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«Los musulmanes de segunda generación son un buen caldo de cultivo para los takfirís»

De plena actualidad tras la detención en Melilla de dos presuntos líderes y el supuesto fallecimiento en Siria de tres jóvenes ceutíes que podrían haber sido captados por Takfir wal Hijra

el analista Óscar Pérez Ventura, uno de los mayores expertos del país en esta “secta”, la disecciona a fondo para ‘El Faro de Ceuta’.
– Cuando oyó por primera vez que tres jóvenes ceutíes habían viajado a Siria con la supuesta intención de hacer la yihad y posteriormente muerto en ese país, ¿le sonó la historia a los Takfir wal Hijra, como se ha señalado posteriormente?
– Los seguidores más acérrimos del yihadismo tienen entre sus dogmas la ayuda en la lucha contra el enemigo del hermano musulmán. Estos yihadistas consideran que ser ‘buen musulmán’ es hacer la yihad, en este caso, luchar contra el régimen de Al Assad que está masacrando a la Umma, la comunidad de creyentes musulmanes. Esta defensa de los países árabo-musulmanes ya se dio en la guerra URSS-Afganistán en los años 80, donde cientos de combatientes islamistas acudieron a combatir al ejército soviético, auspiciados por Osama Bin Laden.

– ¿Le parece coherente, por tanto la ligazón?
– Para la opinión pública en general, Takfir wal Hijra son bastante desconocidos. Eso es precisamente lo que pretende este movimiento: que se dude incluso de su mera existencia. De ahí que las informaciones de este movimiento sectario sean muchas veces confusas o contradictorias. El caso de los tres ceutíes puede ser una iniciativa propia de una célula de takfirís que decidió en su momento luchar contra el régimen de Al Assad. También cabe la posibilidad que los takfirís estén trabajando junto a otros yihadistas en esa zona, como ya hicieron anteriormente con otros grupos terroristas como el Grupo Islámico Armado (GIA) o el Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC).

– ¿Cómo explicaría a los neófitos qué es este grupo, descrito como “la secta más radical y extrema del yihadismo”? ¿Hablamos de unos salafistas más?
– Takfir wal Hijra, que puede traducirse como ‘Anatema y Exilio’, es un movimiento islamista ultrarradical de tendencia sunní. La máxima principal de este movimiento es el secretismo con el fin de infiltrarse en nuestra sociedad, a la que consideran corrupta y pretenden destruir. Aunque comparte ciertas similitudes con el salafismo, particularmente no lo incluiría dentro de esa corriente; la Takfir es una ideología impositiva, contraria al espíritu salafista de conseguir el apoyo popular pero por convicción, no como obligación.
– ¿Cuál es la presencia en España en general, Ceuta y Melilla en particular y el entorno marroquí más próximo?
– Varias informaciones apuntan que Takfir wal-Hijra se ha asentado en España. Tanto las Fuerzas de Seguridad del Estado como el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) han detectado indicios preocupantes de la presencia de este movimiento en España. Según los servicios antiterroristas existen captadores takfirís que se encuentran actualmente en España difundiendo su mensaje radical en pequeños locales o incluso en pisos particulares, evitando las mezquitas muy vigiladas tanto por la policía como por el CNI. Cataluña, la Comunidad Valenciana, la provincia de Málaga y Madrid son las zonas de España donde hay sospechas de este movimiento. Desde la detención de los dos presuntos takfirís en Melilla y según las informaciones proporcionadas por la Policía Nacional, es un hecho fehaciente que en esta ciudad autónoma y en el entorno marroquí cercano a esta ciudad, hay actividad de Takfir wal Hijra.
“Pasar desapercibidos”
– ¿Es posible dibujar un perfil de comportamiento cotidiano, de costumbres, de los integrantes de Takfir Wal Hijra?
– Desgraciadamente es sumamente difícil plantear un perfil de los integrantes de Takfir wal Hijra, porque precisamente es ese su principal objetivo: pasar desapercibidos en la sociedad occidental. Decir que sus miembros provienen de casi cualquier estrato social y que la práctica totalidad de ellos son varones, son los únicos datos de su perfil que me aventuraría a confirmar.

– ¿Relacionar de alguna forma al Tabligh con los takfirís es un error?
– La Yama’a al-Tabligh al-Da’wa y Takfir wal Hijra son movimientos totalmente diferentes en muchos aspectos. Los Tabligh persiguen islamizar la sociedad mediante la peregrinación y el contacto pacífico con los fieles musulmanes. Si bien el Tabligh afirma ser un movimiento apolítico y no violento, influye en la desestructuración social de jóvenes musulmanes, dificultando su inserción en las sociedades occidentales, ya que si no tienen una formación religiosa sólida los predispone para ser reclutados por grupos radicales vinculados con la yihad. Esto puede constituir una primera etapa en el proceso de radicalización para determinados elementos, pese a que en principio se autodefine como movimiento piadoso, por su intransigencia doctrinal y ciertas prácticas estrictas, compartidas o asumidas por defensores de los postulados yihadistas.
Takfir wal Hijra se centran en la conquista del poder, mediante cualquier método, así como la instauración del Califato a nivel mundial bajo un gobierno regido exclusivamente por la Sharia. Los takfirís al contrario que los Tabligh, no dudan en invocar la violencia, utilizando la retórica sagrada de los cánones islámicos procedentes de los textos divinos para alcanzar sus objetivos políticos así como para justificar dicha violencia.

