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¿Las otras familias no se merecen ninguna manifestación?

El pasado día 10, el Sr. Rajoy anunciaba públicamente que en caso de ganar las próximas elecciones generales del 9 de marzo creará una nueva cartera ministerial destinada a impulsar la tarea de proteger a la familia como "célula base" de la sociedad porque , según el partido opositor y sus aliados clericales, el Gobierno socialista de Zapatero está acabando con la familia y con la sociedad, además de con España, con la democracia, con Navarra, con el mundo, con las amebas de las aguas cálidas del Amazonas y con el resto de los planetas del sistema solar…

Hace unas pocas semanas, los obispos convocaban una macro-manifestación en la que utilizaban la falacia del apoyo a la sacrosanta institución familiar como mera justificación para, con argumentos retorcidos, engañosos y retrógrados, atacar con vileza canallesca a un Gobierno progresista que erróneamente les ha dado mucho más apoyo y "manga ancha" de lo que hubiera sido oportuno y deseable.

Herramienta perfecta
El concepto de familia es para los obispos y la derecha una herramienta perfecta que utilizan de manera magistral para "hincar el diente" ahí donde buscan réditos propagandísticos, ideológicos o políticos; porque ya se sabe, la familia es algo "sacro" que todos tenemos, todos amamos o, como poco, respetamos. Para ellos es el sempiterno baluarte de la estructura social atávica, monolítica y conservadora.

Concepto particular
Y llaman familia sólo a su concepto particular de familia. Para ellos, para los de las sotanas, y para los que añoran el brazo en alto y el "cara al sol", "familia" dícese el modo de estructuración social tradicional, atávico, patriárquico, castrador y, por supuesto, católico; las otras familias, los otros modelos de convivencia en pareja, los padres divorciados que crean estructuras monoparentales, los ciudadanos homosexuales que tienen la valentía y la decencia de "no pasar por el aro" ante el hipócrita escaparate social conservador y deciden "salir del armario" y ser quienes realmente son, los que se convierten en compañeros afectivos sin papeles y, mucho menos, sin altares, los que no monopolizan su vida afectiva ante tiranas y falsamente morales cadenas, los que deciden no procrear, etc.etc –porque modelos familiares hay muchos y variados-, ésos no, ésos no son "familia"; ésos no merecen ningún Ministerio, ni ningún apoyo, ni ningún derecho, ni ninguna arenga politizada de ningún obispo, ni ninguna manifestación en la Plaza de Colón.

Clases magistrales
¿Son, acaso, los obispos y el Sr. Rajoy los modelos y paradigmas ideales a imitar en cuanto al tema de familia perfecta se refiere? Según ellos, así es porque se empeñan en dar clases magistrales a la ciudadanía sobre un tema que, al parecer, dominan a la perfección. Los señores obispos parecen haberse secretamente doctorado en la disciplina del conocimiento de la estructura afectivo-social que asegure su permanencia, su ingente poder y sus intereses. ¿Qué otro motivo, si no, tendrían tan ilustres personajes en poner tan desmesurado interés en la defensa de un único y exclusivo modelo social al que, por cierto, ellos voluntariamente renuncian?

Pensaba que el objeto del derecho democrático era el ciudadano, el individuo, pero estaba equivocada…. En un Estado democrático, según los señores obispos y los señores del PP y la extrema y reaccionaria derecha española, el ciudadano no existe. Sólo existe la familia. ¡Pobre de aquél que no pertenezca a ninguna, pobre de aquél que la haya perdido, que se haya divorciado, que haya libre y conscientemente decidido vivir en soledad, o en pareja sin altar…! Ese ciudadano carecerá, según el ideario del señor Rajoy, del PP y de los obispos, de un Ministerio que vele por sus intereses; es más, será un peligro social que ponga en riesgo la continuidad de la "célula base" de la estructura social, a saber, la sacrosanta familia católica, pétrea y tradicional.

Todos los modelos
Parecen ignorar los señores obispos y sus aliados, los señores del PP, que una de las grandes riquezas de vivir en democracia es la garantía del respeto a los demás, la tolerancia, la pluralidad y la igualdad indiscutible de todos los ciudadanos. Parecen ignorar que el concepto de "familia" es muy amplio y atiende a lazos, no sólo de parentesco y consanguinidad, sino también a lazos afectivos que pueden ser mucho más amplios y de otros tipos; parecen ignorar la diversidad inherente al género humano que deriva en la rica multiplicidad de modos y maneras. Parecen ignorar que los ciudadanos del siglo XXI no aceptamos dogmatismos y angosturas ideológicas, y menos en cuanto a nuestra vida privada se refiere, y no tienen en cuenta que en una sociedad democrática caben en igualdad de condiciones todos los modelos, posturas e ideologías que no atenten contra la convivencia pacífica y los derechos ajenos.

Modo sutil
Y parecen ignorar que sabemos que su sacrosanta y obsesiva veneración por la institución familiar esconde un modo sutil pero implacable de control, opresión y manipulación del individuo y de la sociedad. Su exaltada y enaltecida idea de familia excluyente y opresora se corresponde con su negación de las libertades y de la diversidad de opciones vitales y del derecho natural del ser humano a la felicidad; no olvidemos la constante histórica de la represión católica de los cuerpos y de las voluntades; no olvidemos, en definitiva, la represión católica del derecho a la libertad y a la felicidad. Necesitan de una sociedad rígida, infeliz, estática y sometida porque una sociedad libre y feliz no sería manipulable ni se dejaría explotar.

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