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Laicismo y salud pública: libertad de elección durante todas las etapas de la vida

Introducción
La salud pública necesita, como todo otro aspecto de la sociedad, de una reflexión laica.
De hecho, en este campo se toca a lo más íntimo de la persona, su cuerpo expuesto al dolor y al malestar, pero también su cuerpo confrontado a interrogaciones reflejadas en su identidad física, su sexualidad y su aptitud al dolor.
Al mismo tiempo, la manera de organizar las estructuras de atención médica y sanitaria y su estatus de servicio público, en muchos casos, les somete a la exigencia de neutralidad.
De la misma manera se somete al personal a una obligación de reserva, sobre todo en lo que toca a sus convicciones religiosas.
Sin poder entrar en detalle en el debate de los límites entre libertad individual y prescripciones religiosas del personal sanitario y de los pacientes, mi intención en esta conferencia es la de exponer ciertos temas en los cuales el movimiento laico belga ha obtenido avances considerables para ampliar los derechos de las personas con respecto a la salud pública.

La contracepción y el aborto
Sea cual sea el plano –social, económico o político-, el acceso de las mujeres a la verdadera emancipación pasa a través del control de su cuerpo. Cómo imaginar la autonomía sin poder planificar su vida ? La máxima “tendremos los hijos que queremos, si queremos y cuando los querremos” no es posible sin disponer del dominio de la reproducción humana y el acceso a medios contraceptivos fiables.
La posibilidad de disponer de su cuerpo constituye un logro de las mujeres del siglo veinte. Sin embargo, la voluntad de limitar los nacimientos data de principios del siglo diecinueve. A través del control de la natalidad, las clases privilegiadas querían evitar la división del patrimonio familiar. Luego, el movimiento sindical busca también el limitar el número de futuros trabajadores, de tal manera que los salarios se mantengan bajos (recordemos que, por la misma razón también se quería excluir a las mujeres del trabajo asalariado).
Pero si la voluntad de controlar la natalidad existe, los medios eficaces para hacerlo tardan en aparecer. Hasta los años veinte, que es cuando los primeros preservativos hacen un tímida aparición en Europa, los únicos medios contraceptivos accesibles son el coito interrumpido y el método Ogino, los cuales son muy poco fiables. En esta situación, es comprensible que el aborto fuera el medio de contracepción más utilizado.
Hay que esperar el final de los años cincuenta, para la llegada de la píldora contraceptiva, pero, al principio ésta era muy cara y los médicos tenían mucha desconfianza en ella. De nuevo, es a partir de los años sesenta y setenta que presenciamos un verdadero hito en la historia de la emancipación de las mujeres.

En Europa Occidental, se observan más similitudes que diferencias en el acceso a los medios contraceptivos. Sin embargo, el cuadro legal difiere en función del pasado de país. En aquellos países en donde se debieron abolir leyes muy restrictivas en el pasado (como Francia, Bélgica e Irlanda), las leyes que abrieron el acceso a la contracepción fueron objeto de largos combates y de cambios profundos. En el caso de países más tolerantes, como Holanda e Inglaterra, la legislación respecto a la planificación familiar se dirigía a confirmar este derecho y el del acceso a la información correspondiente.
En los casos de los países menos abiertos a la contracepción, las luchas por el acceso a la misma y a la información sobre los medios contraceptivos debían enfrentar prejuicios religiosos y culturales. Los médicos que contribuyeron al desarrollo de este derecho tan esencial sufrieron amenazas y persecuciones. Es el caso del doctor Willy Peers, en Bélgica. Este médico humanista comprende desde muy joven que el parto sin dolor y el derecho al aborto eran esenciales para defender la integridad y la dignidad de las mujeres. Fue arrestado por practicar abortos en condiciones seguras, evitando así que las mujeres recurrieran a abortos peligrosos. Su encarcelamiento movilizó al movimiento laico, pero también a ciertos católicos, como el canónigo de Locht. Así mismo, en mil novecientos ochenta y tres, el doctor Hubinon fue encarcelado bajo pretexto que el aborto no era despenalizado aún, a pesar de que desde hace diez años, no habían recursos en ese sentido.
En parte gracias a esta movilización, argumentos de peso van a surgir ante la opinión pública, haciendo evolucionar las cosas:
1. Se constata que un cuarto de los matrimonios en esa época se debían a un nacimiento no planificado. En esta situación, la gente sentía que caía en una trampa.
2. Los abortos clandestinos son un verdadero problema de salud pública. Muchas mujeres morían o quedaban estériles luego de sufrir intervenciones en condiciones precarias.
3. En ciertos países, como en Bélgica, el número de abortos era casi tan importante como el número de nacimientos. Se toma consciencia de la importancia del acceso a los medios anticonceptivos
Ahora, los centros de planificación familiar son muy difundidos y Bélgica tiene una de las tasas de utilización de la contracepción más altas del mundo. Este aumento de la cobertura en materia de acceso a la planificación familiar, pero también a la información en materia de contracepción, ha tenido un impacto considerable sobre el nombre de abortos. Su número ha disminuido considerablemente a mediano plazo.
Esta situación difiere de la de otros países que pese a prohibir el aborto, mantienen tasas importantes de práctica del mismo. Esto se explica por la falta de acceso a la contracepción. Una vez más, podemos observar que la represión no resuelve el problema.
A partir de mil novecientos setenta, los países de Europa occidental adoptan leyes que autorizan el recurso a la interrupción voluntaria del embarazo. Ahora Irlanda, en dónde el aborto es además de ilegal anticonstitucional, es una excepción. De la misma manera, en Europa oriental, Polonia vuelve a prohibirlo a partir de mil novecientos noventa y tres, época que marca el retorno de la influencia católica, luego de la caída del comunismo.
De manera comparable, en Ecuador, actualmente, los colectivos de mujeres por el acceso al aborto seguro llaman la atención sobre cifras escalofriantes: cada cuatro minutos una mujer aborta en esta país. La mayoría sin ningún tipo de atención profesional y en condiciones deplorables.
Cuán grato fue el enterarme, en este contexto, que en Uruguay una legislación de despenalización del aborto está siendo discutida, inspirada en la experiencia de otro país latinoamericano: Cuba.
Los argumentos avanzados para justificar el derecho al aborto reposan sobre diversos tipos de consideraciones. Los puntos comunes son:

