El mundo laico italiano manifestó este jueves su satisfacción por la decisión de la Corte Constitucional de declarar ilegítima la norma más controvertida de la ley para la fecundación artificial.
La Corte italiana declaró inconstitucional la noche del miércoles un artículo de la ley de 2004 que limitaba a tres el número de embriones que se pueden implantar, lo que obligaba a miles de parejas italianas con problemas de esterilidad a viajar al extranjero para poder tener un hijo.
"Es una decisión justa y sabia", declaró a la AFP el ginecólogo Vincenzo Spinelli, de la asociación laica Aied que combate a favor de "la procreación libre y responsable".
La Asociación Mundial de la Medicina para la Reproducción calificó por su parte de "triunfo del Estado laico" la decisión de la autoridad judicial, que anula una disposición adoptada sobre todo por presión de la Iglesia, que se había pronunciado por la abstención en el caso de que se celebrara un referéndum para anular la ley.
Para el presidente de la Comisión Pontificia para la Vida, monseñor Elio Sgreccia, se trata de un "paso hacia atrás" e implica una "selección genética de la especie humana".
Para la iglesia católica se "sacrifican numerosos embriones y el médico puede caer en la tentación de seleccionarlos", dijo.
La condena de la norma refuerza a los sectores más laicos de la sociedad italiana, sacudidos por la ofensiva católica y conservadora que provocó el caso de Eluana, la mujer a la que el padre logró en febrero que desconectaran tras 17 años en coma.
Tanto el gobierno conservador italiano como la iglesia italiana intentaron con todas los instrumentos a su alcance de evitar que se cumpliera la decisión de la Corte Suprema que autorizaba el retiro de las sondas que le garantizaban la vida a Eluana.
Como respuesta, la mayoría conservadora en el Senado aprobó hace una semana un proyecto de ley que prohíbe suspender la alimentación de los pacientes en coma vegetativo aunque lo hayan solicitado por escrito en sus últimas voluntades.
El límite de tres embriones obligó a miles de futuras madres italianas a viajar al extranjero, la mayoría a España, para lograr un embarazo.
Según una investigación de la Sociedad de Estudios sobre la Medicina Reproductiva, de 1100 parejas europeas que se sometieron a tratamiento para la procreación artificial, 40% tenían nacionalidad italiana.