– Desde el entorno de alguno de los ceutíes supuestamente muertos en Siria se asegura que no eran especialmente ‘beatos’. ¿Le sorprende?
– Los miembros de Takfir wal Hijra están exentos de seguir los preceptos religiosos del Islam. Esto incluye comer cerdo, beber alcohol, no realizar los rezos obligatorios, e incluso consumir drogas y delinquir, todo enfocado a pasar los más desapercibidos posibles en nuestra sociedad occidental. Según el testimonio de estos familiares, la ausencia de religiosidad manifiesta podría encajar en este perfil. Por otro lado para los takfirís, la yihad representa un acto legitimado por Allah se que abre el paraíso como recompensa en el más allá.

– Esas mismas fuentes afirman que, si hubo captación, se dio sobre todo a través de Internet. ¿Cree que es posible?
– La captación y el proselitismo a través de Internet es una nueva tendencia debido al desarrollo de la denominada Web 2.0. A través de foros los yihadistas se pueden comunicar y expresar sus radicales ideas en un entorno virtual. No es para nada descabellado pensar que reclutadores vinculados al Takfir empleen las nuevas tecnologías con el objeto de captar nuevos adeptos a su causa.
Alarmismo, no; “alerta, sí”
– ¿El caso de los tres ceutíes puede ser, lejos del alarmismo, tomado como una excepción o es un síntoma de un escenario más preocupante?
– El alarmismo no beneficia a la sociedad, y más en estos casos relacionados con el terrorismo yihadista. Si hay que estar alerta ante posibles indicios de actividad de Takfir wal Hijra, sobre todo en ciudades como Ceuta, ya que los musulmanes radicales de segunda generación resultan un provechoso caldo de cultivo para los takfirís. En su mayoría, han nacido en España y son hijos de inmigrantes musulmanes por lo que han adoptado un estilo de vida occidental, conocen nuestro idioma y nuestras costumbres, siendo los más temidos por los servicios policiales europeos al ser tan difícil su detección.
– ¿La llegada al Gobierno de Marruecos de un como el PJD contribuirá a controlar mejor o a que se expandan más libremente este tipo de grupos en el Reino alauita?
– El Reino de Marruecos siempre ha combatido con dureza al terrorismo de índole yihadista. Las principales víctimas de los atentados son precisamente fieles musulmanes, hecho que hace perder apoyos en la población por parte de organizaciones terroristas yihadistas. Por otro lado, el llamado ‘islamismo moderado’ que ha triunfado en países como Marruecos, Túnez o Egipto están interesados en desvincularse totalmente de las prácticas radicales de movimientos como Takfir wal Hijra. El gran problema es que objetivos como la instauración de un califato o la implantación de la Sharia son cuestiones donde coinciden algunos de estos islamistas moderados con los takfirís.

– ¿Cree que están bien preparadas y disponen de los recursos necesarios las Fuerzas de Seguridad e Inteligencia para hacer frente al problema que suponen los takfirís?
– Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad han demostrado estar capacitados para enfrentarse ante esta amenaza. Prueba de ello ha sido la detención de dos presuntos miembros takfirís en la ciudad de Melilla, acusados de torturar y asesinar a dos miembros que habían abandonado la secta. Este tipo de investigaciones resulta un trabajo arduo y continuo debido al secretismo extremo y a las medidas de seguridad que emplean los takfirís, si bien, las Fuerzas de Seguridad aumentaron su número así como su especialización en este tipo de investigaciones, sobre todo a partir del 11-M.

El reclutamiento yihadista radical y la respuesta del Estado de Derecho a las personas que lo realizan

A. Q. Hace ya seis años desde que los profesores de la Universidad de Granada (UGR) Humberto Trujillo y Javier Jordán analizaron la ciudad autónoma como escenario de reclutamiento yihadista. Ambos se centraron en 2006 en la barriada del Príncipe Alfonso, que consideraban “uno de los entornos sociales más favorables de toda la geografía española” para ello. “La elevada concentración étnica del Príncipe, la mínima presencia de la Administración, el control social que están comenzando a ejercer las pandillas de jóvenes (en algunos casos inspiradas por la ideología salafista), y sobre todo la construcción y refuerzo de una identidad de confrontación Islam versus no musulmanes son factores que contribuyen a la creación de un gueto musulmán regido, parcial o totalmente, por los salafistas”, advirtieron. En 2007, en un documento publicado también por ‘Jihad Monitor, otro profesor de la UGR, Luis Aparicio Díaz, especialista en Derecho Penal, profundizó en la naturaleza de los reclutadores y la capacidad del Estado para hacerles frente. En sus conclusiones, subrayó la necesidad de considerar la denominada ‘prueba pericial de inteligencia’ como “esencial” para determinar el peligro abstracto de las conductas peligrosas de reclutamiento consideradas como “el proceso genérico de captación de personas para su integración en redes yihadistas radicales que tienen como fin la utilización de la violencia para subvertir el orden constitucional, proceso que, desde luego, puede ser aplicable de otras organizaciones terroristas tradicionales” y que divide en cuatro posibles fases: captación, radicalización, fidelización y violencia concreta.

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