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Las tropas francesas ya combaten sobre el terreno en Malí

“No tenemos aviones o misiles, pero tenemos fe en Dios y eso nos va a conducir a la victoria? dice un portavoz islamista

Tras recibir la luz verde y el apoyo de la ONU, Estados Unidos, la Unión Europea, la Unión Africana e incluso de Rusia, Francia desplegó este sábado su maquinaria de guerra en su excolonia africana de Malí, y abrió así el primer conflicto armado de la presidencia del socialista François Hollande, que se puso al frente de las operaciones y declaró que la iniciativa francesa había “frenado el avance de los terroristas e infligido pesadas bajas a los enemigos”.

Varios centenares de soldados franceses llegaron a la capital, Bamako, para proteger y evacuar a los cerca de 6.000 residentes galos, mientras aviones y helicópteros entraban en combate en el centro del país para impedir el avance de las guerrillas islamistas hacia el sur, según informó el ministro de Defensa, Jean-Yves Le Drian, quien confirmó también la primera baja francesa, el piloto de un helicóptero que fue derribado por los salafistas cerca de Mopti.

Hoy, un alto funcionario del grupo islamista armado Ansar Dine fue asesinado en la batalla por la ciudad de Konna, según fuentes de seguridad. "Los combatientes islamistas sufrieron un retroceso con la muerte de Abdel Krim Kojak", dijo la fuente. Ayer, por su parte, Reino Unido pensaba ayudar en el transporte de tropas aliadas al país africano y en equiparlo militarmente para luchar contra los rebeldes. El primer ministro británico, David Cameron, confirmó estos detalles después de mantener una conversación con Hollande. Además ha dejado claro que de momento no se plantear enviar soldados británicos a Malí.

La intervención militar francomaliense que comenzó el jueves en el centro de Malí ha conseguido frenar —de momento— el avance de los grupos yihadistas que amenazaban con llegar a Mopti (a 60 kilómetros de Konna), pero ya se ha cobrado la primera víctima mortal confirmada. Se trata del piloto de helicóptero francés Damien Boiteux, teniente de las fuerzas especiales de Pau, que falleció este viernes después de ser alcanzado por fuego de artillería ligera, según ha informado esta mañana el ministro de Defensa francés, Yves Le Drian. Aunque no hay información oficial de más víctimas, un residente en Gao (a 320 kilómetros de Tombuctú), contactado por este periódico, asegura por teléfono que el hospital de esta ciudad, controlada por los yihadistas, está abarrotado de heridos. 

Los combates en Konna han sido duros. El miércoles la ciudad cayó en manos de los grupos salafistas que controlan el norte de Malí, lo que desencadenó una llamada de ayuda del presidente interino Dioncounda Traoré para detener su avance y así impedir que asumieran el control del aeropuerto de Sevaré, próximo a Mopti. El jueves por la tarde se produjo la intervención de un contingente de soldados franceses de las Fuerzas Especiales y de unidades de la Aviación, en concreto helicópteros, que procedían de sus bases en Chad y Burkina Faso, en apoyo del Ejército maliense. La mayor parte de los combatientes salafistas ha huido ya, pero este sábado la ciudad estaba siendo inspeccionada calle por calle y casa por casa para eliminar posibles focos de resistencia.

El Gobierno de Malí informó este sábado de que en la ciudad de Konna han caído en combate 11 de sus soldados y unos 60 han resultado heridos. "Reconocemos el coraje de nuestros hombres, que están luchando con valentía", dijo Traoré. En relación a la batalla desarrollada en esa zona, un testigo en la ciudad de Gao (bastión de las milicias, al norte del país, y uno de los pocos sitios en control de los islamistas que cuenta con un hospital) ha dicho que en las últimas horas han llegado decenas de muyaidines heridos procedentes de Konna. De igual forma, cuenta que miembros del Movimiento por la Unicidad de la Yihad en África del Oeste (Muyao), grupo que controla esta ciudad, están recolectando agua y combustible en preparación de una posible ofensiva.

Las primeras horas del conflicto dejaron claro que la intervención bautizada Serval acarreará serios riesgos colaterales para los intereses de Francia. Tras sufrir al menos un centenar de bajas –según fuentes del Ejército maliense- entre el viernes por la noche y el sábado por la mañana, los grupos de tuaregs e islamistas cercanos a Al Qaeda que operan en Malí advirtieron de que “todos los franceses residentes en el mundo musulmán” deben sentirse amenazados. Poco después, Hollande ordenaba elevar el nivel de alerta de las fuerzas de seguridad en Francia. El jefe del Estado anuló un viaje oficial a Marsella para reunir al Consejo de Defensa en el Elíseo y seguir de cerca la situación.

