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Los crucifijos vuelven a las aulas del colegio Monserrat en Córdoba (Argentina) pese a se una institución pública y laica

Así lo resolvió el Consejo Asesor del colegio preuniversitario, a pesar de tratarse de una institución educativa laica y pública. Las cruces habían sido retiradas en enero de este año.

a controversia que suscitó en la comunidad educativa del Monserrat el retiro de los crucifijos de las aulas y de otros recintos del tricentenario colegio nacional, se resolvió finalmente a favor de quienes postulaban la restitución de las cruces a los claustros y otros espacios de uso público.

Así lo dispuso anteayer el Consejo Asesor del establecimiento educativo fundado en 1687 por el sacerdote Ignacio Duarte y Quirós, quien a tal fin donó todos sus bienes a la Compañía de Jesús.

Las imágenes que representan a Cristo crucificado fueron quitadas de los muros en enero último, en ocasión de los trabajos de pintura que se realizaron durante el receso escolar para remozar el monumento histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

El director del colegio, Aldo Sergio Guerra, había autorizado la medida de manera informal. Lo hizo de ese modo dada la inexistencia de norma alguna en la institución que obligara a mantenerlas colgadas.

¿Y las cruces?

En el inicio de clases, varios docentes notaron la falta de los símbolos religiosos en las salas. Sin demoras, hicieron saber a Guerra y a toda la comunidad educativa el desasosiego que les había provocado la situación.

La discusión se dio puertas adentro desde entonces, acompañó las clases del ciclo lectivo (que finaliza el viernes próximo) y concluyó el lunes pasado con la citada recomendación del Consejo Asesor.

Este cuerpo colegiado, cabe acotar, trata las políticas generales que atañen a la vida institucional. Además, recomienda líneas de acción al director, formula propuestas y propicia el intercambio de opiniones sobre asuntos relativos a normas, cuestiones académicas, administrativas, económico financieras, de extensión y estudiantiles.

El órgano de democracia interna está integrado por las máximas autoridades y representantes de los estamentos docentes, no docentes, preceptores, padres y estudiantes. Si bien sus resoluciones no son vinculantes, inciden de manera determinante en las decisiones finales del director.

Los unos…

La profesora de Historia Carolina García Montaño fue la abanderada de quienes propiciaron la restitución de los crucifijos a los muros del colegio.

El 26 de marzo, elevó una nota al Consejo Asesor en su condición de representante del claustro docente. Lo hizo con el propósito de “poner en conocimiento de la comunidad monserratense (…) una temática que ha causado cierta inquietud entre numerosos colegas y aportar algunas reflexiones al respecto”.

En la misiva considera que “la presencia de una imagen religiosa, como los crucifijos, en nada contradice la educación laica que ofrece el colegio sino que responde a un reconocimiento de su pasado confesional”. Recuerda que el Monserrat “existe por la generosa donación” de Duarte y Quirós. También, que en sus primeros 133 años la institución tuvo carácter religioso.

“Reconocer la historia como elemento constitutivo de la identidad es un acto de madurez de los pueblos”, destaca. En otro párrafo, la docente agrega: “Reconocer el pasado de nuestra institución nos engrandece y en nada ofende la presencia de un símbolo religioso la laicidad de la educación”.

García Montaño refuerza sus argumentos diciendo que si la presencia de los crucifijos representara una afrenta al funcionamiento del colegio de manera independiente de la influencia de la religión, “también deberíamos cambiarle el nombre (…) que, como sabemos, responde a una advocación de la Virgen”.

“Podemos ser un colegio moderno y de avanzada, respetando nuestros orígenes”, resume su razonamiento la docente en la nota presentada.

…y los otros

Federico Sartori, responsable del Archivo Histórico del Monserrat, fue quien argumentó a favor de quitar las cruces del colegio.

“El Monserrat es, ante todo, una institución educativa. Y su educación de nivel secundario y de pregrado no presenta contradicciones ni confusión alguna al respecto de su carácter público y laico, así como tampoco de su orientación humanista”, destaca el también docente en una nota elevada al director del establecimiento el 6 de noviembre.

“En tal sentido, no se dicta en su plan de estudios ninguna materia concerniente a la catequesis, la evangelización ni a la educación de ninguna creencia religiosa”, refuerza. “Del mismo modo, no se realizan en el colegio ceremonias ni misas de ningún culto”, completa la idea.

En el documento, Sartori reconoce el origen religioso de la institución y apunta: “En aquellos lejanos años, la religión católica era el único credo permitido en los dominios españoles y no cumplir con los preceptos impuestos por la Iglesia podía significar la prisión y hasta la muerte”, advierte.

Luego recuerda las transformaciones producidas en la sociedad durante la Independencia de las Provincias del Río de la Plata y posteriormente en el período republicano. “El Monserrat no es ajeno a esos cambios”, razona.

“Ya liberado de todo vestigio colonial y monacal, la restauración edilicia de sus claustros, realizada por el arquitecto Jaime Roca en 1927, terminó por adecuar el colegio a los nuevos tiempos de la educación pública, demoliendo su oratorio y otorgando a la imagen de la moreneta un respetuoso y desacralizado lugar de recuerdo histórico en la figura de una bellísima mayólica que decora el claustro principal de la planta baja”, contextualiza.

Sartori apunta que los crucifijos en las aulas fueron colgados en 1979, durante la última dictadura militar, y aclara: “Dichos objetos religiosos no presentan antigüedad mayor” a esa época y muchos de ellos “son incluso más nuevos”.

Por esas y otras razones, resume: “Los crucifijos ameritan ser retirados de las aulas no sólo porque no representan ningún valor artístico ni patrimonial, sino también, y más precisamente, porque su presencia, así como la de cualquier otro símbolo religioso en un espacio áulico de una institución de educación pública, es contraria a la ley, pues establece una relación directa entre un dogma religioso particular y la enseñanza impartida en un colegio nacional, público y de carácter laico”.

Puestas a consideración ambas posturas, a favor y en contra de las cruces, por decisión de la mayoría, el Consejo Asesor resolvió que vuelvan a colgarse en las paredes del tradicional colegio preuniversitario cordobés.

Desde 1687, un bachillerato humanista

Hoy asisten al colegio más de 2.200 alumnos.

En su página web, el colegio Monserrat recuerda que fue creado en 1687. “La formación que brinda es la de un bachillerato humanista de siete años, con un plan de estudios que une conocimientos de asignaturas clásicas y contemporáneas de los estudios humanistas”, señala el portal.

El colegio depende de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y tiene hoy más de 2.200 alumnos.

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