– la voluntad de eliminar el peligro de muerte que amenaza a las mujeres que recurren a abortos clandestinos
– la reivindicación de la autonomía reproductiva de las mujeres
Luego de muchos años de legalización del aborto en Europa se puede observar que esta medida, acompañada de una buena cobertura de información en materia de contracepción a hecho disminuir el recurso a la interrupción voluntaria del embarazo en lugar de aumentarla, lo cual era temido por sus detractores
La contracepción y el acceso al aborto legal y realizado por un profesional de la salud han permitido a las mujeres el escoger la maternidad. Esta posibilidad de decidir se transforma en una elección social, ciudadana y responsable. Ser mujer y ciudadana se vuelve primordial y pasa antes del hecho de ser madre y esposa: la mujer es reconocida como sujeto y no a través de un rol y de una función. Es lo que le permite liberarse de una identidad asignada de reproductora social y biológica, abriéndole las puertas de otros contextos de acción, en la esfera pública.
A partir de ese momento, se puede pensar en la sexualidad femenina como algo enriquecedor y no como un peligro. Vivir su sexualidad sin miedo y sin el control social del padre, del marido, de la iglesia o del estado: eso sí es una verdadera individualización, una verdadera autonomía. Es esta nueva realidad que permite finalmente a las mujeres el liberarse de las imágenes de virtud y de abnegación vehiculadas por la tradición. De hecho, no olvidemos que la negación de la sexualidad femenina encarna la imagen de la virgen-madre de un dios-hombre.

Posición del Centro de Acción Laica de Bélgica sobre el final de la vida
El final de la vida está ligado a dos temas muy importantes para el movimiento laico en Bélgica: la donación de órganos y la eutanasia.
1) La donación de órganos
Desde 1986, la ley belga nos permite, cuando fallecemos o cuando aún estamos en vida, el donar nuestros órganos, como un acto de solidaridad laica. El sistema es el llamado «opting-out», el mismo que presume el consentimiento de todo ciudadano a donar sus órganos cuando fallece, a menos que se haga una declaración explícita de oposición.
Esta ley ha sido modificada tomando en cuenta el respeto de las personas mayores de edad que se encuentran en la incapacidad de manifestar su voluntad ya que la nueva ley prohíbe que se pueda disponer de los órganos de estas personas, lo cual difiere de la ley precedente que lo permitía. La misma afirma además el carácter personal del consentimiento de los menores de edad a la donación de órganos, así como el hecho que las declaraciones de oposición redactadas por los padres en relación a la posibilidad de donación de órganos de sus hijos. Estas declaraciones son anuladas al llegar los menores a la mayoría de edad. De esta manera, compete exclusivamente al adulto la decisión de donar o no sus órganos. El Centro de Acción Laica ha apoyado este avance en la legislación.
A pesar de la opción de “opting-out”, la falta de órganos disponibles es importante. Por esta razón, el Parlamento de la Valonia, en el Sur de Bélgica votó una resolución que estimula a los municipios a participar en acciones de promoción de la donación de órganos. Los municipios invitan de esta manera a sus habitantes a llenar un formulario en el cual se hace una declaración explícita de donación de órganos en caso de muerte accidental. Esto evita a los familiares el tener que tomar decisiones en pleno proceso de duelo por la pérdida de un ser querido. Pero también permite que se agilite la extracción del órgano del donante dando a la trasplantación mayores posibilidades de éxito.