El ministro Le Drian confirmó que en esa operación murió el teniente Danien Boiteaux, del 4º Regimiento de helicópteros de Pau. “Ha muerto por Francia y por nuestras libertades”, señaló. El primer ministro, Jean-Marc Ayrault, se declaró emocionado por la muerte de la primera víctima francesa.

Mientras tanto, en Bamako, a unos 600 kilómetros del escenario de los combates, hay mucha tensión. Un contingente de soldados franceses se ha desplegado en la ciudad con el objetivo principal de reforzar la seguridad de los cerca de 6.000 franceses que residen en la capital maliense, que han recibido la recomendación de su Gobierno de salir del país si su presencia no es estrictamente necesaria. Existe temor a la posibilidad de que se produzcan atentados contra los lugares que frecuenta la comunidad gala, y hay quienes temen que existe un "comando durmiente" de yihadistas escondido en la ciudad.

A tenor de estos acontecimientos, Traoré anunció la noche de ayer que se había declarado el estado de emergencia en todo el país, lo que significa que todos los medios del Estado quedaban a disposición del Ejército para apoyarle en su lucha contra los grupos terroristas y salafistas. Los vehículos 4×4 y pick-ups de los servicios públicos ya están siendo requisados por el Ejército. “Estamos en guerra”, dijo Traoré en un discurso televisado, “cada maliense debe abandonar su agenda particular y debe considerarse desde ahora un soldado de la Patria”, añadió. “Tenemos la responsabilidad de defender cada centímetro cuadrado de nuestro territorio nacional (…) Vamos a dar una respuesta sangrante y masiva a nuestros enemigos (…) nuestra opción era la paz pero nos han empujado a la guerra”. El presidente interino, que ha decidido suspender la visita que tenía prevista para la semana que viene a Francia, también aseguró que la situación “en el frente” estaba “bajo control”.

El discurso presidencial ha sido acogido en Bamako con alivio y satisfacción. Durante casi un año, desde que el pasado 17 de enero comenzara la rebelión tuareg y los grupos yihadistas y terroristas empezaron a tomar pueblo tras pueblo, ciudad tras ciudad, las noticias que llegaban del norte del país no eran nada halagüeñas. Este viernes, sin embargo, la decisiva intervención de tropas francesas junto al Ejército nacional ha permitido detener el avance de los islamistas radicales hacia el sur. Por primera vez en un año, los malienses se sienten menos solos ante una amenaza que había ido cogiendo cuerpo y que progresaba peligrosamente hacia el centro del país.

Tras la reacción inmediata de Francia, la Comunidad Económica de Estados de África del Oeste (Cedeao) ha anunciado ya el envío de tropas a la zona de operaciones en los próximos días con el objetivo de poner en marcha la operación de avance hacia el norte del país. En Sevaré, las milicias ciudadanas que llevan meses acantonadas, se preparan también para iniciar “la reconquista” en los próximos días. Así mismo, Estados Unidos ha anunciado su disposición al envío de drones (aviones no tripulados) para hostigar las posiciones de los terroristas.

En el otro bando, la reacción tampoco se ha hecho esperar. Un portavoz de Ansar Dine, grupo yihadista aliado de AQMI y Muyao, ha amenazado asegurando que “seguramente, Francia va a pagar el precio de esta decisión. No somos débiles (…) No tenemos aviones o misiles, pero tenemos fe en Dios y eso nos va a conducir a la victoria”.

Obligado a actuar sin dilación después de que los salafistas conquistaran la localidad de Konna (centro del país) el jueves, París ordenó entre el viernes y el sábado el despliegue de sus militares acuartelados en Chad. Enseguida, la aviación lanzó sus primeras acciones de guerra. Según Defensa, participaron en la operación aviones Mirage y Rafale, además de los helicópteros Gazelle de las fuerzas especiales de Pau. Estos atacaron una columna de guerrilleros que viajaba desde Konna hacia Mopti y Sévaré, un enclave estratégico dotado de aeropuerto y que facilita el acceso por carretera hasta Bamako.

El Gobierno insistió en que la intervención militar cumple “de la forma más estricta la legalidad internacional”, y aclaró que el viernes había informado a la ONU de que Francia había respondido positivamente a la petición de ayuda del presidente maliense, Dioncounda Traoré, en concertación con sus socios africanos y para “comabtir a los terroristas”. La operación durará “el tiempo necesario”, aseguraba la carta.

El almirante Edouard Guillaud, jefe del Estado Mayor, explicó que la intervención se coordina a la vez desde Malí, con un comando “táctico”, y desde París, con un mando “estratégico”. Según el jefe de operaciones militares maliense, Oumar Dao, soldados senegaleses y nigerianos están también sobre el terreno, y Estados Unidos podría aportar apoyo logístico y aviones no tripulados para colaborar en tareas de vigilancia.

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