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Lo que se puede esperar del Ayuntamiento de Belloch en materia de aconfesionalidad

¿Por qué el laicismo es defendido y promovido por asociaciones civiles y laicas, y no también por los grupos políticos mismos que participan de esas ideas y reivindicaciones?

El partido Chunta Aragonesista presentó en el último Pleno del consistorio zaragozano, presidido por el alcalde, Juan Alberto Belloch, una moción para derogar el actual Reglamento Municipal de Protocolo, Ceremonial, Honores y Distinciones, que, entre otras perlas, contempla la obligación de los concejales (artículo 13.1) de asistir a una serie de actos y celebraciones de carácter confesional (concretamente, católico): por ejemplo, la procesión del Santo Entierro (viernes santo), Corpus Christi, la misa el día del Pilar, San Valero, o el Rosario de Cristal. Según puede leerse en el blog del grupo municipal de CHA (http://www.elblogdecha.org/), el objetivo de la moción es “lograr que los miembros de la corporación no asistan como tal a actos de contenido religioso”. Dentro de la moción, insta a los “miembros corporativos”  “a no asistir como tales a la Procesión del Santo Entierro, sin perjuicio de su asistencia a título individual”.
 
Celebrado el Pleno, el Ayuntamiento de Zaragoza acordaba iniciar el expediente de modificación del mencionado Reglamento de Protocolo con el apoyo de CHA, PSOE e IU y el voto en contra del PP. Con respecto a la no asistencia de la corporación municipal, como tal, a la procesión del Santo Entierro (Viernes Santo), PSOE y PP han coincidido, una vez más, en rechazar tal posibilidad.
 
La postura del PP es coherente con lo que hasta ahora ha declarado y hecho. Sin embargo, quienes vemos incompatible y contradictorio que, por un lado, el Estado se declare aconfesional y la Constitución declare que ninguna confesión tendrá carácter estatal, y por otro, que sus instituciones y cargos públicos asistan e intervengan en calidad de tales en actos y celebraciones de carácter confesional, volvemos a toparnos con la indefinición y la vacuidad ideológica, cada vez más consustancial, del PSOE. Al PP, adicto y obediente a las consignas dictadas desde la Conferencia Episcopal Española, granero de votos tan numerosos como fieles, le viene de perlas sembrar profusamente la confusión entre laicismo y anticlericalismo, pero el PSOE es hoy solo un cúmulo de incoherencias ideológicas y prácticas.
 
No se trata ya de recordar la gesta socialista en el Ayuntamiento zaragozano de dedicar una calle de la ciudad a Escrivá de Balaguer o la vinculación de su cargo por parte del alcalde socialista a la presencia de su famoso crucifijo en el salón de Plenos del Ayuntamiento durante la celebración de las sesiones plenarias, sino a la sistemática postura del grupo municipal socialista en relación con la presencia de símbolos confesionales en los recintos públicos. Como simple botón de muestra, hace poco más de un año, otra moción de CHA para que el crucifijo de Belloch no presidiera los plenos municipales, obtuvo el apoyo de IU, el rechazo del PP, ¡la abstención! del PSOE y el ¡rechazo! del alcalde Belloch, una vez más votando en sintonía con la postura del Partido Popular.
 
Como acabamos de ver, la semana pasada volvió a votarse la moción de CHA sobre el Reglamento Municipal de Protocolo en algunos de sus aspectos claramente confesionales, y el PSOE apoyó la revisión de dicho Reglamento. Lo que parece un triunfo de la moción de CHA y de los partidarios de la aconfesionalidad puede ser solo un brindis al sol regado en una catarata de agua de borrajas: ni se dice qué se está dispuesto a revisar ni cuándo, pero, de momento, Belloch y el PSOE siguen obteniendo el apoyo de IU y CHA en el ayuntamiento, posponiéndose posibles desencuentros en materia de aconfesionalidad hasta otros momentos.
 
El PSOE ya no es de fiar, por ejemplo, en materia de aconfesionalidad. Ciñéndonos a la obligatoriedad de asistencia a actos religiosos por parte de los ediles zaragozanos, tal como lo declara el actual Reglamento de Protocolo, lo concejales tenían solo la posibilidad –así sucedía, de hecho- de “escaquearse”: “no asisto, nadie me dice nada y asunto arreglado”. En el caso de revisar el Reglamento y eliminar tal obligatoriedad, el problema real para los concejales partidarios de la aconfesionalidad de las instituciones y cargos del Estado no es solo su coherencia individual o de grupo, sino su pertenencia a una institución que incumple sistemáticamente el principio constitucional de la aconfesionalidad del Estado.
 
¿Qué hacer, entonces? Considerando los precedentes del PP y del PSOE en materia de aconfesionalidad, los cauces normativos y reglamentarios vigentes no son suficientes ni eficaces, si nos remitimos a los hechos. ¿Qué hacer? ¿Qué harán entonces esos concejales? ¿Lo que hasta ahora se han limitado a hacer? ¿Basta, por ejemplo, presentar una moción tras otra para conseguir la no presencia en el salón de plenos del crucifijo de Belloch (y de paso y de hecho, del consistorio municipal entero) y después dejar que el transcurrir municipal en el Ayuntamiento zaragozano muestre ante los ojos de la ciudadanía ese símbolo confesional en un recinto público  perteneciente a una institución del Estado? Vi en El Periódico de Aragón esta fotografía, donde el portavoz de CHA en el Ayuntamiento escucha a una concejala del PP con el crucifijo de Belloch detrás, y la imagen me hirió los ojos y el alma.
 
¿Cuándo se darán cuenta de que la ciudadanía y los movimientos ciudadanos apuntan en otra dirección y que la lucha por una sociedad más libre e igualitaria debe caminar por otros derroteros? ¿Por qué el laicismo es defendido y promovido por asociaciones civiles y laicas, y no también por los grupos políticos mismos que participan de esas ideas y reivindicaciones? La lucha en la calle, en las plazas, en las asociaciones, en el bullir diario de la vida ciudadana no cristaliza principalmente en plenos votaciones y mociones (de hecho, condenadas  a priori por los intereses de los poderes que esquilan, estafan, recortan y alienan), como tampoco en sostener la pancarta de cabecera de manifestaciones o asistir a concentraciones. ¿Cuándo los grupos políticos dejarán de apoyar a los movimientos ciudadanos y se pondrán a la cabeza de esa lucha, de esa resistencia, de esa apuesta por una democracia más participativa de personas libres e iguales?
 
Crucifijo presidiendo el Pleno del Ayuntamiento de Zaragoza por orden de su alcalde del PSOE

Mujer arrodillada ante el banco

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