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Las Joyas de la Iglesia

No hay que buscar mucho para encontrar una gran oferta de opiniones de la Iglesia católica, en particular de su jerarquía, sobre las mujeres, las relaciones sociales entre mujeres y hombres y la sexualidad.

Santo Tomás de Aquino, el teólogo más importante de la iglesia durante la Edad Media, trabajó diferentes argumentos para justificar la exclusión de las mujeres del sacerdocio. “Como individuo, la mujer es un ser endeble y defectuoso”, decía. En relación con la procreación defendía que la mujer tan sólo tenía un papel pasivo como receptáculo por lo que “el padre debe ser más amado que la madre, pues él es el principio activo de la procreación”, argumentaba. Pero no se quedaba ahí, sino que elaboró toda una batería de ideas contra las relaciones sexuales y sus efectos demoledores sobre la naturaleza humana.

Evidentemente Tomás de Aquino, se limita a sintetizar las opiniones de la intelectualidad de la época, que seguramente no se circunscribían al ámbito específico de la iglesia, sino que recogían las opiniones generales sobre las relaciones sociales y el rol de las mujeres, centradas en las ideas de la inferioridad femenina y la justificación de la idea de sometimiento a la figura masculina.

Política y socialmente mucho ha llovido desde entonces, y es por esto que sorprende encontrar aún hoy opiniones de la jerarquía católica, que parecen recién sacadas del diario personal de Santo Tomás. Mujeres en un papel de sometimiento, al servicio de la procreación y el papel de cuidado, y derechos sexuales y libertad sexual como sinónimo de debilidad social y expresión de la parte oscura del ser humano.

La hemeroteca echa chispas con las referencias al respecto. El Arzobispo de Granada, Javier Martínez, con una homilía en la que justificaba los abusos sexuales a las mujeres que hayan abortado. Las declaraciones del Obispo de la diócesis de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, en las que vinculaba directamente la violencia machista con las parejas de hecho y con las separaciones y divorcios. El obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez, afirmando que algunos menores incitan al abuso sexual y comparando los abusos y agresiones sexuales con la homosexualidad. Son algunos ejemplos de los últimos años.

En estos días hemos incorporado a esta colección las declaraciones del Obispo de Tarragona, Jaume Pujol Balcells, que fiel a las enseñanzas de Aquino nos recuerda que nuestra obligación es cuidar a nuestros maridos porque “son el niño más pequeño de la casa” (sic) y que las mujeres no pueden oficiar misa “porque cada uno tiene una función” y da por zanjado el tema sin esperanza de modificación futura basándose en el hecho de que él no puede “traer niños al mundo”.

Como ha dicho Dolores de Cospedal en relación con las declaraciones del Arzobispo de Valladolid, Ricardo Blázquez, sobre la designación de Soraya Sáenz de Santamaría, como pregonera de la Semana Santa vallisoletana, “cada uno tiene sus opiniones”, y si algo positivo podemos decir de la iglesia católica en este ámbito, es que la coherencia ha sido la característica principal de su posición sobre este tema desde el mismísimo siglo XIII.

No. Definitivamente no estoy de acuerdo con las opiniones del arzobispo de Valladolid sobre la idoneidad de la Vicepresidenta para participar como pregonera en un acto social y cultural, que excede desde hace mucho tiempo de su dimensión estrictamente religiosa, como es la Semana Santa. Tampoco estoy de acuerdo con la versión corregida de sus declaraciones en las que afirma que tan sólo criticaba el proceso de selección y no a la seleccionada. Con este acervo, dudo mucho que los criterios de la jerarquía católica deban ser tenidos en cuenta para casi nada en la vida civil, en especial para todo aquello que tiene que ver con los derechos y el papel social de las mujeres. Por lo demás, que cada cual piense como quiera y, desde luego, responda por ello.

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