIX en España, los obispos, por serlo, ya forman parte del Parlamento (Cámara de los Lores) Una clara vulneración del laicismo.


“Los Lores –dijo a principios del siglo pasado el entonces primer ministro liberal Lloyd George– es un cuerpo integrado por quinientos hombres elegidos a boleo entre quienes no tienen trabajo”. Cien años después las cosas no han cambiado demasiado: la Cámara Alta del Parlamento del Reino Unido es casi el doble de grande y mucho más costosa, pero igual de poco democrática, de ahí que su reforma sea uno de los temas permanentes de la agenda de gobierno.

Un elemento clave de los Lores son los 26 obispos de la Iglesia de Inglaterra, cuya posición merece automáticamente un escaño en una institución creada para estudiar los proyectos de ley con más tiempo y mayor profundidad que la Cámara Baja, sin las presiones del calendario político y las exigencias partidistas. Carecen de poder para ir en contra de la voluntad de la mayoría de los Comunes, pero sus recomendaciones tienen peso. Y, según acaban de descubrir los británicos, cuestan bastante dinero.

Los resultados de una investigación efectuada por el diario The Independent revelan que los llamados lores espirituales –los obispos– pasan gastos de hasta 35.000 euros anuales para su manutención en Londres cuando asisten a sesiones de la Cámara Alta, y de hasta 10.000 euros por los desplazamientos en tren o coche desde su diócesis hasta la capital. Todo ello en un ambiente de crisis económica y recortes drásticos en educación, sanidad y todo el Estado de bienestar. El escándalo está servido.

Las cifras más difíciles de digerir son, además, las del religioso para muchos más difícil de digerir, el obispo ultraconservador de Chester Peter Forester, que ha sido incluso investigado por la policía por sugerir que la homosexualidad es una enfermedad que se podría curar con “tratamiento psiquiátrico”, y pertenece a una organización que sostiene que no está claro que el cambio climático sea un fenómeno provocado por el hombre.

Por asistir a un centenar de sesiones de la última legislatura, el susodicho obispo pasó el máximo dispendio autorizado por día –450 euros– para hotel y comidas, y más de nueve mil quinientos euros de viajes, mientras que otros obispos como los de Birmingham, Canterbury y York renunciaron al privilegio de cobrar por acudir a la Cámara de los Lores. El de Londres, a pesar de que tiene el Oarlamento literalmente a la vuelta de la esquina, pasó, sin embargo, 3.000 libras de gastos.

Los lores espirituales, como todos los demás, acuden a los debates cuando quieren, y cuando no quieren no lo hacen, de acuerdo con el interés que les susciten los temas y su experiencia en ellos, sin estar sometidos a ningún tipo de escrutinio. La actual coalición de gobierno prepara la reforma democrática de la Cámara Alta que tantas veces prometió Tony Blair pero nunca llevó a cabo, y parte de ella es reducir el número de miembros y que los obispos sean 12 en vez de 26. La idea no hace ninguna gracia a la Iglesia de Inglaterra, que interpreta la medida como un desafío a su tradicional peso en la política del Reino Unido como autoridad de la religión oficial.

La Cámara Alta no tiene un número fijo de integrantes, en su mayoría políticos no electos nombrados por la reina bajo recomendación del primer ministro de turno. En la actualidad son 786, de los cuales tan sólo 92 tienen el derecho de pasar el título a sus descendientes. Carecen de salario, pero pueden pasar considerables gastos.

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