El alcalde de Lérida, Ángel Ros, se mostró ayer «sorprendido» ante el rechazo a construir la nueva mezquita en el polígono industrial Segre por parte de la comunidad islámica. Ros advirtió que el nuevo oratorio deberá ajustarse a la normativa vigente de centros de culto que es «más restrictiva».
Los responsables de la mezquita clausurada consideran el solar demasiado «pequeño» para sus necesidades, ya que albergaría a 550 personas, y el deseo del imán Hozni es congregar a 2.500 en los próximos años. Mientras no encuentren un local propicio, han pedido al Ayuntamiento volver a la mezquita del Nord, pero respetando el aforo legal permitido de 250 fieles. El alcalde avisó de que en caso de superar el aforo se clausuraría las veces que hiciera falta.