La legislación belga permite asimismo que sea donado cualquier material humano así como la donación de su cuerpo a la ciencia. Todo ciudadano belga tiene la posibilidad de decidir qué destino tendrán sus restos.
2) La eutanasia
Este año festejamos los 10 años de la ley de despenalización de la eutanasia bajo ciertas condiciones, la cual fue votada tras un muy largo debate tanto en el Parlamento como en el seno de la sociedad. 10 años que se ha abierto un espacio de libertad y de respeto de la autonomía de cada una y de cada uno ante la muerte, a través de condiciones muy estrictas.
Esta ley ofrece a todo ciudadano, sea cual fuere su concepción religiosa o filosófica, la posibilidad de decidir su muerte. El interés del movimiento laico acerca de las cuestiones ligadas al final de la vida es su antecedente ya que se considera que el derecho de cada una y de cada uno a disponer de su cuerpo constituye un pilar de la dignidad humana. Así como cada cual debe poder tomar decisiones sobre su vida, se debe también poder tomar decisiones respecto a su muerte. Esta posibilidad de poder decidir se apoya sobre valores de libertad, de respeto y de autonomía de la persona.
En 2012, también celebramos los 10 años de la adopción de dos otras leyes complementarias a la ley sobre la eutanasia: la ley relativa a los derechos de los pacientes (incluido el derecho de negarse a la obstinación terapéutica) y la ley relativa a los cuidados paliativos. Es importante distinguir la eutanasia, que es un acto voluntario de poner fin a la vida de una persona, lo cual difiere de la no obstinación terapéutica o abstención de tratamiento, como últimamente se ha tratado en Argentina.
El Centro de Acción Laica siempre ha considerado que una legislación como esta es necesaria, que la misma debería crear un espacio de libertad que permita al médico acceder a las demandas de eutanasia de un paciente que manifiesta un sufrimiento físico o psíquico imposibles de calmar y causadas por una afección grave e incurable.
Si bien ciertas dificultades prácticas subsisten (abuso de la cláusula de conciencia personal del médico que se transforma en ciertos casos en cláusula institucional) el Centro de Acción Laica estima que la ley relativa a la eutanasia sigue siendo un ejemplo que convendría aplicar y ampliar en ciertos casos como la apertura del mismo a los menores de edad y la ampliación de la duración de las declaraciones anticipadas.
Esta libertad de escoger la propia muerte no existe actualmente fuera de países como Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Con respecto al suicidio asistido, solo es posible en Suiza y en los Estados de Oregon, de Washington y de Montana en América del Norte. La Corte Constitucional de Colombia ha decidido en 1997 al respecto del principio, sin embargo el Parlamento no ha concretizado el mismo a través de una ley.

Conclusiones
A manera de conclusión, por causa de siglos de educación cristiana, muchas personas continúan creyendo que sus cuerpos pertenecen a dios y que no pueden disponer de ellos con total libertad. Muchos desean llegar al paraíso, íntegros y sin pecado. El pensamiento libre gana terreno, gracias a movimientos como el nuestro y permite convencer a las personas que otra relación con sus cuerpos es no solo posible sino deseable y esto en nombre de la libertad y de un mayor bienestar.
Sin embargo, estos logros laicos son susceptibles de ataques y de cuestionamientos a través de los avatares de la vida política y del regreso al poder de fuerzas conservadoras, portaestandartes de los intereses de la iglesia.

Ustedes están familiarizados de este tipo de riesgos, como fue el caso en Chile. Pero esto también ocurre en Europa, más precisamente en España, en donde se ha cuestionado la ley de la despenalización del aborto.
Ningún logro es definitivo, lo que nos obliga a una grande vigilia a través de nuestras asociaciones nacionales y de nuestras redes laicas internacionales

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