El Vaticano hace suya la carta de un fiel en la que denuncia el “ataque violento contra Papa”. La Iglesia trata ahora de desmarcarse tras la polémica generada
El Vaticano ha tirado la piedra y luego ha escondido la mano. Durante la Pasión del Señor ante el Papa, el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, citó la carta de un judío amigo suyo, al que no identificó, en la que se denunciaba el "ataque violento" contra la Iglesia.
El Vaticano, leyendo dicha carta, hizo suya una frase especialmente polémica en la que se comparaba las acusaciones que pesan sobre el Papa y la Iglesia con el antisemitismo: "Estoy siguiendo con disgusto el ataque violento y concéntrico contra la Iglesia, el Papa y todos los fieles. El uso del estereotipo, echar las culpas personales a la colectividad me recuerda los aspectos más vergonzosos del antisemitismo", rezaba la carta recibida por Cantalamessa.
Ante el asombro causado por tal acusación, la Iglesia se ha querido desmarcar de la carta. "No es la línea del Vaticano", afirmaba más tarde el portavoz, Federico Lombardi, rechazando las palabras de Cantalamessa. "Ha sido una cita que puede dar pie a malas interpretaciones", reconoció Lombardi.
Las palabras del fueron criticadas por varios diarios de EEUU e Israel y por las víctimas de los curas pederastas
El Viernes Santo, durante la homilía de la celebración de la Pasión del Señor en la basílica de San Pedro del Vaticano, Cantalamessa dijo que había recibido una carta de un amigo judío en la que le hablaba de las críticas de la prensa internacional al Papa por los casos de curas pederastas, al que acusan de haber "escondido" algunos de ellos.
"Incredulidad" por lo escuchado
Las palabras del franciscano fueron inmediatamente criticadas por varios diarios de EEUU e Israel y por el rabino jefe de Roma, Riccardo Di Segni, quien en declaraciones al "New York Times", expresó su "incredulidad" por lo escuchado.
Di Segni afirmó al diario, "con ironía": "Visto que el Viernes Santo es el día de la plegaria de los católicos para que Dios ilumine nuestros corazones para que reconozcamos a Jesús, también nosotros rezamos al Señor para que ilumine los suyos".
También una asociación de estadounidenses víctimas de curas pederastas criticó al Predicador del Papa al considerar sus palabras "un insulto" y al franciscano de "insensible
