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Los cristianos se separan de los musulmanes en Sudán

El presidente Al Bashir advierte de que su país «no está preparado aún para la partición»

En la mezquita verde de Juba, capital de Sudán del Sur, los temores políticos por el referéndum de independencia que comienza hoy —y que probablemente darán lugar a un nuevo Estado cristiano— apenas encuentran eco entre sus feligreses.

«La partición de Sudán debe poner fin a la persecución histórica que han sufrido los cristianos en nuestra tierra, así como a los crímenes cometidos por el presidente Omar al Bashir contra esta comunidad», asegura Agnes Kwaje, ministra de Género y Asuntos Religiosos, curiosamente, de credo musulmán.
La ley islámica
Sus acusaciones no parecen infundadas. Ayer, el mandatario sudanés advertía de que el Sur «todavía no se encuentra preparado para su partición», mientras recordaba que extenderá la ley islámica a las provincias del Norte, caso de que se produzca la independencia del Sur. Se espera que la adhesión al sí para la independencia podría ser respaldada por el 96 por ciento de la población.
Sin embargo, y pese a las diatribas del líder sudanés, en la actualidad musulmanes y cristianos conviven de manera pacífica en el Sudán meridional tras los acuerdos de paz de 2005 que estipulaban la celebración de un referéndum de independencia.
Estado laico
«El conflicto religioso siempre fue un falso problema generado por el Norte, ya que nuestra idea es crear en el Sur un Estado laico de mayoría cristiana», recuerda Paulino Lukudi Loro, obispo de Juba.
No ocurre lo mismo en el Norte del país. «En los últimos meses, conforme se acercaba el día de la votación, la persecución por parte de Jartún contra nuestra comunidad se ha acrecentado —señala el prelado—. Sin embargo, a partir de ahora, los cristianos que residan en el Norte deben ser conscientes de que este ya no es su país, por lo que deberán someterse a sus leyes».
De parecida manera opina Joseph Marial, miembro del foro musulmán para la independencia de Sudán del Sur, quien muestra su total adhesión a una convivencia pacífica entre culturas.
«A día de hoy, la relación entre los árabes del norte y nosotros no es buena. Y esto se debe a que ellos tienen una perspectiva diferente del islam, que no comprende que la «sharia» (la ley islámica) es solo para los musulmanes», asegura el líder religioso.
La interpretación integrista de las escrituras sagradas de los musulmanes la conoce a la perfección la periodista Lubna Hussein, quien en 2009 fue detenida en Jartún, junto a otras doce compañeras, por vestir pantalones. La acusaron de vestir una prenda «indecente», que el artículo 152 del Código Penal castiga con una pena de hasta 40 latigazos. «Antes de la llegada de Bashir al poder, Sudán era uno de los estados africanos donde las mujeres gozaban de mayores libertades y formaban parte de la élite intelectual. Pero todo eso se acabó», asegura Marial a este diario.
Mujeres en la cárcel
En la actualidad, unas setecientas mujeres cumplen condena en las cárceles de Jartún por ir en contra de la ley islámica. La mayoría de ellas sin apenas asistencia letrada.
Por ello, mientras el conflicto religioso es prácticamente inexistente en el sur, el enfrentamiento fronterizo entre las dos mitades del país se agudiza.
Solo unas horas antes de la apertura de las urnas, seis miembros del Ejército de Liberación del Pueblo de Sudán (SPLA), el partido que gobierna en Sudán del Sur, fallecían en un ataque protagonizado por tropas rebeldes del general Gatluak Gai. Este es un aliado de Bashir, aunque de religión cristiana.

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