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Las ‘amistades peligrosas’ en Cataluña: nacionalismo y catolicismo

La reciente carta en la que personas adictas a Mas, que se declaran cristianas, piden el apoyo de los creyentes del resto de España aviva una vieja polémica. ¿Qué papel ha desempeñado el catolicismo en la historia de Convergencia?

La reciente carta en la que personas adictas a Mas, que se declaran cristianas, piden el apoyo de los creyentes del resto de España aviva una vieja polémica. ¿Qué papel ha desempeñado el catolicismo en la historia de Convergencia? ¿Qué relaciones ha tenido el nacionalismo catalán con los sectores más retrógrados de la iglesia?

El nacionalismo catalán y la iglesia más conservadora tienen una vieja historia. Desde las guerras carlistas del XIX – recordemos que el carlismo tuvo un fuerte arraigo en Catalunya – al racista doctorRobert, alcalde de Barcelona en los inicios del siglo XX y discípulo de Sabino Arana, que se entretenía en medir cráneos, hasta llegar al nacional catolicismo de miembros de la Lliga deCambó pasados al franquismo, como fue el alcalde de Barcelona Josep Maria de Porcioles, un sector de la iglesia catalana ha estado al lado del nacionalismo más rancio.

El catalán no está bien casado si no va con su mujer a Montserrat
Jordi
 Pujol asumió la frase atribuida al obispo de Vic Torres y Bages, acerca de que Catalunya sería cristiana, o no sería. En cierta ocasión, ante un auditorio de periodistas, afirmó que el buen catalán era del Barça, iba a buscar setas y visitaba Montserrat una vez al año. Era su consejo a los que quisieran integrarse “com Déu mana” en Catalunya.

Más radical es su esposa, Marta. Miembro activo de colectivos anti abortistas radicales, se ha enfrentado a los colectivos feministas en numerosas ocasiones. Pura ideología ultramontana. Y es que las organizaciones católicas más reaccionarias han apoyado siempre a los Pujol. Éstos, a cambio, han otorgado generosas subvenciones a sus colegios privados. Dichos centros mantienen, a día de hoy, la segregación por sexos y métodos pedagógicos que se alejan de la modélica escuela catalana de la que tanto hablan los nacionalistas. La actual Consellera de Educación, Irene Rigau, una de las querelladas por el simulacro de referéndum, ha defendido a capa y espada el dinero que les destina, mientras que alumnos de la pública deben acudir a clase en barracones o no se cubren las plazas vacantes del profesorado.

Es el diezmo que paga con el dinero de todos un partido que piensa que, o somos cristianos o no somos catalanes.

Cristo y Catalunya
El Pujol joven multiplicaba las reuniones para captar adeptos entre los hijos de clase alta, con una idea de Catalunya cercana a la que el propio Pujol narra. Dice que, de pequeño, al ver una masía en ruinas, recibió un impacto emocional y se decidió a salvar a Catalunya de su postración. Poca postración debió pasar, porque su padre, Fulgenci, compró la Banca Dorca, creando lo que posteriormente sería Banca Catalana. En una Catalunya de posguerra, miserias y represión, los Pujol no vivieron mal, siempre jugando con un catolicismo bien visto por el régimen. El movimientoCrist i Catalunya, del que fue activo militante y cofundador, iba en ésa dirección. No en la de la iglesia volcada en los barrios obreros, la de los cristianos de base. Era la iglesia de los que siempre.

El encarcelamiento de Pujol por hacer propaganda catalanista, lo que se ha venido en denominarEls fets del Palau, mitificados hasta el límite, fue mitigado por la ayuda de sectores eclesiásticos. Siempre ayudándose. Otros presos no tuvieron ésa suerte.

Miró i Ardévol: “Me alegra que haya triunfado Pinochet”
Cuando Pujol tuvo que gobernar acudió a los sectores más reaccionarios. Bien estaba tener liberales como Trias Fargas, a quien temía. Pero quería alguien que representase su idea religiosa. El momento llegó en 1988, con Josep Miró i Ardévol, creador del movimiento E-Cristians, que defiende no votar listas que incluyan a personas favorables al matrimonio homosexual, el aborto o la igualdad de género. Fue conseller, diputado al Parlament y concejal en Barcelona. Y llegó a decir, a propósito del suicidio de Allende, que se alegraba mucho del triunfo de Pinochet. Pujol lo calificó como un cristiano de piedra picada.

Ésa es la idea que tiene el nacionalismo catalán del cristianismo.

Cartas marcadas
Nada han cambiado las cosas. La carta abierta de la que hablamos al inicio es una muestra del subterfugio que rige en el nacionalismo, profundamente conservador, carlista, y autoritario. Véase una prueba. A pesar de autocalificarse de “intelectuales”, lo cierto es que entre los firmantes hay más cargos políticos que otra cosa: Joan Rigol, ex presidente del Parlament, o Nuria de Gispert, presidenta actual; los ex Consellers Antoni Comas y Joaquim Ferrer; el sacerdote Josep Maria Ballarin, escritor y autor de cabecera de Marta Ferrusola, o la “savia nueva” que representa Toni Comín. Pura sociedad civil, como se ve.

Poco a nada que ver con la fe y sí mucho con los intereses sectarios. Eso sí, tot per Catalunya.

Miquel Giménez es periodista y escritor. Ha trabajado como guionista en la radio con Luis del Olmo, Julia Otero y Xavier Sardà

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