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Laicismo y jerarquía católica

En este nuevo año, estamos asistiendo a unas declaraciones casi constantes de diversos miembros de la jerarquía de la Iglesia, entre los que destaca el arzobispo de Toledo y actual vicepresidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Antonio Cañizares. El monotema al que se refieren es siempre el mismo: el peligro del laicismo para la sociedad.

Así, en una de sus últimas homilías indicaba que " A su entender, el problema más radical que tiene España, en estos "momentos muy complicados", reside en la negación de Dios y vivir como si Dios no existiera, puesto de relieve y propugnado en la difusión alarmante del laicismo ideológico y excluyente de nuestra sociedad".

Parece ser que está echando la bronca a la sociedad española en general, debido al galopante proceso de secularización que se está produciendo en la misma. Tiene miedo a admitir una realidad cada vez más asumida: las personas vamos conformando nuestra conciencia, con una moral y una ética muy amplia, basada en unos principios cívicos y democráticos, como se recogen en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Una moral y una ética que se alimenta también de la experiencia, del conocimiento de ideas y convicciones como el humanismo, de las diversas religiones… y todo ello lo plasmamos en nuestra convivencia y relación con los demás, asumiendo unos principios de libertad, solidaridad, respeto e igualdad de todos ante la ley.

El laicismo no niega ni afirma que dios exista, lo que cree y defiende es la libertad de conciencia del individuo como derecho universal, que es más amplia y engloba a la libertad religiosa. Además exige al Estado que garantice esa libertad para todos, y que no favorezca a ninguna en particular en prejuicio de las demás. Por eso quiere que el Estado sea totalmente aconfesional como recoge la Constitución, y que no conceda privilegios a ninguna convicción ni confesión religiosa, como está haciéndolo con la iglesia católica, tanto en el plano de la financiación como de la educación.

Quizás esos momentos complicados que percibe el cardenal, sean fruto del doble divorcio cada vez mayor que existe, por una parte entre la iglesia poderosa y opulenta que representa la jerarquía y una amplia mayoría de creyentes que viven una fe y una religión más consecuente y liberadora, y no se sienten representados por esa jerarquía; y por otra parte entre la iglesia y la sociedad en general, que no entiende cómo siguen manteniendo la discriminación de la mujer, al negarla a acceder a puestos y cargos dentro de su iglesia, cómo siguen oponiéndose al uso del preservativo como forma de evitar miles de muertes por el sida, cómo siguen discriminando a las personas según sus opciones sexuales, y en general cómo desautorizan leyes y decisiones que democráticamente legisla y aprueba el Parlamento.

Me da la impresión de que la iglesia se parece mas a un “partido político” a las órdenes del Estado Vaticano, y al que el Gobierno, mediante unos Acuerdos que aún no se conocen en su totalidad sigue permitiendo su financiación con dinero de todos, y que además se la permite, según se recoge en los Reales Decretos de la LOE, aprobados recientemente para la Educación infantil, primaria y secundaria, adoctrinar a nuestros hijos dentro de los colegios públicos y concertados, ya que la asignatura de religión se mantiene en todos los centros, en horas lectivas y con valor curricular. Y encima se quejan.

Creo que el laicismo es una opción válida que se va abriendo camino en una sociedad cada vez más plural étnica y culturalmente, conviviendo cada vez un mayor número de confesiones distintas y de convicciones de todo tipo , creyentes y no creyentes. La solución no está en el fundamentalismo que es inherente a muchas confesiones religiosas, sino en el laicismo como garante del respeto y derecho que tienen todas ellas a convivir en igualdad de condiciones.

Aquí en Rivas, desde la Asociación Laica, queremos ir contribuyendo a crear un espacio de discusión al que invitamos a los que desde distintas convicciones quieran contribuir a que el laicismo vaya avanzando en la sociedad.

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