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Los extraterrestres y la iglesia

En la segunda mitad del siglo XVI, el papa Gregorio XIII hace  instalar en el Vaticano un observatorio astronómico, que confía a los jesuitas, esperando que las observaciones del cosmos sirvan para hacer las correcciones necesarias para un nuevo calendario. Desde entonces, la actividad y el interés por la observación astronómica se han ido desarrollando. 

En 1932, el observatorio astronómico fue trasladado, bajo Pio XI, de la ciudad vaticana a la residencia papal de Castelgandolfo. La gran luminosidad procedente de las iluminaciones nocturnas de la capital italiana perturbaba los trabajos de observación. El Vaticano, interesado por las investigaciones del cosmos, y, habiendo preparado  un equipo de religiosos altamente calificados en astronomía, solicitó y consiguió, en 1981, la permisión de instalar su propio observatorio en una zona privilegiada para la observación, en Tucson, Arizona (EEUU). Los equipos de astrónomos vaticanos trabajan actualmente en colaboración con otros muchos observatorios del mundo. El objetivo de los estudios de astronomía, para el Vaticano, es comprender la acción divina en el cosmos con una perspectiva científica.

En las declaraciones de reconocidas eminencias vaticanas, hemos conocido su particular interés por los extraterrestres. El astrónomo jefe del Vaticano, afirma que es muy posible de encontrar en el espacio formas de vida inteligentes diferentes de la nuestra. Esto, nos dicen, no debe considerarse  como una contradicción a la existencia de Dios. Dios tiene toda la libertad creadora de concebir otras formas de vida y a las que nosotros consideraremos como nuestros hermanos extraterrestres. Refiriéndose al Bing Bang, afirma, que es la explicación la más razonable de la creación del universo, y que no contradice el relato de la creación bíblica del mundo y del hombre.

Monseñor Corrado Balducci, teólogo de la curia romana, exorcista de la archidiócesis de Roma, prelado de la Congregación para la evangelización de los pueblos, autor de varios libros, entre ellos “Los extraterrestres”,  y amigo personal del papa Benedicto XVI, en sus intervenciones en algunos de los programas de la TV italiana ha afirmado que el contacto con los extraterrestres es un fenómeno real y normal. “Todos los testimonios que nos han hablado de extraterrestres, y en particular, aquellos que han tenido un contacto directo con ellos nos certifican la  realidad de los hechos. Estos encuentros, ni son diabólicos, ni la consecuencia de una debilidad psicológica; es una evidencia y no podemos continuar viviendo en un continuo escepticismo de estos fenómenos…”

Puede parecer, a una primera lectura, que se trata de un relato anecdótico y entretenido. Sin embargo, desde hace algunos años, un grupo de prelados de la curia vaticana están preocupados por el impacto, que los descubrimientos científicos y los nuevos conocimientos, que puedan tener sobre la credibilidad de la doctrina y los dogmas de la fe cristiana. Fue esta la razón por la que la iglesia ha preparado sus propios científicos para introducirlos en las  investigaciones científicas, y observar los descubrimientos que pudieran ser sensibles a los principios y a la moral de la doctrina católica. Aunque por el momento son todavía muy pocos, los que perciben la necesidad de confrontar el razonamiento científico con el dogma y la moral católica.

El Bing Bang, no es, en ningún aspecto, compatible con la historia bíblica del Génesis de la creación del hombre y el mundo, El Bing Bang  no hace que confirmar la teoría de la evolución, en desacuerdo  con  la creación de Adam y Eva, y al mismo tiempo que niega uno de los pilares fundamentales de la doctrina católica: el pecado original, heredado por cada humano por la desobediencia de haber comido el fruto del árbol prohibido. El judaísmo no reconoce este pecado. Este concepto comenzó a elaborarse a partir del cristianismo y lo acabo San Agustín haciendo de él un artículo de la fe cristiana. En los tiempos modernos la iglesia sólo se ha atrevido a declarar por el Papa el papa Benedicto XVI, en 2007, que el limbo donde iban los niños no bautizados nunca ha existido, por lo que la creencia en el limbo ya no es un artículo de fe de la iglesia católica.

La existencia de los extraterrestres está considerada como posible por parte del mundo científico. Las grandes potencias militares también están interesadas por estas investigaciones. La Iglesia ya hablo en otros tiempos de los extraterrestres, y, ha seguido de forma discreta todos los avances en los conocimientos que existen hasta hoy sobre este fenómeno. En noviembre, del año 2009, la Academia Pontificia  por la Ciencia, organizo en el Vaticano una conferencia sobre la existencia de una vida extraterrestre. Duró 5 días y participaron 30 científicos procedentes de todos los continentes. El padre  Gabriel Funes, astrónomo y director del observatorio astronómico del Vaticano, quiso dar a este encuentro el mensaje que la religión y la ciencia son compatibles. No es esta la opinión de todos, el razonamiento científico no puede acordarse con la doctrina moral y dogmática de la iglesia. Mientras que las creencias son suposiciones de algo que no se conoce, la ciencia confirma solo lo que se sabe. 

Aunque los problemas dogmáticos están muy lejos de las preocupaciones de los ciudadanos, la iglesia está inquieta de que la estructura dogmatica que la sostiene se hunda por un movimiento de razonamiento y de evidencias de la ciencia. De nada servirá refugiarse en el conservadurismo y en la reacción de defensa, mejor es prepararse a los tiempos que se acercan y marcar un nuevo rumbo: transformarse de una iglesia dogmática en una iglesia más humana y abierta a las realidades sociales.  Esto es lo que piden hoy muchos eclesiásticos y creyentes, decepcionados por el autoritarismo papal y el seguimiento ciego de la aristocracia religiosa, todos ellos  ignorantes de las realidades del mundo y de las necesidades de los hombres.

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